Capítulo 13

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Narra América:

Al terminar la cena subimos a la planta de las habitaciones. Cuando voy a entrar con Maxon a su habitación me acuerdo de que los reyes y su remilgada hijita están detrás nuestro, así que, intentando parecer educada, le doy un beso en los labios delante de Daphne y le doy las buenas noches muy dulcemente. Al girarme y ver la cara de Daphne casi empiezo a desternillarme de la risa pero me aguanto las ganas de reírme y les doy a todos las buenas noches.

Voy a entrar a la habitación y, cuando los reyes y la princesa ya no miran giro la cabeza para mirar a Maxon con una sonrisilla y pronuncio "cinco minutos" segundos antes de que él asienta y se encierre en el cuarto contiguo al mío. Yo lo imito.

《Zorra.》

No hay otra palabra para describirla. Además de que, aunque su maquillaje sea denominado como natural, se notaba a kilómetros que llevaba la tienda de maquillake entera echada en la cara. Seguro que había mezclado una base del tono más parecido a su piel de la marca Nix junto con la más parecida a su color de la marca Rimmel London para que el tono fuera justo el de su tez. En fin... dicen que quien nace tonto muere tonto. El mundo me lo demuestra cada vez más. Y si se ha creído que no me he dado cuenta del sujetador push up que llevaba debajo de ese horrendo vestido fucsia para realzar sus pechos y formar más canalillo va lista. Se notaba que estaba flirteando físicamente con Maxon pero no quería montar una escena ahí, y menos con sus padres delante.

Cuando pasan cinco minutos tal y como le he dicho a Maxon salgo de mi habitación y entro en la suya. Él está sentado en la cama con las manos en las rodillas y la cabeza apoyada en las manos.

- Vaya cena más incómoda - suelta nada más cierro la puerta. Yo asiento mientras me acerco a él sonriendo. - Además han puesto poca comida, ¡me he quedado con hambre!

Yo me río ante su comentario pero me callo al ver su pillina mirada.

- Pero se me ocurre un buen postre... - susurra en mi oído mientras me coge de las caderas y me lleva hasta la pared mientras yo enredo mis piernas en su cintura. Al hacerlo mis muslos quedan descubiertos junto con mis bragas y el vestido queda lo suficientemente alto como para ver la costura superior de mi ropa interior.

- Maxon... - gimo mientras él me muerde el lóbulo de la oreja y me succiona el cuello.

Supongo que mañana tendré las marcas de los chupetones pero me las tendré que tapar con maquillaje. No voy a pasearme por la vida con chupetones en el cuello como si de una adolescenre me tratase.

Con paso torpe nos vamos acercando a la cama y al toparnos con el borde de ésta Maxon me posa en la cama delicadamente para después subirse a horcajadas sobre mí. Es entonces cuando me doy cuenta de que mi vestido está en el suelo. ¿Cuándo ha llegado allí? Ni siquiera me he dado cuenta. Pero, espera... ¡él sigue teniendo hasta los zapatos puestos! No, no y no. Aquí a partes iguales.

Le cojo el borde de la camisa y se la quito por la cabeza. Menos mal que no era demasiado ceñida, sino nos hubieramos tenido que pasar dos minutos desabrochándola. Cuando procedo a quitarle el cinturón suena la puerta de la habitación.

- ¡Venga ya! - grita furioso mientras coge la camisa y se la coloca de nuevo.

Yo tampoco estoy feliz de que nos hayan interrumpido. De hecho quien sea que acabe de llamar podría haber llamado hace cinco minutos, cuando yo todavía estaba en mi supuesta habitación insultando a Daphne.

Maxon abre la puerta con mucha fuerza y Daphne, quien estaba detrás de ella se sobresalta. Un momento... ¡¿Qué narices hace Daphne aquí?! Debí imaginarmelo, tiene un superpoder especial: aparecer en el peor momento y arruinar existencias, entre ellas la mía.

- Hola, Daphne, ¿qué quieres? Estoy ocupado - dice Maxon de forma seca.

Se nota que no la queremos aquí, ni él ni yo.

- Hola, Maxon... - saluda ella.

