Capítulo VIII.

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9 días después...
Martes 30 de octubre.

Ryan regresó a las oficinas de McAvoy después de 9 días, aún así sabiendo que James le haría algo por pasarse del rango de tiempo

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Ryan regresó a las oficinas de McAvoy después de 9 días, aún así sabiendo que James le haría algo por pasarse del rango de tiempo.

—Al fin apareces, Ryan. Ahora si te escondiste muy bien. —James traía consigo una botella champagne.

—Otra cosa es que tus agentes no hayan hecho bien su trabajo, ¡oh!, ¿eso es champagne?, que bajo has caído, ¿y las cientos de botellas de Jack Daniels?

—Podría partirte tu linda cara ahora mismo si no fuera por la lista... Y lo de las botellas es porque estoy en la quiebra. —hizo una mueca.

—Eh, hablando de la lista.. Tengo malas noticias.. Tuve que..

—No me digas que no la encontraste.

—Fue algo peor.—decía nervioso mientras rascaba su nuca.

—¿Qué puede ser más peor que eso?

—Tuve que quemarla. —dijo rápidamente antes de que se arrepintiera de decirlo.

James miró a Ryan por un momento, pero después reaccionó y le dio un puñetazo en la cara.

—¡ERES UN IDIOTA!—gritó—¡Maldita botella de champagne! —la dejó en la mesa que estaba a pocos centímetros de su lado derecho.

—Tenía que hacerlo.

—Sí, pero la información estaba ahí, imbécil. ¡la necesitaba!

—descuida, hice una copia.

—¡Vaya, gracias!, al menos pensaste antes de actuar.

—En mi mente. —dijo entre dientes.

—¿Qué hiciste qué? —se acercó a él de forma amenazante.

—La memoricé. —bajó su mirada.

—Dilo de nuevo.

—La memoricé...

—Dilo otra vez. —acomodó su cabello.

—¡La memoricé, memoricé la lista!—alzó la voz.

James volvió a darle otro puñetazo.

—¿Memorizarla?, ¿es lo mejor que pudiste hacer?—lo tomó de la camisa.

—Me estaban persiguiendo y por suerte logré escapar con mi familia.

McAvoy suspiró y lo soltó.

—¿Cómo sé que puedo confiar en ti?—preguntó para después darle un gran trago al champagne.

—¿Crees que si no la hubiera memorizado estaría aquí?

—No lo sé, tal vez estés loco al venir aquí sin la lista aun así sabiendo que podría matarte. —rió.

—Puedes confiar plenamente en mí, andrew.

—¿Qué carajos?, no me digas así... espera, ¿cómo es que sabes mi nombre?—frunció el ceño.

—¿Confiarás en mí?—se cruzó de brazos.

—¿No estarás espiándome, verdad?

—No, solo memoricé lo de la lista. —sonrió.

—Cuentame exactamente que hay en esa puta lista, reynolds.

—¿Porqué te preocupa tanto?—preguntó mientras tomaba asiento.

—Deja de hacer preguntas y dime lo que sabes, Ryan.

—Hay un club de jazz por aquí, Ian Mckellen le ordenó a Hugh Jackman que fuese a el y cazar a su próxima víctima.

—¿Cuál es su siguiente víctima?

—No lo sé, el no lo dijo. solo sé que irá a ese club de jazz hoy en la noche.

—Bien, ¿tienes el dinero?—alzó una ceja.

—Sí, aquí tienes. —Ryan le entregó un sobre amarillo.

—El trato era 50,000 dólares por ti y tu familia, y aquí sólo hay 20,000 dólares.

—Lo sé, te pido por favor que me des un poco de tiempo, he buscado otros trabajos donde me paguen más para pagarte y solventar a mi familia.

—De acuerdo, te daré una maldita semana. y si no me das lo que resta... ya sabes que es lo que sigue, ¿no?

—Sí, lo sé perfectamente.

—Bien, ahora vete. —dio la media vuelta—cierra la puerta al salir.

Bienvenido a Berlín.  -Fassavoy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora