Hyung.

Parte I: Sí

Entonces Min Yoongi no sabía como se había metido en aquel baño en la segunda planta, mojando su rostro cansado, pálido y demacrado, con aquellas ojeras mucho más marcadas que cualquier otro día, no era para menos, no durmió en toda la noche.

Apenas llegaron del aeropuerto, ayudo con las maletas a Hoseok y tuvo que soportarse las burlas de aquel alfa acerca de qué, una persona de su edad no debería hacer esfuerzo, ¿Qué se estaba creyendo ese renacuajo bueno para nada? ¡Solo tenía 28 años! No es que estuviera viejo; recogió sus cosas y cuando se digno a irse un Namjoon muy alegre lo detuvo de la mano y le ofreció dormir en su casa esa noche ya que en la mañana saldrían a la casa de la mamá del Omega moreno y perderian menos tiempo en despertarlo. Él aceptó, no quería estar solo en aquel departamento. Había dormido con Taehyung el cual se coló en su cama por la madrugada, en realidad no había pegado el ojo, se quedo mirando la Tv a bajo volumen mientras el pequeño Alfa dormía complacido entre sus brazos, balbuceando cosas y solo entonces Yoongi se dio cuenta de la falta que le haría el pequeño Tae.

La noche le cayó como un balde de agua fría trayendo recuerdos que no le dejaron dormir, odiaba a veces su buena memoria la cual ahora le recordaba con precisión aquel momento en el que todo empezó.

Min Yoongi caminaba con pereza por la acera, estirando su cuerpo y bostezando en alto, había pasado su noche entera vaciando sus pensamientos en una hoja, creando una canción más que terminaría en su baúl de recuerdo y quizás hasta en la misma papelera. Fue cuando alzo su vista con pereza y desinteres que pudo verlo.

Aquel hermoso chico que parecía emanar luz con su sola presencia sentado en aquella parada, sus cabellos rojizos perfectos caian sobre sus hermosas facciones resaltándolas aún más y aquel aroma, oh por la santa luna, aquel aroma esquisito que deleitó su nariz, era el Omega más hermoso que había visto en su vida.

Con miedo se acercó a la parada intentando ignorar el hecho de que aquel chico le había puesto el ojo encima, sus inseguridades lo atacaron, él era pálido y escualido, tenía un aspecto casi enfermizo y al lado de aquel chico era como una sombra, pero eso pareció importarle un pepino cuando el chico sonrió.

El calor en las mejillas de Min se disparó hasta sentirlo en su cuello. Aquella sonrisa era mucho más que perfecta, sus ojitos parecian unas hermosas medias lunas cerrados, su corazón enloqueció y se sintió torpe por primera vez en su vida.

-Hola~ Me llamo Jimin ¿Y tú?- Pregunto el hermoso chico. El peli-menta en ese entonces casi se ahogó con su propia saliva. Hasta su voz era hermoso.

-M-Min Yoongi- Dijo portando la poca seriedad que su voz le pudo darle.