Capítulo 6 - Sorpresas

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Narra América:

Empecé a gritar del susto.

Acabábamos de llegar a la playa y Maxon y me abrió la puerta haciendo que mi brazo cayera del posabrazos. Me reí en cuanto vi la cara de confusión y el ceño fruncido de mi esposo.

- Lo siento, no me había dado cuenta de que habíamos llegado... - dije con una ligera risa.

- Tranquila, tu siempre tan despistada... - contestó sonriendo. Yo me puse una mano en el pecho y abrí mi boca en forma de O como si fuera una diva a la que acababan de ofender fuertemente.

- ¿Perdona? Tú no sabes con quien estás hablando hombrecito de gafas de sol RayBan, camiseta pegada al pecho, sexy - exclamé imitando una voz de indignada y sonriendo un poco. Él alzó las dos cejas y las bajó prácticamente al instante.

- Con que le parezco sexy señorita Schreave, ¿eh? - medio preguntó medio afirmó con cara de pervertido y una sonrisilla de lado. Yo reí ante su medio pregunta medio afirmación y asentí con la cabeza mientras sonreía-. Bueno señorita, creo que debería salir ya, que tenemos una reserva, ¿no cree?

- Por supuesto, señor Schreave - le seguí el juego.

Él me tendió la mano como todo un caballero y yo la acepté encantada. Salgo de la limusina y al posar el pie derecho en el suelo siento como mi sandalia se hunde en la arena. Es tan genial estar aquí...

- Y, ¿donde vamos a comer cariño? - le pregunto mientras empezamos a caminar por la suave arena de la playa.

- Oh, ya lo verás. Seguro que te encanta - me responde a la vez que me guiña un ojo.

Los guardias, siempre tan atentos y profesionales, respetan siempre nuestra petición de mantener unos metros de distancia por privacidad. Sólo en caso de que algo pase, alguien amenazante se acerque, uno de los dos se caiga o algún suceso por el estilo pueden acercarse. O, por supuesto, por petición nuestra.

Miro el mar. Está tranquilo. Solo alguna onda aparece en él de vez en cuando. Es precioso. Giro la cabeza para mirar a Maxon pero me sorprendo viendo que él está observándome atentamente. Sonrío tiernamente y me acerco a él. Le doy un pequeño beso y apoyo mi cabeza en su hombro. Por el rabillo del ojo veo que los guardias sonríen tiernamente.

- Amor, hemos llegado - susurra Maxon en mi oído sacándome de mis ensoñaciones.

Me pongo recta y levanto la cabeza para mirar el edificio. Es un restaurante llamado Bon Appétit. Tiene buena pinta. Es de tres plantas. Todas ellas con paredes de cristalera excepto una de ellas, en la que está la cocina y la barra. En las dos primeras plantas se ven todas las mesas ocupadas así que no tengo ni la menor idea de dónde vamos a comer.

Entramos al restaurante y un camarero nos recibe cortésmente. El camarero, quien se llama Luis (lo sé porque lo pone en una chapita de metal enganchada a la impoluta camisa blanca) nos guía hasta unas escaleras muy bonitas. Tienen piedritas muy brillantes incrustadas pero de una manera en la que no te podías caer por su culpa. Todo es realmente bonito y elegante.

En mi boca se forma una "O" perfecta que tapo prácticamente al instante con mi mano al ver la tercera planta, en la cual vamos a comer. Está  decorada de una manera tan bonita y romántica... En frente de nosotros, un poco más apartado del centro de la sala hay una mesa redonda para dos personas con un jarrón en medio y unas velitas a los lados. Es muy bello...

- ¿Te gusta? - pregunta Maxon rodeándome la cintura con sus brazos. Muevo un poco su cabeza de manera que por el rabillo del ojo puedo ver que me observa a la espera de una respuesta.

Giro mi cabeza a su dirección y asiento con lágrimas en los ojos.

- ¡¿Cómo no me va a gustar?! - exclamo sonriendo mientras me limpio las lágrimas con la mano y lo abrazo muy fuertemente -. Maxon, ¿esto..., esto..., lo has preparado tú?

- Sí... - afirma tímidamente después de habernos separado del efusivo abrazo.

- ¡Oh, Dios mío! - salto emocionada. - Mil gracias cariño, es precioso. Nunca nadie había hecho algo así por mí.

Él, sonriente, se acerca a mí y me besa con ternura y dulzura. Expresa tantas emociones en tan pequeño gesto...

- Y..., mira - añade al separar nuestras bocas y girando la cabeza lentamente.

Menos mal que Luis ha abandonado la estancia en cuanto vi la sala, sino me habría muerto de la vergüenza... Me habría visto gritar, saltar, llorar... demasiadas cosas que es mejor que poca gente vea por mi puesto en la sociedad actual. Siendo la reina, por mucho que me gustara expresar todo lo que siento al momento sin tener que preocuparme de si hay cámaras o gente mirando, debo de tener cuidado y estar siempre alerta porque soy muy impulsiva. Y aunque me cuesta controlarme cada vez lo llevo mejor y me alegro de haber empezado a practicar mi impulsividad a finales de La Selección en vez de ya una vez casados porque me habría costado más adaptarme.

Giro la cabeza en la dirección que me señala con la suya y veo un proyector de color beige encima de una pequeña  pata  de metal que lo sostiene. El proyector apunta a la pared de color de la sala, es decir, a la que tenemos justoa nuestras espaldas y por la que hemos entrado.

- Te tengo preparada una pewueña sorpresa para después pero, de momento, ¿te gusta?

Yo asiento repetidas veces, todavía sin poder articular palabra. Lo que Maxon ha preparado demuestra todo lo que me ama y quiere. Es tan bonito...

- Te quiero - le digo sin más mientras me seco las lágrimas que derraman mis ojos y que no cesan -. No puedo vivir sin ti. Nadie, absolutamente nadie en este mundo, me ha demostrado en tan poco tiempo todo lo que le importo. Nunca soñé con esto. Nunca pensé que me podría enamorar de ti tan fuertemente. Nunca quise nada de esto. Gracias a esa carta que recibí diciendo que podía apuntarme a La Selección, gracias a que mi madre me insistió y persuadió, gracias a que le prometí a Aspen apuntarme sólo por él; gracias a todas esas ridiculeces hoy estamos aquí. Cariño, no me arrepiento de haber hecho nada de esto. De habernos casado, de haber aceptado llevar el esfuerzo de la reina sobre mi... Haría cualquier cosa por el amor de mi vida, o como prefiero llamarlo yo, por ti. Porque sin ti yo no puedo vivir, no puedo pensar, no puedo dormir. No puedo hacer nada sin ti. Te necesito.

》 Puede que no te merezca. Bueno, ¿qué puede? No te merezco. Eres una persona bondadosa, alegre, amable, buena, cariñosa... Y miles de cosas más. Tu madre era una mujer increíble. Tú eres como ella, ¿vale? Necesito que lo entiendas. Lo creas o no, lo eres. Toda mi familia te tiene un afecto impresionante. Te has vuelto el mejor yerno que mi madre podría desear. El mejor cuñado que mis hermanos podrían tener. El mejor jugador de fútbol con mi hermano. El mejor hombre que mi padre quería para mí. El mejor marido que se puede tener. Y todo esto sin nada que ver con tu dinero o tu poder. Todo esto por ti. Por ser como eres. Maxon, eres una de las personas más importantes de mi vida. Te quiero. Te amo. Te adoro. No te vayas jamás, Maxon. Jamás. Porque yo nunca me iré.

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Que creéis que pasará??? Dejadlo en los coments!!😘😘

Después de La Elegida - MaxéricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora