Parte I: Curarte

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Inquieto.

Juraba que iba a hacer un jodido hueco en la sala de aquella casa de tantas veces que había rodeando la mesa como buitre, con sus brazos cruzados y mordiendo uno de sus meñiques. Dentro de unas horas arrivarian Hoseok y Namjoon de su viaje, y mañana se daría la fiesta.

Mañana, mañana, mañana.

¡Dios! Se estaba volviendo loco, aquellos sentimientos perturbándolo, poniéndolo ansiosos, nervioso y hasta algo neurótico, por Cristo, quizás aquellos sentimientos lo tenian así ¡Demonios era el único idiota que se partía la cabeza por el día de mañana!

Respiró, profundo como siempre para poder relajarse, estaba tenso, asustado, su estómago estaba hecho un perfecto lío, ni hablar de su cabeza que no dejaba de reproducir aquellos recuerdos felices para desenbocar en aquel fático día.

-¿Yoongi Hyung?- Escuchó la voz gruesa pero infantil de Tae llamarle.

-¿Dime renacuajo?- Pregunto algo ido.

-¿Iremos a jugar hoy con Jungkook?- Preguntó el chiquillo.

Yoongi arrugó el ceño cuando escuchó la mención del alfa, el más alto se había hecho amigo del pequeño Tae y ayer se la había pasado todo el día dentro de la casa, molestándole junto al chiquillo. Luego de que la serie terminara terminaron hablando de cosas sin mucha importancia.

Entonces supo que tenía razón, casualmente, Jeon asistía a la universidad en donde se estaba empleando las remodelaciones de las cuales Hoseok y él estaban a cargo. Estaba en la facultad de Danzas y expresión, preparandose para ser el mejor bailarín en toda Corea. Tenía 19 apenas, era un chiquillo justo como él se había imaginado.

Terminó llendose a su casa a altas horas de la noche ya que, todos los mosqueteros se terminaron quedando dormidos a mitad de serie.

-¿Quieres ir a planear la conquista del mundo con ese decerebrado?- Le preguntó al niño, este asintió feliz. -Pensé que teniamos algo especial Tae, me siento traicionado- Dijo, en tono herido.

Taehyung soltó una larga risotada que calentó su estómago y despejo su cabeza por unos minutos.

-¿Entonces si podemos?- La ilusión en sus ojos, ¡Diablos! ¿Cómo le decía que no a aquel niño?

-Supongo que está bien pero, no sabemos si Kookie se encuentra hoy en su casa- Dijo el mayor, rascando su nuca.

-¡Oh! Ya lo he llamado y me ha dicho que sí ¿Puedo, puedo, pueeeedo? ¿Sí? Me portaré bien, lo juro- Berreo el menor en súplica.

-No lo sé Tae, hoy llegan tus tíos y dejarte solo en casa ajena no creo que sea buena idea ¿No crees?- No estaba convencido del todo.

-Vamos hyung~ ¡Entonces venga conmigo!- Chilló.

Esperen... ¿Qué?

-¿Uh?

-¡Venga! Me gusta jugar con kookie pero también con Yoongi hyung- Saltó en su puesto emocionado.

-Mocoso eso es...- Tae lo interumpió. Con un puchero en sus labios y sus mejillas abultadas.

-Me iré después de la fiesta, y Yoongi hyung no quiere ser bueno conmigo antes de que me vaya, Yoongi hyung es malo- Puchereo cruzándose de brazos molesto.

Oh no, los pucheros no, todo menos los pucheros, ¡Era débil ante ellos!

Yoongi en serio resistió a aquellos ojos acuosos, a aquellas mejillas abultadas y aquel labio abultado, a aquel olor triste picando en su nariz pero... Min Yoongi tenía corazón de pollo.

Ahora era como se encontraba con el menor entre sus piernas, en frente de aquella puerta tan parecida a la de su amigo pero tan diferente a la vez. Tocó el timbre con paciencia unas... nueve veces, no quería esperar demasiado.

Un alfa medio adormilado les dio la bienvenida mientras se racasba su ojo completamente dormido.

Yoongi enrojeció.

¿Cómo mierda alguien podía verse tan bien apenas despertaba y con aquella pijama? Él apenas si se despertaba y parecía un espanta pájaros andante, ugh, la madre luna si que era injusta aveces.

-Iré a cambiarme y cepillarme, pueden usar la Tv y los mandos que están ahí mientras tanto- Dijo el alfa corriendo escalera arriba.

La casa de Jungkook a diferencia de como la imagino el pálido era bastante ordenada, tenía muebles blancos que jugaban con la decoración del lugar, era tan sofisticado, y mas aquella pantalla enorme en medio de la sala, con mandos guardados ordenadamente a los lados.

Aquel chiquillo era mucho más ordenado que él pero... lo único que mantenía su ceño arrugado era aquel olor. El olor a nueces del alfa, era su casa y por ende el olor estaba en todas partes pero, ¡Maldición! Su olfato picaba demasiado. Lo peor era que el olor no le desagradaba en lo absoluto.

Taehyung como niño travieso, encendió la gran Tv y conectó uno de los mandos, colocó un juego del famoso Mario, y se quedo embelesado por la alta calidad de la pantalla.

-Creo que ni con lentes había visto con tanta nitides algo- Bufó el mayor.

-Aigo~ hyung ya tiene que usar lentes para poder leer o ver~ tan viejito... sabe hyung, le regalaré un par nuevo en navidad- Dijo aquel alfa detrás de él.

Maldito mocoso atrevido, nadie le había dado un buen escarmiento a ese insecto, pero él se encargaría. Tomó un cojín del mueble y se volteo para aventarselo en la cara a ese chiquillo insolente... claro si no se hubiece quedado congelado con la semejante vista.

Camisa manga larga apretada resaltado los músculos en sus brazos, pantalones deportivos algo desgastados, cabello revuelto y esa sonrisa de conejo tan peculiar del menor. Se notaba que aquello era solo ropa de casa y se veía jodidamente bien en ella.

Su lobo movió sus orejas y despertó moviendo su perezosa cola a los lados, levantó la cabeza y se sentó sobre sí, observando.

El más pálido solo estaba congelado observando al alfa parlotear con Taehyung cosas inentendibles.

¿Qué había sido eso?

Hyung.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora