La razón por la que volví

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-Editt?-
-Que pasa Olivia?- contesté a la voz del teléfono mientras me recostaba de una forma más cómoda, llevábamos ya dos horas en llamada.
-Por que dejaste Estados Unidos? Suena que era genial la escuela allá, no entiendo.
Tragé saliva mientras buscaba las palabras para explicarlo sin dar mucho detalle.
-Lo dejé porqué le hice una promesa a una persona de regresar-
-A quien?!- preguntó intrigada - Eso jamás me lo contaste-
A Ricardo quería gritar! -Fue solo una ilusión, que rápido pasó, y se esfumó, no hay nada que contar- contesté amablemente pero ella no estaba contenta e insistió
-Lo has visto? Les has hablado? Sabe que volviste?-
-Si le ví, si le hablé, pero no creo que sepa que volví por él-
Confundida insistió en preguntar si lo conocía, y para mí suerte su mamá le llamó que ya colgará el teléfono que me vería mañana en la escuela y ella necesitaba hacer una llamada.
-Mañana me cuentas!- me amenazó
-Hasta mañana-

Nerviosa acomodé las hojas impresas de los correos que habíamos intercambiado él y yo. Tendría que decirle todo a Olivia, ya había preguntado. La chica de baja estatura atravesó el salón corriendo hasta mi, ansiosa y emocionada, exigiendo que le contara todo.
-Por dónde empiezo?-
-Por el principio-
Le conté como te conocí, que no supe jamás tu verdadero nombre, solo te llamaba Zyro. Le conté que a ambos nos gustaba la poesía, y que eras un gran escritor. Le conté que jamás supiste como me veía en persona, por qué poco después de conocerte me llevaron a vivir al extranjero, le dije que me contaste muchos secretos, sin revelarlos, le mostré algunas de tus poesías que solo yo conocía, te describí cuidando que ningún detalle revelará que eras tú. Mis manos temblorosas le mostraron el último correo que recibí de tí, cuando decidí regresar, cuando expresaste tu impotencia por tenerme lejos, y cuánto habías soñado con conocer mi sonrisa, lo que añorabas tener tu mano sosteniendo mi mejilla y darme el beso que tanto e añorado. Mis ojos comenzaron a llorar cuando preguntó por qué no te había ido a ver? Por qué no te había dicho que regresé por ti?
Tenía vergüenza de admitir que tal vez te parecería fea, demasiado alta, demasiado rubia, no lo suficientemente delgada, no lo suficientemente arreglada, no lo suficiente. Así que solo lloré amargamente mi decisión, en silencio como lo había hecho casi todas las noches desde que llegué aquí. Me sentía tan mal que tuve que fingir que vomitaba para que me dejaran ir temprano a la casa, quería confesarte todo, que soy yo, que estoy aquí, que regresé por ti.

En mi casa no había nadie como te costumbre, paseaba por el cuarto pensando en que decirte, en mí computadora estaba abierto un correo dirigido a ti. Hacía más de 4 meses que no te escribía, ni siquiera para decirte que yo también te necesitaba, que cada día que pasaba lejos de ti me parecía una eternidad, una penitencia. Y aquí estaba, a unos pasos de tí, a dos salones del tuyo, a una palabra de que supieras quien soy. Leí los correos que no me había atrevido a abrir, estabas preocupado, desesperado por qué no te contestaba, podía sentir tu molestia crecer, hace un mes que no me escribes, me dijiste que alguien te estaba gustando, que deseabas que fuera yo, que me imaginabas en ella, mi corazón saltó de emoción, quizá, quizá...

Mi mejor amiga OliviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora