Apenas estaba bajando el sol cuando salimos de clase de informática, Gerardo tomó mi mano y me dijo vamos por un raspado, no pude responder, él ya me llevaba hacia nuestro destino.
Se sentía bien, no lo voy a negar, que alguien más se hiciera cargo de todo, que tuviera iniciativa, que fuera tan salvaje, y tan valiente. Fer fácilmente le habría quebrado los dientes, sin embargo no huyó de la situación, la enfrentó por qué me vio en problemas, estaba agradecida, intrigada, deslumbrada?
Nos sentamos en un lugar que se llamaba "Las Paraguas" supongo que por las sombrillas sobre las mesas en la explanada del parquesito al que caminamos, había muchos árboles, y arbustos, a una esquina del parque estaba erguido un reloj alto, y al centro de este parque una gran fuente con una sirena desnuda que sacaba agua por la mano, me quedé observando el agua saliendo en pequeños chorros, sumida en mis pensamientos.
-Espero que te guste la leche quemada con durazno- dijo Gerardo mientras se sentaba y deslizaba un gran vaso de raspado frente a mis ojos.
-Es mi favorito- sonreí, y él tomó mi mano, no intenté safarme.
Platicamos por casi dos horas sentados en esa mesita, el raspado a medio terminar estaba derretido sobre la mesa.
-Ven vamos a sentarnos en aquella banca debajo de aquel árbol- me dijo mientras jalaba de mi mano
-Debería irme ya es tarde- contesté volteando a ver el reloj del parque -casi las 7-
Su cara se puso triste -un ratito más- suplicó y no pude resistir su ternura.
-De acuerdo- Acepté y nos sentamos. Él con una pierna a cada lado de la banca de modo que estaba de frente a mi, y yo volteando hacia la sirena.
-Me vas a contar que pasó en la tarde?- por fin preguntó sobre Fernando.
Le conté con poco detalle que él había hecho algo que me hizo muy infeliz. Intenté cambiar de tema pero insistió hasta que le conté toda la historia.
Se burló de mí y me dijo que había sido muy cobarde y que todo lo que había pasado había sido mi culpa. Me molesté y justo cuando me levantaba para irme, me tomó de la cintura y del cuello, sonriéndo me acercó a su cuerpo, y me dió otro de esos apasionados besos, sus manos tibias recorrían mi cintura, mi espalda, mi cuello, mis hombros, sus labios suaves chupaban los míos, su lengua entró en mi boca y abrí los ojos en pánico, que debía hacer? Nunca había besado de esta manera. Su dulce lengua recorría la mía, jugeteaba en mi boca, sobre mis labios. Se alejó lentamente de mi boca, y descansó su frente sobre la mía. Justo entonces comenzó a llover con fuerza.
Aún estaba reaccionando de aquel beso apasionado cuando corrimos por el parque hasta una estación de autobús con un pequeño techo, no dijimos ni una palabra mientras esperaba mi camión. Cuando llegó, Gerardo me tomó de la mano, y que bueno por qué me resbalé en el primer escalón, él me salvó y me ayudó con los siguientes tres.
-Se la encargo- le dijo al camionero -Es carga muy valiosa- el camionero asintió y arrancó mientras Gerardo se alejaba.
"Pero que rayos? Conocía al camionero?" Me pregunté más llena de vergüenza que otra cosa, cerré mis ojos y seguí pensando en aquel beso y en aquel chico.
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Mi mejor amiga Olivia
Teen FictionEsta es la historia de una amistad que comenzó en la adolescencia, que superó muchas dificultades, pero el tiempo y la distancia en la adultez, serán motivo de perderla?