Pero soy capaz de percatarme de que no es su usual tono de voz. Es más dulce, un pelín más agudo e incluso suena más agradable. Básicamente, es el tono de voz de coquetear con alguien. Pero no debo ponerme celosa, y menos de ella. Sé que Maxon me quiere a mí, lo demuestra todo el rato, y ya me dejó en claro que no le termina de caer bien Daphne.

- Yo... bueno, venía a decirte a ver si querías salir a dar un paseo algún día. Ya sabes... tu y yo.

《Pero, ¿quién se cree esta tía?》

Entonces me ve. Su cara no tiene precio. Está impresionada de verme aquí. No se lo esperaba. Y tampoco se esperaba el hecho de que yo estuviera tapada hasta el cuello con las sábanas y que mi ropa estuviera tirada por el suelo.

《Dios, ¡que vergüenza!》

- Yo... lo siento, Daphne, pero estoy casado y amo incondicionalmente a mi mujer - responde Maxon.

Sé que por una parte se siente mal de rechazar la oferta de Daphne porque ella antes era su amiga pero por otra está cansado de la insistencia de Daphne para estar con él. Está claro que Maxon se ha dado cuenta de que lo de las habitaciones separadas ha sido adrede. Y menos mal, no quería decírselo yo.

- Pero, hombre, no en plan cita de pareja sino en plan cita de amigos. Hace mucho tiempo que no hablo contigo y me gustaría seguir manteniendo la amistad que teníamos antes. O, ¿acaso por estar casado ya no vas a seguir con tus antigüas amistades? - dice Daphne con un gesto demasiado dulce para ser cierto.

Maxon parece pensárselo. Tampoco es que me vaya a poner como una fiera pero no es algo que me entusiasme mucho. Aunque lo que Daphne había dicho era cierto.

- No creo que...

- Por favor - le corta Daphne con cara de niña pequeña a la que no le dejan ir al parque. - No tiene por qué ser una salida larga, pueden ser veinte minutos. Lo justo para conversar un poco. Por favor - insiste.

Maxon me mira preguntándome con la mirada y yo asiento. No quiero dejarle sin amistades, no sería justo por mi parte, y más sabiendo que Maxon nunca tendría nada con nadie. No me merece la pena ser celosa cada día. Sólo los mantendré vigilados. No sé cómo, pero lo haré.

- Bien, Daphne, está bien - acepta Maxon finalmente.- Pero una salida cortita, de veinte minutos, como tú has dicho.

- ¡Genial! Será divertido - le asegura Daphne.

Después se despiden y Maxon vuelve a entrar en la habitación.

- ¿Seguro que no te molesta que salga con ella? - pregunta mientras se acerca a la cama.

- Seguro. Me fío de ti. - Él asiente lentamente.

- Oye, ¿quieres seguir con lo que estábamos? Es que, sinceramente, se me ha cortado un poco el rollo.

- No, a mí también - respondo levántandome a coger mi ropa tirada por el suelo.

La doblo correctamente y la dejo sobre la maleta. No las hemos deshecho porque no creemos que vayamos a aguantar demasiado tiempo en palacio.

- Nena, no te enfades - dice Maxon rodeandome ls cintura por la espalda. - No va a pasar nada entre ella y yo jamás. Te amo a ti.

- Sí, lo sé, pero no estoy enfadada - le contesto dándome la vuelta para quedar frente a frente. - No podría estarlo, soy yo la que te ha dado permiso para quedar con ella. Pero no debes de pedírmelo. Era tu amiga, lo entiendo, y tienes el mismo derecho que yo a tener amigos, tanto nuevos como viejos - termino. Lo abrazo yo también y apoyo la cabezaen su hombro.

- Te quiero - susurra contra mi pelo.

- Te quiero.

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Gentee!!! No he tardado tanto en actualizar, no? Bueno, decidme por los comentarios qué creéis que va a pasar en esa cita de amigos de Maxon y Daphne. También, no os olvidéis de votar, por favor, me hace muy feliz y me anima a la hora de escribir. Y también aprovecho para recordaros que la historia se corregirá cuando la termine: faltas ortográficas, de puntuación, etc. Y dicho esto, hasta la próxima! Un beso!!!

Después de La Elegida - MaxéricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora