Capítulo 36: La Junta Directiva

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Al salir de la escuela iba caminando hacia mi casa cuando un auto se detuvo a mi lado. Lo miré de reojo y pude distinguir a un vehículo de la Sede Central. Me detuve al lado del auto y esperé a que alguien saliera de él. Un hombre se bajó del vehículo y me abrió la puerta trasera.

—Pueden decirle a Patrick que si quiere reunirse conmigo puede llamarme, tal vez le sea más rápido que secuestrarme—dije y di media vuelta para seguir mi camino.

—Es la Junta Directiva quien requiere su presencia—dijo el hombre que bajó del auto.

Me detuve en seco. La Junta Directiva jamás citaba a nadie. Nadie en la Sede Central ni en la Academia conocía a los de la Junta Directiva, sólo sabíamos que eran cinco y que eran ex directores. Natalie era la única que alguna vez los había visto y fue cuando la nombraron Directora. El resto de las veces que se ha comunicado con la Junta Directiva fue a través de llamadas privadas.

—Ya me expulsaron de la Academia ¿Qué más quieren de mí?—pregunté irritado.

Ahora estaba en un punto en que no tenía nada, me habían expulsado de la Academia por supuesta colaboración con el enemigo y ni siquiera podía continuar una carrera universitaria porque no tenía ni un centavo. Había estado tan ocupado últimamente que ni siquiera me había parado a pensar en mi futuro. Supongo que tendré que trabajar y estudiar a la vez.

A veces pienso que debería haberme dedicado a tocar el saxofón, me habría ahorrado muchos problemas.

El hombre no respondió, seguía con su mano sobre la puerta del auto. Decidí subirme al vehículo sin chistar. Esto no podía ser nada bueno. Me tranquilizaba diciéndome a mí mismo que ya no había nada que pudieran sacarme. Al llegar a la Sede Central, para mi alivio, Natalie me recibió en la entrada.

—¿Qué es todo esto?—le pregunté.

—No lo sé—respondió con aire de preocupación—Quieren verte en persona.

Esperaba comunicarme con ellos a través de videollamada o algo así, pero jamás en persona. Mis nervios aumentaban a cada segundo.

En lugar de subir al ascensor normal fuimos a otro ascensor que estaba en un lugar de la Sede Central muy apartado y para el cual se necesitaba acceso especial. El ascensor tenía sólo dos botones, uno para la planta baja y otro para el piso número veinte, el de la Junta Directiva. Éste era su ascensor privado, el resto de los ascensores de la Sede Central llegaban hasta el piso diecinueve. Jamás creí pisar este ascensor, creo que nadie se lo espera.

Al llegar a destino, el ascensor se detuvo y las puertas se abrieron dejando ver un pasillo de tono azulado, como la pista de motos en el subsuelo, sólo que aquí hacía frío y había un silencio sepulcral. Justo frente a las puertas del ascensor había otras dos puertas metálicas que se veían impenetrables. En cada punta del estrecho pasillo había una cámara y al lado de una de las puertas un identificador de ojo y uno de huella digital.

—Aguardemos aquí—dijo Natalie colocando su mano sobre mi espalda. Parecía tan nerviosa como yo.

Las cuatro cámaras giraron hacia nosotros y el marco de las puertas se iluminó de verde para dar comienzo a la apertura de las mismas.

—Hasta aquí llego yo, no puedo entrar—dijo ella cuando las puertas se abrieron por completo.

La miré con aire de preocupación y entré con paso seguro. Apenas pisé el suelo de la habitación, las puertas se cerraron.

Había mucha luz en esta habitación, un ventanal cubría toda la pared y tenía vista a la ciudad. A mi lado había una mesa llena de comida: pasteles, galletas, jugo, pie, té, café y varias cosas dulces que se veían realmente tentadoras. En medio de la habitación había un sofá redondo en el que fácilmente cabrían siete personas sentadas. Di la vuelta y miré hacia la pared que había detrás de mí. Estaba cubierta de fotos de muchas personas que debajo tenían una placa dorada con la inscripción de su nombre y el año, conté veinte en total. Las primeras fotos estaban en blanco y negro y deduje que mientras más abajo estaban, más recientes eran. Se trataba de una línea del tiempo con todos los integrantes de la Junta Directiva alrededor de los años. El primer cuadro era de 1940, el año de fundación de la Sede Central, eso nos lo habían enseñado en Historia de la Sede Central, materia que cursábamos en la Academia. Se dice que la Sede Central se fundó el 1 de enero de 1940 a causa de la Segunda Guerra Mundial, que fue cuando comenzaron a aparecer los espías. El primer miembro de la Junta Directiva fue Stephen McKenna, quien a su vez fundó la Academia. Luego se decidió agregar cuatro miembros más y, de ahí en adelante, cada Junta Directiva quedase conformada por cinco miembros que se iban reemplazando a medida que morían o que fuesen relegados de sus puestos. Finalmente, apoyada en la pared del lado derecho de la habitación había una fuente de agua sobre el suelo que en medio tenía a dos leones de mármol parados en dos patas y que lanzaban agua por sus bocas. Era el escudo de la Sede.

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