Capítulo seis

3.6K 103 9
                                    

¿Pero qué hace aquí? Espero que no me haya visto. Lo observo, está acompañado de un niño pequeño al que se parece un poco. Lo coge en brazos de vez en cuando y señala al campo explicando, otras veces ríen. Es adorable. El niño quiero decir, debe de ser su hijo. También está con Sami, aún no se ha recuperado de la lesión. Vuelvo al trabajo antes de que me pille, pero no logro concentrarme. Probablemente ya lo hayan enfocado las cámaras de televisión. "Oh, pero qué veo, si es Reus en el palco. Ha venido a disfrutar del partido en vivo", ya me imagino a los comentaristas.

Una victoria más, y salimos un grupo a cenar. Me gustan los partidos que empiezan entre las siete y las ocho, porque si ganamos ya tengo planes. Así no como platos recalentados de hace dos días ni sola en casa.

Poco a poco se van echando atrás, y acabamos menos de quince personas en un restaurante barato para ellos, un poco caro para mí. Mientras esperamos a que traigan las bebidas, Xabi teclea en su teléfono y pide tres sillas más. Corrijo, ahora somos más de quince, dieciséis para ser exactos. Colocan una silla a mi lado, otra enfrente de ésta y la última en una esquina. Preguntan quién se ha apuntado a última hora, parece que es Sami, los otros dos son desconocidos. Pienso en su pareja y un amigo o familiar, cuando un camarero los dirije a la mesa.

Saluda un Sami arreglado con traje, al que les siguen el pequeño de antes agarrado al cuello de Marco. Evito el contacto visual, pero sé que me observa.

—Bueno, no voy a hacer presentaciones oficiales, ya sabéis que él es Marco Reus —lo señala con ambas manos—, lo vísteis hace unos días. Y el hombrecito se llama Nico —ahora se dirije al niño, tiene un nombre bonito.

Nico se da por aludido y levanta la mano para saludarnos. Le respondo con una sonrisa.

Casi rezo para que se siente Sami al lado, y Nico delante. Pero el universo conspira contra mí, así que acaba Marco entre Nacho y yo, con Nico en frente entre Isco y Dani. Me invade un olor varonil muy seductor, las colonias de hombre son mi punto débil. Tras inspirar y dejar el perfume en mi nariz, planeo ignorarle toda la noche.

—Hola, ¿aún sigues cabreada? —me recuerda.

—Tengo cosas más importantes que hacer antes que estar cabreada contigo —a la mierda el plan.

—Lo tomaré como un sí.

—Tito, ¿quién es esa mujer? —ahí va, resulta que no es su hijo.

—Una amiga, se llama Emily —amiga dice, creo que no tenemos el mismo concepto de "amigos".

—Hola Nico, soy Emily, encantada de conocerte —estiro la mano para presentarme oficialmente, él me la aprieta y sonríe.

—¿De qué conoces a mi tito?

Medito la respuesta antes de darla, no quiero decirle que intentó acostarse conmigo en una fiesta mientras estaba borracho.

—En el último partido de Champions que hubo en Dortmund.

—Ah, ese lo vi en casa. Mamá no me dejó ir porque tenía cole. Mi tito marcó un gol —dice muy orgulloso. Marco se ríe. Tiene una risa suave, dulce, que contagia a su sobrino y finalmente a mí.

—Vaya, parece que le has caído bien —me dice en un tono más bajo—. Es raro que cruce más de dos palabras con un desconocido.

—Suelo llevarme bien con los niños.

—Eso me gusta —creo que acaba de guiñarme un ojo, otra vez.

—… y luego le dije: ¡Pero cómo voy a saberlo, si me has dejado todo el día aquí! —Dani contando sus anécdotas, todos ríen a carcajadas.

Echte Liebe (Marco Reus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora