Mi maestra favorita

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Los libros viejos de SEP estaban sobre las sillas en el salón y la maestra temperamental, con disgusto nos preguntaba por la lectura del día de ayer. Nadie respondía. Nadie había leído. Dejó su termo a un lado del escritorio y comenzó por preguntar qué libros SI habíamos leído, muchas manos se levantaron mientras algunos emocionados comentaban las revistas que leían mes a mes o los mangas que recién se publicaron. Sus ojos se cerraron al tiempo que ponía una mano sobre su rostro en incredulidad.
Alcé mi mano con timidez y pronuncié algunos de mis autores favoritos -Pablo Neruda, Federico García Lorca, Gustavo Adolfo Bécquer, Mario Benedetti son algunos poetas que me gusta leer-
Sus labios dibujaron una sonrisa y comenzó a hablar del increíble mundo que se encontraba en los libros y de todo lo que podríamos llegar a ser de leerlos, nos habló de su biblioteca personal que constituía un cuarto completo de pared a pared atiborrado de libros, mayormente de novelas, pero en ella se podría encontrar cualquier tema desde salud y ciencia hasta historia y geografía. Le interesaba en particular las historias de heroínas mujeres "Gone with the Wind, Pride and Prejudice, 100 años de Soledad".
No recuerdo una clase que pasara tan rápida como aquella, cuando salimos ese día, llevamos con nosotros una lista de 20 libros cortos que tendríamos que buscar y leer para el final del año escolar, con la promesa de quien no lo hiciera se quedaría en segundo de secundaria. Y eso para mí era motivo suficiente para hacer la tarea. Algunos de aquellos libros, con escritores rusos, y griegos me inquietaban un poco, parecía que no me serían tan agradables como leer los poemas que tanto amaba, pero valía la pena intentarlo.
Esa tarde mientras Olivia y yo fuimos a la biblioteca pública en el centro de la ciudad en buscande estos libros comenzamos a hablar más de la maestra.
-Siempre está molesta?- pregunté.
-No está molesta, solo le fastidia que seamos tan inhutiles- respondió.
Reímos a carcajadas y la encargada nos calló con un aún más fuerte  -SHHHHH- Nos vimos a los ojos mientras presionamos las manos sobre la boca para contener la explosión de risa que vino.
-Es vegetariana- me dijo orgullosa de saber algo que muchos ignoraban.
-Que es vegetariana? Acaso se convertirá en vegetal?- bromié pero no causó gracia.
-Significa que no come nada que sea producto animal- me corrigió Olivia con aires de grandeza.
-Nunca había escuchado de eso- le respondí confundida y ella me confesó que quería ser como ella, una mujer independiente, que tenía a un hombre pero no por que le necesitara, que era creativa, inteligente, hermosa y apasionada.
La miré extrañada y me pregunté que otras historias me habré perdido en medio año sobre ella, me sentía intrigada, y yo también comencé a sentir cierta admiración por la maestra.
El día siguiente en su clase le puse más atención, noté que en verdad era hermosa, su cabello era negro y chino, bien peinado en una coleta baja y apretada, su figura era esbelta con una cintura envidiable para sus treinta y tantos años, casi no usaba maquillaje pero sus pestañas tupidas y de un intenso color obscuro la hacían lucir un rostro estilizado, sus blusas a menudo apretadas, junto a sus faldas largas, coloridas, muy mexicanas, la hacía resaltar entre tanto uniforme gris con blanco.
-Yo también Olivia, quiero ser como ella- le dije casi susurrando.

Mi mejor amiga OliviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora