Capítulo 29: Rodeados

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Era cuestión de tiempo que la policía llegara y ahora estaban rodeando toda la casa. Nos quedamos petrificados donde estábamos y no lanzamos ni un suspiro. Allí afuera había al menos dos móviles de policía. Nos habíamos apartado de las ventanas para que no nos vieran. Aunque eso era lo de menos porque las luces estaban encendidas y era pasada medianoche. La casa estaba rodeada.

—¿Y ahora?—preguntó Lucas con cara de susto.

—¡Ustedes son los espías!—nos retrucó Hannah—Esperen ¿no se supone que la policía está de su lado?

—En realidad, la policía no se atreve a meterse con los espías—explicó Bill—Pero dado que esta noche todo el mundo parece haberse puesto de acuerdo para matar a Jackson, pues no, la policía no está de nuestro lado—comentó sarcásticamente.

—¿Por qué Patrick no les dice que eres inocente y ya?—preguntó Becca con notoria obviedad.

—Porque ahora tal vez esté muerto—respondí secamente.

Nos sobresaltamos al escuchar como aporreaban la puerta. Cerré mis ojos y traté de pensar. Les hice señas para que me siguieran. Subimos las escaleras y nos metimos a la habitación de Drake. Cerré la puerta con llave y abrí la ventana.

—La ventana, la salida habitual de Jackson—bromeó Bill.

Hannah frunció el entrecejo. Creo que cada minuto que pasaba conmigo se decepcionaba más. Escuchamos que la puerta de entrada había sido abierta y entró gente. Apuré a Bill a salir por la ventana y así lo hizo el resto. Llegó el turno de Hannah, la ayudé a bajar desde arriba y Bill la agarró desde abajo. Al escuchar que los policías iban subiendo las escaleras pidiendo que nos mostrásemos, salí rápidamente por la ventana y bajé la pared sin ninguna dificultad. Una vez que todos ya estábamos en el jardín, dimos la vuelta a la casa y nos asomamos por la rejilla que separaba el jardín de la calle. Otro auto había llegado a la casa, pero no era la policía.

—Son mis padres—jadeó Hannah y se tapó la boca—Se los llevarán a ellos, no puedo dejar que se los lleven.

—No podemos detenerlos—susurré—Si no saben nada, estarán bien. Sólo es la policía, no les harán nada—la tranquilicé.

Hannah asintió y siguió observando por la rejilla. Crucé miradas temerosas con el resto de mis amigos. Si la policía descubría que esos dos eran los padres de Drake Lovren, quien trabajaba para Erikson, inmediatamente los llevarían con los espías. No es nada bueno que te agarren los espías; pues por experiencia propia sabía que los meterían a la prisión de la Sede Central y los someterían a horribles interrogatorios hasta comprobar que ellos en realidad no tienen idea sobre Erikson. Usaban una especie de tortura psicológica para sacarles la verdad, sólo los que trabajan en prisión saben lo que sucede en ese tipo interrogatorios y no pueden hablar de ello con gente de afuera. La única razón por la que me salvé de ese interrogatorio fue por Natalie.

Aguardamos allí hasta que vimos cómo la policía sacaba a los padres de Hannah de la casa. La madre de Hannah no paraba de tratar de defenderse preguntando una y otra vez por sus hijos. El señor Lovren salió detrás. Ya era un hombre mayor y me daba miedo lo que le pueda suceder con toda esta situación. Mi respiración se aceleró al ver a los padres de Hannah tan alterados. Quería salir a rescatarlos sabiendo que eso arruinaría el plan. Becca me miró negando sutilmente con la cabeza, siempre me leía la mente.

Era parte del aprendizaje: "no involucrarse, no dejarse llevar por los sentimientos, no tener empatía..." Hasta no hace mucho no se me hacía difícil respetar eso puesto que me considero una persona fría; pero esta noche había cambiado algo, lo había vivido en carne propia cuando se llevaron a Tim. No paraba de desear volver en el tiempo y prohibirle venir con nosotros; si tan solo hubiese visto cuando se lo llevaban hubiese sido capaz de asesinar a todos los que estaban ahí para detenerlos. Sin embargo no lo hice. Y ahora se llevaban a los padres de Hannah, ni yo me convencía de que nada les iba a suceder. Hannah ya había perdido a su hermano, no quería que perdiera a sus padres también.

JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora