Parte III: Amor

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No, aquel no era Hoseok y eso era lo peor del caso.

¿Se podía morir una persona por una impresión? Y la verdad es que cierto beta empezaba a creer que sí porque, apenas si podía respirar mientras observaba la figura del desconocido en su casa, montado en la barra de su cocina mientras le observaba con un deje de diversión.

-¿Qué pasa Hyung? ¿Le comió la lengua el gato de la vecina?- Contesto aquel chiquillo.

Su junkook estaba en frente. Y solo entonces, tomó una larga bocanada de aire para sus pulmones.

La sonrisa divertida del alfa cambió drásticamente de repente, y entonces Yoongi no entendía bien el porque de repente, jungkook se veía tan borroso, ni tampoco porque la cara de preocupación hasta que sorbió su nariz para respirar.

Ah, estaba llorando.

-¡Hyung! ¿Estás bien? ¿Te duele algo? ¿Por qué llora Hyung? ¿No le gustó verme? Me puedo ir si es lo que quiere- Y apesar de decir aquellas palabras, el propio alfa no creía ser capaz de seguirlas.

Su boca se abrió intentando soltar alguna palabra coherente pero su mente, su corazón y todo parecía estar en su contra, el dolor pero a la vez la gran satisfacción de ver al alfa, que su mirada se posara en él era suficiente.

-Yo... Yo...- Tembló tratando de no sollozar alto. -Yo... Ugh- Y como Min Yoongi no era bueno manejando el dolor solo, hizo lo que tanto quizo, se abrazó a su menor.

Porque sí, Yoongi no era alguien bueno soportando el dolor solo y tampoco sabe que habría hecho si su mejor amigo no hubiera estado con él cuando más le necesito. Porque el pálido podía aparentar ser una persona fría y a la que no le importa nada a su alrededor pero en realidad, era un llorón de primera.

Tirados en el piso, ambos sentados, las piernas del pálido rodeando la cintura del alfa mientras sus brazos rodeaban su cuello de manera posesiva, quería llorar, aunque fuera la útima vez en su pecho.

Tirados en el piso, ambos sentados, las piernas del pálido rodeando la cintura del alfa mientras sus brazos rodeaban su cuello de manera posesiva, quería llorar, aunque fuera la útima vez en su pecho

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Una canción suave y lenta se deslizaba en el ambiente.

No era una canción de la radio ni mucho menos de la Tv. Era la voz de Jungkook.

Mientras ambos cuerpos aún en el suelo, abrazados, las manos de Jungkook se tornaban para acariciar la espalda de su pequeño beta, escuchando el como sorbía y sollozaba por minutos.

Y al diablo lo que su hyung le pidiera, no se iba a apartar de nuevo, no cuando después de unos meses se sintió tan frío, tan solo, tan perdido. Todas las veces que tuvo que soportarse las ganas de llamar a su hyung, a su beta solo para escuchar su voz, las ganas que se aguantó por verlo, lo perdido y mal que se sintió cuando salió con aquella chica, y más cuando en aquel parque terminó reconociendo el aroma peculiar que solía denominar a su hyung.

Oh, eso.

-Kookie-Dijo Yoongi, su cara oculta en su cuello, la voz sonando tan quebrada que casi sintió su corazón quebrarse

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