Tras él asesinato de Alicia Vikander. El casi ex agente de la FBI, Michael Fassbender viaja a Berlín para encontrarse con su contacto asignado, James McAvoy.
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✓No soy profesional escribiendo historias, así que comprendeme, sólo lo...
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—Agente Fassbender, pase. Lo estaba esperando con ansias.
—Disculpe la demora, he tenido asuntos importantes que atender.
—Descuide, ¿Quisiera algo de tomar?, ¿Vodka, whisky, tequila?
—Whisky, por favor. —sonrió— Si no es molestia... ¿Para que me citó aquí, señor Vikander?—preguntó mientras caminaba por la sala y miraba las fotografías.
—Quería hablar con usted, sobre mi difunta hija, Alicia. —le dió la copa—¿Era hermosa, no?—tomó el retrato que estaba en una pequeña mesa.
—Claro, y sobretodo muy inteligente en sus estrategias, es muy buena en eso.—le dió un trago a su bebida.
—¿Porqué hablas de mi hija cómo si estuviera aún viva?
—Porque lo está, no tendría porque mentirle. Y no tiene porqué tener a sus guardaespaldas aquí, si no confía en mí me iré.
—Me costó tanto reflexionar su muerte, al parecer a ti no te importo. Ahora sé que tú la mataste. —dejó el retrato en su lugar.
—¡Yo no tuve nada que ver en su asesinato, de hecho no hubo ninguno!, Fue engañado, al igual que yo. McKellen logró endulzarle muy bien el oído, señor Vikander.—dejó la copa a un lado del retrato.
Los guardaespaldas sacaron sus armas.
—Descuiden, ya me iba. —Michael miró a ambos.
—Usted no irá a ningún lado, sé que mató a McKellen hoy al mediodía, al parecer. —tambien lo apunto con su arma.
—Ya son casi las 12 de la noche, señor.
Michael estaba apunto de meter su mano a su saco, pero el señor Vikander lo detuvo.
—Tira la maldita arma.
Fassbender tiró el arma hacia el frente, luego colocó sus manos sobre su nuca.
—¿Va a matarme?, ¿En verdad?—rió—Me haría un gran favor, señor.
—Lo haré, y no por hacerte un maldito favor, si no por venganza. —respondió molesto.
—Entonces si hablamos de venganza... Déjeme decirle que usted estaría a tres metros bajo....
Michael se tiró al piso, ya que comenzaron a salir disparos desde una habitación.
5 balas en pecho del señor Vikander hicieron que cayera al suelo y derramará sangre en la alfombra color beige, al igual que los guardaespaldas.
Fassbender tomó su arma y se escondió detrás del sofá.
—Ahora está a tres metros bajo tierra.—tomó una copa y se sirvió Vodka en ella.
Michael salió detrás del sofá quedando completamente sorprendido al ver de nuevo a Alicia.
—Estás...—susurró Michael.
—Así es, estoy más viva que nunca, maldito traidor. —lo miró fijamente.
—¿Dónde estuviste todo éste tiempo?—preguntó preocupado.
Alicia rió.
—Fassbender, ¿Realmente te importa?, Yo no lo creo, no me recordabas cuando estabas con el agente del MI6.
—Me importabas hasta que ví lo que eras realmente. No te reconozco, Alicia.
—Ese no es mi nombre, Michael. —desvió su mirada.
Michael se acercó a ella y la tomó de la barbilla.
—Mirame, por favor.
—Debes irte, Fass. No querrás que acabe así de esta forma. —ella apuntaba una pequeña navaja el costado de Michael.
Éste la hizo callar a Alicia con un beso apasionado y acercándola más a él.
—He vuelto a recordarte. —susurró Alicia—Nunca debí irme de esta forma.
—Que lástima... Es demasiado tarde para arrepentirse, cariño.
Fassbender tenía apuntada su arma en el cuello de Alicia, para finalmente soltar el gatillo y después tirar su arma junto a los 4 cuerpos.
—Patrick, ¿En dónde demonios estás?—decía desde la otra línea, mientras que salía del lujoso lugar.
—En primer lugar, soy tu jefe, en segundo, no me hables así. —respondió molesto.
—Por favor, dime que me despedirás por esto.
—No, y sube al avión, estamos a punto de despejar. —colgó.
Al subir, Michael se encontró con Lawrence y Nicholas.
—Siguen vivos, me alegra. —sonrió.
—Te vez fatal, ¿Al fin mataste a esa traidora?—preguntó Lawrence.
—Creo que todo ha terminado ya, ¿Y porqué andan vestidos tan formales?—Michael se sentó y le quitó la copa a Nicholas.
—Eso era mío. —hizo una mueca.
—No lo creo.
—Claro que era mío, él..
—No hablo de eso, Hoult. Si no de lo que dijo Michael, esto no ha terminado, ahora mismo nos dirigimos a Ámsterdam.
—¿En este lujoso avión?—preguntó Fassbender mirando a su alrededor.
—Si, deberías cambiarte.
—Ni siquiera traje maletas, ¿Cómo supone que haga eso?
Patrick le aventó una bolsa negra grande, al parecer era algo lujoso, así como el avión.
—¿Y esto qué es?
—Solo ve y cámbiate haya, el señor lo mandó especialmente para tí.
—¿Cuál señor?—frunció el ceño.
—Hiddleston.—respondió y fue con el piloto para indicarle la señal.
Ahora se dirigirían a Ámsterdam, en un avión lujoso y sin saber qué tipo de trabajo tendrían ahora para ellos, al igual sin saber la identidad del señor que le regaló el traje.
—Hiddleston. —susurró Michael mientras miraba una y otra vez la tarjeta que venía con el traje—Espero y esta vez sea algo bueno.