Hace ya algún tiempo que publiqué en mi tablero "18 cosas sobre mí", mismas que compartí gracias a una nominación que se me hizo hace ya algunos meses.
Pues bien, hoy no es la excepción, y este capítulo especial es publicado en respuesta a ser nominado por mi "super special user" PinkQueen–Gixli_Girl-
Subir cosas tan simples como ciertas aficiones, gustos y demás, sería lo más común y monótono de hacer; así que le daré un ligero giro —tampoco descubriré el hilo negro ni nada por el estilo—, intentando dotar a este relato con algo de comicidad y, por que no, que al mismo tiempo sea ameno y entretenido para todos ustedes, mis preciados lectores.
¡Hola que tal, soy Cathal! Y a continuación te presento mi compendio selecto de absurdeces misceláneas de vida, el cual bautizo como:
—10 Cosas Misteriosas sobre Mí—
1) —Temor a la oscuridad—
¿Quién no le ha tenido miedo a la oscuridad alguna vez? ¿Qué? ¿Soy el único? ¡Bah! No lo creo.
Aunque se hagan los valientes, sé que más de uno ha tenido alguna vez miedo a la oscuridad, pero en mi caso, debo admitir con mucha pena, me duró bastantito, por allá de principios de mi adolescencia, rondando los 12 o 13 años aproximadamente.
Y es que, no se ustedes, pero cuando yo me enfrento —sí, por que a veces siento ese extraño "cosquilleo" todavía— a tener que atravesar una habitación, subir unas escaleras largas, o cruzar un largo pasillo, completamente a oscuras, siento una especie de "roce" recorrerme la espalda, como si "alguien" me estuviese observando o algo así, ¿Qué loco, no?
Y como todo, con la edad lo he ido superando, al grado tal, de que hoy ya ni le presto demasiada atención a esto.
2) —Acrofobia—
Citando a mi consultor de cabecera, Lord Wikipedia, tenemos que la acrofobia es:
Se denomina acrofobia (del griego ἄκρος alto, elevado y φόβος miedo) al miedo a las alturas. Por ejemplo no atreverse a practicar deportes extremos o de alturas, como lo serían la tirolesa, el paracaídas o el parapente.
Fíjense que, por un tiempo, pensé que lo mío era vértigo, tienen ciertas similitudes, pero el vértigo se puede dar incluso sin estar a gran altura, cosa que no me sucede a ras de suelo.
Cuando he estado en lugares muy altos, por ejemplo la Torre Latinoamericana de la Ciudad de México —hoy CDMX, promoción aparte. —, experimentaba una sensación de lanzarme al vacío y al mismo tiempo una imposibilidad para hacerlo, es decir, un "engarrotamiento" —término 100% médico— del cuerpo, una especie de parálisis física, y yo recuerdo haber pensado en aquellos ayeres: —"¿Estoy pendejo o qué?"—. Y aunque la respuesta es "Sí", lo que tenía no era producto de mi pendejez habitual —nótese como me quiero— sino de una fobia... ¿Interesante, no?
3) —Odiaba la Papaya—
Cuantas bromas no me gastaron mis amigos durante la secundaria y prepa cuando yo decía: —"No me gusta la papaya"—. Quienes son de México, o conocen nuestro "pícaro" léxico, seguro que lo entendieron. Pues bien, no me gustaba para nada, no soportaba su olor y por consiguiente no me atrevía a comerla.
No fue hasta que, por infortunios de la vida, estuve internado en el ISSSTE una semana —relato que os contaré a futuro—, que tuve la forzada experiencia con este fruto.

ESTÁS LEYENDO
Onírico
Phi Hư CấuAntología de vivencias; bibliografía inédita de vida; compendio de ilusiones rotas y sueños inconclusos. Estos, y otros más calificativos serían ideales para describir el contenido de este libro, tan tuyo como mío. Al interior de estas páginas enco...