Capítulo XXXVIII.

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Todo es válido.
Sábado 17 noviembre.

Aquella chica subía rápidamente las escaleras para entrar a alguna de las otras áreas de ese salón y salir por alguna ventana sin que James se diera cuenta

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Aquella chica subía rápidamente las escaleras para entrar a alguna de las otras áreas de ese salón y salir por alguna ventana sin que James se diera cuenta.

Al entrar a un cuarto medio alumbrado y silencioso, encontró una ventana, estaba apunto de salir cuando vio a dos personas muy conocidas  para ella.

—No sería un buen momento, hay muchas personas haya adentro.—respondió Michael.

—¿Entonces cuando será el momento para matarlo?—preguntó Jackman.

La chica escuchaba toda la conversación debido al un dispositivo que había colocado en el traje de Jackman, el cual se conectaba con su teléfono.

—Mañana sería muy pronto, posiblemente el jueves o viernes.

—Solo quiero que se acabe esto y así podernos ir a París. —acarició la mejilla de Michael.

—Lo sé, también yo. —lo besó, a lo que la chica cubrió su boca con ambas manos al verlos.

Dió media vuelta y salió de ese cuarto para encontrar otra salida, pero alguien la detuvo.

—Así que aquí estabas. —la aventó y cayó al suelo.

—Solo quería verlo. —respondió llorando.

—La dulce e inocente Vikander. Demasiado tarde, él ha encontrado a alguien mejor. Bueno, Hugh tampoco es tan buena opción. —hizo una mueca.

—¿Porqué sigues encerrandome?, Ya hice lo que querías, fingí mi muerte para su maldito teatro. —alzó la voz.

—Así es esto, una maldita mafia. —rió— Tu padre es del gobierno y ya que Michael es de la FBI lo pondría a investigar dándole así a McKellen Miles y Miles de dólares con tal de encontrar a su pequeña hija.

—Él sabe que estoy muerta, así que resignarse a que te dé Miles de dólares.

—Como si no conocieras a los padres, ellos darían lo que fuera por sus hijos, nunca pierden la esperanza. —volvió a reír.

—Cuando te conocí pensé que eras diferente. —lo miró con furia.

—Alicia, ya no trabajo para el gobierno, el gobierno trabaja para mí. —sonrió.

—No es válido si fines matar a sus hijos o cualquier cosa para sacarles dinero.

—Todo es válido en Berlín, ahora levántate y lárgate antes de que alguien más te vea.

.  .  .

—Encontré está fotografía en el departamente de Alicia, todo parece indicar que alguno de ellos dos miente.

—¿Sé conocían?—preguntó Patrick asustado.

—Eso quiero pensar, porque algunos lugares sospechosos sin su departamento y el de McAvoy.

—Al fin leíste los documentos. —rió—Me alegra, te hubiera ahorrado todo esto.

—Ers necesario juntar todas las piezas y después reunirlas. —guardó la fotografía.

—¿No te quedarás?

—No, no me gustaría escuchar el puto discurso de McKellen por el aniversario de las oficinas. Estamos en contacto.

Luego de terminar de hablar con Patrick, Michael se encontró con McAvoy quién iba muy relajado caminando por la pista.

—¿En dónde estabas?—lo jaló del brazo.

—¿Qué uno ya no puede ir al maldito baño o qué carajos?—dijo molesto McAvoy.

—Nos vamos ahora, tenemos que hablar.

Bienvenido a Berlín.  -Fassavoy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora