Unos converse negros

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Olivia tenía novio.

Realmente ninguna había tenido uno en toda la extensión de la palabra, digo estaba Ricardo y Gerardo pero tampoco pensábamos que ellos contaban. Yo seguía siendo importante para ella pero ya no era lo mismo, la próxima semana cumplirían 4 meses de novios, se querían mucho y eso también me hacia feliz. 

 Ella me tomó de la mano y con la otra abrazó a Erick mientras me contaba como eran sus nuevos compañeros, se encontró con viejas amigas de la primaria, yo intentaba prestarle atención pero la estática en mi mente interfería mis pensamientos. Como podía alguien sentirse tan sola? Aun era mi mejor amiga pero... ya no me comprendería.

Caminamos un poco por lo que pensé era sin rumbo hasta que nos detuvimos en una mesa bajo un árbol, entonces me di cuenta donde estábamos. Miré alrededor en busca de unos converse negros, ahora había pocos chicos pero eran notablemente diferentes al resto de la escuela; llevaban pulceras por todo el brazo, broches de calaveras, mangas a rayas debajo de la camisa del uniforme, llaveros de Jack Skellington, converse rotos, cabellos despeinados, mochilas y morrales con colecciones enteras de pins y logos de bandas cosidas sobre ellas. Y el cabello... su cabello era largo hasta la cadera como Erick o tapaba uno de sus ojos. 

-Son los amigos de Erick- susurró Olivia -conocí a algunos estas vacaciones-

Sentí la necesidad de contarle sobre los converse negros, de preguntarle si quizá... sabia si estaba ahí Zyro. Pero solo sonreí y me senté a su lado. 

En unos minutos comencé a sentirme realmente incomoda, estábamos rodeados de extraños, curiosos por conocer o saludar a Olivia la novia de Erick. Me levanté despacio y caminé entre ellos pasando totalmente desapercibida, con la mirada baja me alejé lentamente y caminé hacia la explanada y al dar la vuelta por el edificio de primero me estrellé contra un par de personas. Abrí los ojos sentada en el suelo sin alzar la vista con vergüenza, unos converse negros se tambalearon frente a mi. Los observé con horror y comencé a levantarme para huir, una voz grave me preguntó -Estas bien?- Alcé la vista deprisa conteniendo la respiración, quizá... si... quizá si es él. Mi decepción debió mostrarse al instante por que enseguida contestó -Disculpa? que te pasa? si tu me chocaste a mi- su voz sonó molesta, los otros chicos que le acompañaban lo persuadieron de dejarme en el piso y me rodearon para pasar hacia el árbol. 

No era él. No me importaba que ahora este chico me odiara por que no era él. Me sacudí el polvo antes de levantarme y mi pierna sangraba de nuevo, debí lastimarme al caer. Caminé derrotada hacia la enfermería y decidí no salir hasta terminar las clases, mi dignidad si es que quedaba alguna se acababa de terminar con las intensas miradas y un chico que me gritó -Mal día?- al pasar junto a mi.

Esperé a que la mayoría de alumnos se hubieran ido antes de entrar por mi mochila y prácticamente trotar hacia la puerta de la escuela donde el guardia de hoy en la mañana parecía burlarse de mis penas, también debía pensar en lo estúpida que fui al saltar la cerca. 

Caminé hacia mi casa, una vez que estuve suficientemente lejos de la escuela sentí rodar gotas calientes y saladas por mi rostro, por mis labios, por mi cuello, rodaron hasta el suelo, cada una en silencio, los autos pasando por la avenida silenciaban mis sollozos, el camino se hacía borroso, estaba mareada, y caminaba con debilidad, mi respiración se hacía lenta y dificultosa. 

Desperté con el sol de verano quemando mi rostro aplastado en el pavimento, me había desmayado? 

Me levanté por tercera vez en el día del piso y corrí el resto del camino. No importaba el dolor de mi pierna, ni el calor, ni mi mochila abierta y llegué a mi casa cubierta en sudor, agitada y los ojos inchados de tanto llorar. 

Ahora debía pensar en que decirle a mi mamá para que me cambiara de escuela. La preparatoria mas cercana después de esta quedaba a dos autobuses de distancia y sabía que no sería fácil convencerla y estaba Olivia... no quería dejarla. Sacudí la idea de mi cabeza. Debía ser valiente, ya mañana nadie recordaría, solo fue eso. Un mal día.


Mi mejor amiga OliviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora