Capítulo 24: El Video

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Me encerraron en una celda común hasta que me llevaran a un interrogatorio. Me recosté sobre la incómoda cama y cerré los ojos tratando de controlar la ira y el miedo. Me veía cuando tenía doce o trece años, andaba solo en la calle. No recuerdo por qué...Sí, ya lo recuerdo, mi mamá había llegado ebria y peleamos, entonces escapé de casa en la mitad de la noche. Planeaba tomar un colectivo y largarme bien lejos, ya no soportaba más la situación que había en casa. Entonces un tipo comenzó a perseguirme, comencé a caminar más rápido y apareció otro justo frente a mí. Yo sabía luchar y sabía defenderme muy bien, pues llevaba seis años en la Academia. Pero en ese momento sufrí un shock. Creo que fue por la cantidad de miedos que venía acumulando que caí duro al suelo, a eso se le sumaba de que hacía tiempo que venía comiendo porquerías y no dormía adecuadamente. Desperté como tres horas después y descubrí que los tipos se habían llevado mi mochila, mis zapatos y mi abrigo. Así que volví a casa, descalzo, muerto de frío y llorando, sintiéndome más solo y perdido que nunca.

Mis miedos habían aparecido una vez más. Estaba consciente de que Patrick no me estimaba demasiado, pero jamás imaginé que sería capaz de dejar que la Junta Directiva me metiera en el calabozo. Ahora que lo pensaba, todas las veces en mi vida que había sentido miedo fueron gracias a Patrick. Y yo expresaba ese miedo a través de la ira.

La puerta de la celda se abrió de par en par y entró un guardia. Me colocó unas esposas y salimos de la celda. De ser considerado un estudiante cualquiera para la Sede, pasé a ser uno de sus prisioneros más vigilados. Caminaba con escoltas armados como si fuese todo un criminal, cuando lo único que había hecho era advertirle a Patrick sobre lo que iba a suceder. Me llevaron a una sala de interrogatorios, allí estaba Patrick con una computadora. Tomé asiento frente a él y me recosté sobre el respaldo de la silla.

—Los escoltas no eran necesarios—comenté.

—Ese comentario tampoco—respondió frío—Necesito que veas esto—giró la pantalla de la computadora hacia mí.

Era el video que había grabado la cámara de seguridad al momento en que Brandon Renner escapó de prisión. El video mostraba la celda de Renner, él estaba acostado en la cama leyendo un libro cuando entra un guardia, cuya cara no aparece porque la tenía cubierta con el casco perteneciente al uniforme. El guardia abre la puerta y deja salir a la serpiente. Luego se ve cuando Renner pinta mi nombre y se queda observando la cámara que estaba justo arriba del cristal. Segundos después, el guardia le entrega un uniforme igual al suyo, a lo que la serpiente se lo pone y se larga de allí como rey.

Fruncí el ceño y detuve la grabación.

—Así de fácil lo metieron, así de fácil lo sacaron—sonreí complacido. Pues le había dado en el blanco: ninguna serpiente se deja atrapar. Patrick me había juzgado mal una vez más, este juego nunca me cansaba—¿Dónde estaban los que vigilaban esa cámara?

—Muertos—dijo Patrick—Fue gente de adentro quien hizo todo esto. Nadie externo a la Sede puede conocer todos los caminos, todas las claves... Sólo alguien que trabaja aquí dentro pudo haber tenido acceso a la prisión.

—En la Sede hay gente que trabaja para Erikson—dije asombrado y lancé un suspiro—Y yo estoy aquí porque puedo ser uno de ellos, ya entendí—volví a accionar el video. Eran grabaciones de cámaras en varios puntos de la Sede por los que había pasado Renner vestido de guardia. Caminaba entre la gente como si fuese uno más y nadie jamás sospechó. Escapó a plena luz del día. Finalmente, apareció la foto de la nota "Jackson". Allí detuve la grabación—Cuando dije que había conocido a Erikson y tú no me creíste, él me había ofrecido trabajar para él como serpiente. Era una especie de trato para vengar la muerte de Madeleine, pero me negué.

JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora