14. Amor y empatía

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El pasillo es eterno y sus pasos tan cortos, sigilosos, que parece que nunca llegará a abrir esa puerta. Un sollozo suena bajito y lejano. Sabe que su madre llora noche tras noche por motivos que sospecha pero no conoce realmente. Alguien le hace daño y es claro. El cuento de que extraña a su padre lo desechó el día en que sus primos se burlaron de ella por primera vez diciendo que era una bastarda, y su madre, una puta. Cuando por fin atraviesa el umbral de la puerta, corre hacia la cama y se acuesta junto a la mujer que le dio la vida, intentando ser un consuelo. La mujer se estremece al sentir aquel abrazo y la aparta rápidamente. 

-Aléjate, por favor.- 

Su pequeño corazón parece detenerse. La cama está húmeda, tanto, que no puede más que levantarse de un salto y contemplar las sabanas, iluminadas por la luna, a través de la ventana. Un rojo intenso y a la vez oscuro lo baña todo, incluso su nuevo camisón de color lavanda. 

-Mami...- Su voz le sale en un hilo, la sangre parece salir de los genitales de su madre. Todo lo cubre, chorrea por los pisos y moja los dedos de sus pies. La humedad y el olor metálico le causan repulsión. Se orina. El miedo no le permite pedir ayuda, alzar la voz. Se orina encima del pánico.

Abre los ojos repentinamente. Su habitación está sumida en la oscuridad. Todo ha sido un sueño, aunque cuando toma total conciencia de su cuerpo, siente su cama mojada, su ropa interior también.

Rock Lee consiguió esa tarde, mientras los ninjas médicos se ocupaban de Neji, retirar algunos libros de la biblioteca de la Aldea de la Niebla.  Mientras el genio Hyuga duerme gracias a los sedantes que le dieron luego de que intentara irse por la fuerza en el pésimo estado en el que estaba, Lee busca en los textos, acerca de la historia del Clan Amma. Necesita encontrar una forma de luchar contra aquel extraño poder sanguíneo, entenderlo mejor.

Al parecer, la historia de aquel clan, le precedía a la historia de la misma aldea. Era una gran familia, que se había hecho poderosa  debido a un genjutsu especial del cual no era posible huir. La aldea intentó desde sus comienzos, destruirlos, considerándolos una amenaza, pero al ser esto imposible, decidieron hacer un tratado con ellos. Iniciarían una tregua solo con la condición de que la aldea les entregara un tributo monetario anual. La misma accedió, y consiguió a cambio, una forma de detenerlos en caso de que desacataran el acuerdo. 

Solo un Amma podía deshacer el genjutsu de un Amma. Desde entonces, un miembro joven de la familia era entregado a la familia del Mizukage y apadrinado por el mismo, para generar un vinculo de lealtad. 

Pronto, el clan, más enriquecido, más numeroso y lleno de poder comenzaría a excederse en actos violentos. El cuarto no tuvo más remedio que masacrarlos bajo la presión del consejo, que vaticinaba una rebelión, pero a sabiendas de que tres de ellos huyeron, conservó con vida al shinobi capaz de detenerlos que estaba bajo sus ordenes. 

Lee, al leer todo esto, decide hacer uso de su talento nato para relacionarse con las personas. Habla con media aldea, buscando conseguir información sobre aquel ninja, pero nadie parece saber nada, hasta que va a parar con una mujer anciana.

-Yo fui la que se encargó de criar a ese Shinobi que buscas, pero lamento decirte que él murió hace muy poco... Todos dijeron que fue un suicidio, pero yo sé bien que mi hijo jamás haría algo así.- Las palabras de la mujer suenan dolidas. 

Lee se conmueve con el dolor, y la consuela. Ella no había tenido con quién descargar su sufrimiento debido a ordenes de la quinta Mizukage. Los Amma habían quedado en el pasado, y hablar de ellos estaba prohibido. 

Cuando Neji recibe el alta médico, Lee le promete llevarlo con alguien que los va a ayudar a derrotar a aquel hombre que tanto daño le causó a su bella flor. 

-Abuela Chiasa, le presento a mi compañero. Su nombre es Neji.- Lee se inclina ante la mujer cordialmente y esta sonríe. El Hyuga también se muestra respetuoso. 

-Pueden pasar, estaba por comer, así que los invito.- 

Una vez que finalizan de comer, ya habiéndose presentado formalmente, y agradecido los platos, Neji, un poco impaciente decide hablar por fin. 

-Tenemos una compañera. Su nombre es Tenten, y ella es una Amma. El lider del clan, que quedó prófugo, le hizo mucho daño hace poco, y amenazó con volver por ella. Quiere obligarla a tener un hijo suyo para asegurar la continuidad de su apellido y su kekkei genkai.- Su voz es seria y su mirada se encuentra fija en la mesa. -Es usted quién entrenó a los shinobis que podían detener a esta gente... Necesitamos que la ayude...-

La mujer se queda pensativa por un momento. -Como verán, estoy muy vieja, y acabo de perder a quien era como un hijo para mi...- Intentó excusarse.

-Señora... Se lo ruego... La amo. No puedo permitir que algo le suceda y yo, por más que lo intente, no creo poder hacer nada contra ese hombre.-

La mujer abre los ojos sorprendida. Desde que vio a aquel hombre paliducho en su puerta, lo percibió como a alguien totalmente frío. Pero de pronto en sus ojos parecía haber fuego, un ardor incontenible. Le recordó a la intensidad con la que los ojos azules de su hijo brillaban cuando hablaba de las cosas que le apasionaban. Su corazón estaba roto, había perdido a lo que más quería en el mundo y. además, era una pobre anciana solitaria. Aquellos dos jóvenes que al principio le causaron simpatía, ahora esperaban que empatizara con ellos y su desesperación.

La mujer suspira y se levanta, yendo en busca de su pipa, y vuelve, perfumando el aire con el humo del tabaco. 

-Tráiganla conmigo...- 


Rota.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora