Capítulo 7: Volver a Casa

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Me temblaban las manos y mis pies no se quedaban quietos. Estaba parado frente a la puerta de mi casa decidiéndome si entrar o no. Había decidido volver y empezar de cero con todo. Si quería empezar de cero primero tenía que olvidarme de una vez por todas de Tiffany y todo ese ambiente tóxico, creo que ya lo había hecho. Ahora sólo me quedaba arreglar las cosas con mi mamá, eso iba a ser difícil. Tenía miedo de abrir la puerta y encontrármela ebria, sin embargo me llevé una sorpresa cuando encontré el frente de la casa limpio.

—Míralo, hacía tres días que no aparecía—escuché decir a la señora Hooper, quien se había cruzado a hablar con otra anciana que vivía al lado de mi casa.

Si no fueran ancianas, les tiraría el buzón. Hice oídos sordos a sus comentarios sobre mí y abrí la puerta de la casa. Al entrar, me encontré con la sala ordenada y perfumada. Estaba consciente de que esto no era normal. Cerré la puerta sigilosamente y seguí mi camino hacia la cocina. A diferencia de la última vez que estuve aquí, las alacenas estaban ordenadas, no había vidrios en el suelo ni rastros de botellas. Sobre la mesa reposaba una bolsa con mercadería y por último, mi mamá sentada sobre la mesa con sus manos sobre la cabeza.

—¿Mamá?—pregunté temeroso. La última vez que la vi, me arrojó una botella.

Ella se quitó las manos de los ojos y corrió a abrazarme como si temiera que me volviera a ir. Rodeé sus hombros con mis brazos y me aferré a ella. No quería volver a huir, no quería andar otra vez solo en la calle, estaba cansado.

—Creí que eras Natalie—sollozó.

—No, soy yo—la tranquilicé.

Ella levantó la vista y me miró como si fuese una ilusión.

—Vamos a salir de esta, lo prometo. Necesito que seas feliz—me dijo y sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas—Siento que te estoy arruinando la vida.

—No digas eso mamá—la retuve—Te amo.

Ella volvió a aferrarse a mí más fuerte que antes. Luego de un rato comenzó a olisquearme cerca del cuello con una expresión ceñuda. Mierda, debo tener el perfume de Tiffany encima. Mi mamá no es tonta, se dio cuenta de que este no es mi perfume. Me aparté de ella antes de que saque muchas conclusiones del tema.

—¿Dónde estuviste, hijo?—me preguntó ceñuda.

—Me quedé en casa de Noah todos estos días—respondí normal.

Ella asintió con su cabeza y se quedó mirándome unos segundos más, como debatiéndose entre creerme o no.

—Guardemos la mercadería—me dijo con una sonrisa.

Supongo que dejó pasar el pequeño tema del perfume de mujer en mi cuello porque no quería buscar más pelea conmigo por ahora. Nunca antes me había pisado así. Mi mamá no tenía ni la menor idea de mis huidas, a veces ni siquiera era con Tiffany. Para cuando llegaba a mi casa, mi mamá siempre estaba dormida porque había tomado la noche anterior, así que nunca me descubrió.

Esperé a que Noah no estuviese en su casa para poder ir a buscar mis bolsos. No tenía ganas de enfrentarlo, seguía muy enojado con él. El señor Carrington me abrió la puerta y me miró extrañado.

—Creí que estabas arriba—comentó.

Así que Noah no le dijo lo que pasó anoche. Menos mal.

—Volví a casa—le informé.

—Haces bien.

El señor Carrington me sonrió y me dejó pasar. Subí las escaleras y abrí la puerta de la habitación de Noah. Para mi mala fortuna, él estaba sobre su cama leyendo un libro. Levantó la vista y me miró raro. Esto fue incómodo.

JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora