Capítulo dieciocho

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Mi vida ha vuelto a ser tan aburrida como lo era antes. He pasado de ser una completa desconocida a que todas las cámaras quieran tener un primer plano y volver a ser una desconocida en menos de un mes. Un nuevo récord.

Estoy todos los días atenta a Reus. No debería hacerlo, pero necesito saber que está bien, y no lo parece. Uso la excusa de que me gusta el fútbol y simplemente sigo la Bundesliga, pero, ¿a quién voy a engañar? Nunca la he seguido tan a fondo, y si apoyaba algún equipo era al Schalke 04. Ahora su equipo pelea por el segundo puesto, ya que el Bayern ha ganado la liga, han hecho historia. También ha comenzado con los amistosos para el Mundial, todo indica que Löw lo convocará. Mi excusa para esto es que veo a mi amigo Özil, que realmente lo hago también.

Samu y yo tenemos algo… Según él, somos novios, según yo, ya me da igual qué hacer con mi vida y necesito que me den cariño. Pero no voy diciendo eso. Pasado mañana es la final de Champions, contra el Atlético. Debería estar feliz porque tal vez ganemos la tan ansiada Décima, pero me da igual todo.

Ahora mismo pinto el baño. Sí, esto va para largo, y además solo me queda mi cuarto. Haré un descanso y ya lo pintaré cuando vuelva a tener ganas. Me acaba de llegar un mensaje de Mesut:

Enana, nos vemos en Lisboa.

¿Va a venir a Lisboa? ¡Al fin una buena noticia! Vale, sí, ahora tengo ganas de llegar a Portugal. Salimos esta tarde. Mierda, y la maleta sin hacer. Corro a preparar todo, y tiro el cubo con el color celeste, que se derrama por todo el baño. ¿Cada vez que tenga noticias de Mesut me voy a dar un golpe en el pie? Ay, duele.

—¿Ha pasado algo? —me pregunta Mel con una sonrisa.

Ha venido para llevarme al aeropuerto, como siempre. Hoy he bajado con una sonrisa enorme, como llevo unos días en los que ni siquiera hablo, se ha extrañado.

—Sí, ¡Mesut va a Lisboa también! —cuento alegre.

—Estupendo, aprovecha para pasar tiempo con él —creo que Özil es el único futbolista que le cae bien a Mel.

Al fin entro en el avión.

—Emily, linda, te veo feliz. ¿Ya acabaste con la regla? —me dice Ángel.

—Idiota —contesto.

Ya lo dije, he estado muy borde. Con todo el mundo. No sé cómo Samu ha podido aguantarme. Y, hablando del rey de Roma…

—Hola, cariño —se agacha para besarme los labios.

—Hola —contesto simplemente.

Lo observo. La verdad es que Samu es guapo. Tiene ese toque de las Canarias que nos gusta a todas, una sonrisa perfecta y se trabaja su cuerpo en el gimnasio. Pero no siento nada por él, no me atrae. Se sienta a mi lado, yo en la ventilla igual que siempre. Detrás tenemos a Cristiano y Pepe.

¡Cristiano! No le he contado que Mesut viene. Me doy la vuelta, con las rodillas en el asiento.

—¡Cris! ¡Mesut viene a ver el partido! —grito, demasiado fuerte. Sergio se acerca.

—¿He oído bien? —pregunta el sevillano. Asiento.

—No me ha dicho nada —contesta Cristiano.

—Ni a mí, menos mal que tenemos a Emily para informarnos —dice el otro.

Uno de mis compañeros graba el viaje. Pongo unas muecas graciosas para la cámara, en este caso no importa que suban los vídeos a la Web, porque estoy con mi uniforme y soy una empleada más, paso desapercibida.

Me asomo a la ventana, Portugal es… preciosa. Me encanta, y solo he visto el país desde arriba. Estoy deseando hacer turismo. Samu se ha dormido en mi hombro, no me muevo para que no se despierte.

Echte Liebe (Marco Reus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora