Capítulo quince

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Aparco a la primera, en la puerta. Un milagro. Entramos y ya están todos sentados en una mesa al fondo, hablando. Miriam es la primera que me ve y se levanta de inmediato para correr a abrazarme. Hace tiempo que no nos vemos.

—¡Emily! ¡Al fin llegas! —me grita al oído. Se gira para ver a Marco—. Y tú debes de ser Marco… —le da un par de besos y lo repasa con la mirada, frunciendo el ceño—. ¿Sabes que te pareces mucho a Reus, el futbolista del Dortmund? ¡Y además os llamáis igual!

Nosotros nos reímos. Me acerco un poco a ella, para decirle en un tono más bajo:

—Miriam, es él. Es Reus —da un grito y se tapa la boca rápido con las dos manos.

Le va a dar un ataque. Ella sigue la Bundesliga, aunque es fanática del Bayern, sé que le gusta Reus.

—¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Dios mío! —exclama—. ¡Eres tú! ¡Por eso no estabas en el entrenamiento de esta mañana! ¡Estabas aquí!

—Tranquilízate. No necesitamos que se entere todo el local —le digo riéndome.

—Lo siento. ¡No me lo esperaba! —se disculpa.

Nos acercamos a una mesa de madera alargada. Hay un sillón rojo a cada lado, las chicas nos sentamos en uno y los chicos enfrente. Cada uno delante de su cita. Lanzo un saludo general, y Mel nos presenta.

—Chicos, estos son Emily, una amiga, y Marco, un amigo suyo —tras escuchar esto, Marco pasa su brazo por mi espalda y coloca la mano en mi cadera—. Ellos son Tyler y Dylan.

Sonrío educadamente y me siento. Tyler es el mayor, un chico con la piel ligeramente morena, el pelo castaño rapado por los lados, y de ojos azules. Dylan es una versión de su hermano más morena, pero con una melena rizada sin llegar a ser larga y más delgado. Ambos son muy atractivos, cada uno a su manera. Melissa tenía razón, Dylan es mi tipo de chico favorito.

No cenamos. Pedimos tapas, que son platos pequeños de comida, para picar.

—Dame un poco de jamón, Tyler —pide Mel—. Lo acaparas todo.

Tyler coge dos trozos del plato que tiene ante él. Uno se lo mete en la boca a mi amiga, y el otro se lo traga él. Parece que se llevan muy bien. No veo a Melissa así desde hace mucho tiempo.

En cambio, los demás parece que nos hayamos intercambiado. Miriam está fascinada con Reus, pero con el jugador alemán, no con el rubiales llamado Marco que he conocido yo. No paran de recordar partidos, jugadas, anuncios y todo lo relacionado con su trabajo. Parece que a él no le molesta en absoluto tenerla todo el rato encima, así que no intervengo.

Dylan y yo hablamos durante largo rato. Tocamos diversos temas y averiguo muchas cosas sobre él, como que su grupo favorito es Coldplay, igual que el mío; no le gusta el fútbol, pero es del Atleti; se mudó aquí para terminar sus estudios, aprovechando que su hermano ya vivía aquí, y más cosas.

—¿Sabes? Tyler me arrastró hasta esta cita a ciegas. Al principio no quería porque no me gustan estas cosas, pero ahora no me arrepiento de haber venido —me acaricia la mano con un par de dedos.

Sonrío complaciente. Veo que Marco tiene el semblante serio, haciendo como que escucha a Miriam, aunque realmente estaba atento a nuestra conversación. Me río, simplemente para molestarle un poco.

A medianoche, preparan al DJ. Hemos venido aquí porque este bar a partir de las doce se convierte en una pista de baile. En cuanto suena una canción, arrastro a Dylan al centro, siendo los primeros en salir. Nada más acabarla, Marco se levanta y le toca el hombro con un dedo al moreno.

—¿Te importa que baile con ella? —pregunta educado.

Dylan lo mira molesto, pero cede.

—Adelante —asiente, soltando mis manos.

Echte Liebe (Marco Reus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora