Para quienes me conocen, y me han acompañado desde mi inicio por acá, sabrán que me gusta mucho utilizar frases, refranes y citas, para abordar algún tema y "aderezarlo" un poco. Pues bien, hoy no es la excepción, sin embargo es una ocasión especial, ¿Por qué? Por que ahora cambiaré ligeramente la dinámica.
El tema de hoy gira en torno a una frase, es decir, de esta misma se va a desenvolver todas las siguientes líneas que a continuación van a leer.
—¡Aaaah, ya!, seguramente citaras a Platón, Aristóteles, Sócrates... O tal vez sea algo más contemporáneo como Einstein, ¿No es así? —preguntó la extraña voz que habita en mi cabeza...
Y no, lamento decepcionarte voz-interna-demencial-paranoica, no es de ningún celebre filósofo, científico, o cualquier ramificación que se le parezca.
—¿Entonces?
La frase de la cual hablo, y por la cual debemos el nombre a este capítulo, es:
—No te esfuerces más de lo necesario.
Y el autor: Mi padre (Q.E.P.D.)
¡Hola que tal, soy Cathal! Te invito a conocer mi análisis filosófico y personal, en torno a esta simple, pero profunda frase: "No te esfuerces más de lo necesario".
Comencemos:
Recién acababa de ingresar como docente de nivel secundaria, trabajo que mi padre desempeño durante 30 años, y como en todo nuevo empleo, uno inicia con muchísimo entusiasmo, energía a tope y la mejor actitud para hacer el mejor trabajo posible.
Debido a que mi padre fue docente también, me era muy habitual comentarle acerca de mi labor como profesor. Recuerdo que le contaba emocionado cuando mis alumnos lograban dominar alguno de los temas impartidos y veía resultados muy favorables en cuanto al trabajo realizado, producto final de lo visto en clase; pero él solo se limitaba a expresar: —"Está bien", "Ok" y cosas de ese tipo, sin darle demasiada importancia al asunto.
Al cabo de poco más de medio año que inicié por este camino de la enseñanza, mi padre me comentó un día, antes de partir con destino a mi centro de trabajo, la siguiente oración: —"No te esfuerces más de lo necesario" —¿curioso, no?.
En principio, debo confesar que me parecía molesta esta frase y lo que —según yo— implicaba, pues en esas primeras ocasiones, la interpretaba como una oración conformista y dotada de cierto aire de mediocridad, —"...No más de lo necesario" retumbaba al interior de mi cabeza constantemente y debo admitir que me molestaba un poco, pero... ¿Por qué razón?
Antes de continuar, debo hacer un pequeño paréntesis para explicar algo de la personalidad de mi padre. El fue una persona que podríamos describir como muy... "practica". No era ese típico papá de programa de tv que reparaba el coche, sabía de plomería, carpintería y todo ese tipo de trabajos, no, era más bien del tipo si-alguien-lo-hace-por-mí-mejor, y es que mientras más fácil le hicieras la vida, mejor para él; es más, ni siquiera hacia comparativos en los precios por algún producto o servicio; por ejemplo, si buscaba un taller mecánico, iba con el de siempre, y así, esa persona le cobrara el doble que otros mecánicos, el no iba a batallar buscando esa mejor oferta, simplemente: No se esforzaba más de lo necesario.
Por esta razón es que me molestaba demasiado que usara esa frase en mí, que siempre —o al menos la mayoría de las ocasiones— he tratado de dar ese "extra".
Pues bien, así pasó buen tiempo, y ya me parecía habitual escucharlo nombrar esta oración cada que yo partía con destino a mi trabajo; pero a diferencia del inicio, ahora ya no le prestaba atención a la misma... hasta que después comencé a prestarle mayor importancia y le di un cambio de enfoque...
¿Qué cambió entonces?
La forma de interpretar los resultados de aquello que no está en mis manos resolver, eso fue lo que cambió. Me explico de una mejor manera:
Al inicio de mi carrera, no solo docente sino también como diseñador, yo daba todo de mí, daba mi máximo, e incluso a veces rebasaba mi tope con tal de agradar a mis superiores o clientes, esperando que ellos le dieran el mismo valor que yo le atribuía a mi esfuerzo, cosa que nunca iba a suceder, ni sucedió, debido a que muy difícilmente alguien va a empatizar un 100% con tu sentir y le va a otorgar la misma valoración que tú le das a tu esfuerzo, ¿Cierto?
Fue entonces que volví a mi archivo mental de las frases de papá y "desempolve" la mencionada oración y la desbaste para darle un nuevo enfoque:
—No te esfuerces MÁS de lo NECESARIO.
La frase no dice: "No te esfuerces", "Sé mediocre", "No hagas nada", no, simplemente enuncia que no des "más de lo necesario", en ésta nueva interpretación que le di me dije: —"Voy a dar mi 100% en mi 100% de tiempo", es decir, haré lo mejor que pueda en el tiempo que tengo. Nada de regalar tiempo extra, de llevarme trabajo a casa, de venir los días que no me toca laborar, porque al final de cuentas, nadie va a valorar esos esfuerzos y sacrificios extras, o muy rara vez lo van a hacer, ¿Me equívoco?
Recuerdo que un día llegué a donde mi padre descansaba y veía un programa en la tv, y sentándome a su lado le compartí este hallazgo en la interpretación de su frase y me dijo: —"Así es, estás en o correcto".
—¿Por qué no me dijiste lo que significaba esta frase? —le pregunté en aquella ocasión.
—Por que, ¿Cuál es el punto de darte todas las respuestas sin que intentaras llegar a ellas? Yo solo te di la frase, no intenté explicártela, porque precisamente eso te tocaba a ti descubrirlo en algún momento, recuerda: No te esfuerces más de lo necesario, y eso exactamente hice yo. —me dijo ese día.
Tal vez en muchas cosas no coincidíamos mi padre y yo. Tal vez algunas de sus formas de ver la vida no me parecían adecuadas para mí, sin embargo, debo reconocer que tenía momentos brillantes, y este, es un ejemplo perfecto de ello.
Con lo anterior, no digo que cambies tu forma de pensar o de actuar, yo por ejemplo, sigo tratando de dar mi máximo en muchos de los compromisos que adquiero en mi vida, por que simplemente ya es parte de mi muy particular forma de pensar, sin embargo, sé en que momentos hacerlo, y en que momentos no; y gracias a ello, hoy puedo decir que soy más tolerante y paciente, y que además, me llevo menos frustraciones que antes porque ya no realizo las cosas esperanzado en un reconocimiento o retribución, no, las hago simplemente por una cuestión de convicción personal.
Y bueno, esto ha sido todo en el tema de hoy, espero que os haya gustado tanto leerlo como a mí me gustó escribirlo, y muy especialmente porque de esta forma siento que retribuyo un poco a lo mucho que mi padre dejó en mí cuando todavía convivía conmigo en este plano terrenal.
Sin más, me despido de manera temporal, nos leemos en una próxima ocasión, y hasta que eso suceda nuevamente, yo les dejo:
Un abrazo... Un pulso... Un sentir.
Simplemente, Cathal.
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Onírico
Kurgu OlmayanAntología de vivencias; bibliografía inédita de vida; compendio de ilusiones rotas y sueños inconclusos. Estos, y otros más calificativos serían ideales para describir el contenido de este libro, tan tuyo como mío. Al interior de estas páginas enco...