Capítulo 17: El Tío

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El sábado a la mañana recordé que tenía que juntarme a estudiar matemática con Hannah en su casa. De hecho prefería estudiar solo, solamente iba a esas juntas de estudio para estar cerca de Lovren. Por otro lado, no lo había visto ni sabido nada de él desde antes del incidente del sábado pasado, supongo que las serpientes deben estar de luto y planeando algo muy feo para la Sede Central. Tenía que averiguar qué estaba pasando entre las serpientes.

Al llegar a la casa, Hannah me abrió la puerta y me dejó pasar.

—Espérame en el comedor, mis padres se acaban de ir a hacer las compras así que estaremos tranquilos. Iré arriba a buscar mis cosas—explicó Hannah enérgicamente y se fue corriendo escaleras arriba.

Me quedé observándola hasta que terminó de subir las escaleras, no me había dejado ni decir hola. Fui hasta el comedor y me senté en una de las sillas de la mesa, colgando mi mochila en el respaldo. En la habitación contigua escuché que tocaban un piano y me levanté del asiento para seguir el sonido. Me encontré con un pequeño salón con unos sillones y un piano de cola blanco. Drake estaba sentado detrás del piano moviendo sus dedos habilidosamente de un lado hacia otro, presionando las teclas como si en realidad las estuviera acariciando. Su estilo punk y desaliñado contrastaba tanto con la casa y el piano que parecía un intruso.

—¡Cuñado!—me saludó alegremente Drake mientras seguía tocando—¿Tocas el piano?

—No—respondí cortante.

Drake se detuvo de golpe y se apoyó con ambos codos sobre las teclas del piano produciendo un ruido molesto.

—¿Sabes? He hablado con unos conocidos, tú sabes, y se me ocurrió preguntarles por ti. Ninguno te conocía. Qué extraño ¿no?—sonrió sínico.

Sabía que Drake me investigaría. Tarde o temprano podría descubrir que soy de la Sede Central, pues Madeleine lo descubrió.

Me encogí de hombros y él se acercó lentamente hacia mí.

—No juegues conmigo—me amenazó, mirándome de arriba abajo—Recuerda para quién trabajo—murmuró.

Lo miré con los ojos entrecerrados y echando humo por la nariz.

—¿Qué sucede aquí?—preguntó Hannah con su tono chillón.

Drake me rodeó con el brazo y sonrió a su hermana.

—Este chico es simpático—dijo Drake risueño mientras palmeaba mi espalda, haciéndome doler, pero Hannah no lo notó—Algún día deberíamos salir, pero sin ti, arruinarías la diversión—miró a Hannah.

—No me haces gracia—contestó Hannah—Vamos, Jackson, antes de que mi hermano te contagie la estupidez.

Drake desapareció escaleras arriba y nos quedamos solos en la planta baja con Hannah. Tuve que fingir no entender algunas cosas de matemática sólo para darle un motivo a esta patética junta de estudio. No le encontraba el sentido a estudiar en grupo ¿para qué? No sentía que estaba estudiando, al contrario, estaba más concentrado observando el cabello de Hannah que en lo que me decía. Era tan naranja como una calabaza y su piel era demasiado blanca. También observé que mordía su lápiz, me ponía demasiado nervioso, yo sufría más que el lápiz.

—¿Ahora entiendes?—preguntó Hannah.

Tuve que dejar de mirar el lápiz todo mordisqueado y lleno de gérmenes y repensar como cinco veces lo que acababa de preguntarme. Ella me miraba a mí y luego a la hoja ¡me estaba explicando!

—¿Qué?...digo sí, sí, no era tan difícil como creí—me apresuré a responder.

Ella frunció el ceño y se rio. Luego Hannah se quedó observándome dudosa y soltó su lápiz.

JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora