5. Antes que nada.

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Tenten se tomó su tiempo para terminar su plato de ramen. El reloj que había sobre su mesita de noche hacía un tic tac bastante suave, pero que comenzaba a sacar de quicio al chico de ojos blanquecinos, quien se puso de pie soltando un pequeño bufido.

-No es necesario que me digas si no lo deseas...- Soltó con voz ronca. Se acercó a la chica y besó su frente causándole un escalofrío. -Espero que mañana estés mejor...-

La castaña se quedó helada unos segundos pero alcanzó a dejar la bandeja en el suelo y detenerlo antes de que abra la ventana y esté listo para marcharse.

-Voy a contarte, Neji...- Susurró aferrándose a la manga de su camisa. - Sólo estaba pensando por dónde empezar...- Su voz era suave pero firme. Todo en su cuerpo se sentía extraño. Distintas partes de su piel parecían arder de pronto, pero lo toleró. El joven merecía que confiara en él luego de todo lo vivido juntos, luego de haberse abierto frente a ella con respecto a sus problemas, sus dolores, a las ramas principales y secundarias de la familia Hyuga, al sello del pájaro enjaulado...

El chico volteó y asintió.

-¿Tienes tiempo? Es una historia larga...- Musitó mientras se sentaba y lo jalaba para que se siente a su lado. El joven se dejó llevar y volvió a afirmar con un movimiento de cabeza.

-Antes que nada, necesito pedirte algo importante...- Dijo en voz bajita.

Neji arqueó una ceja y giró su cuerpo un poco para verla más de frente. Estaban cerca. Sus muslos se tocaban. Ambos eran conscientes de que eso era incomodo de cierta manera, pero además, era confortable. La cercanía les causaba un cosquilleo en el vientre que no querían que se detuviera. El más alto miraba a su compañera y no podía evitar observar como su cabello ondulado se rebelaba al estar libre de su típico peinado. -Puedes pedirme lo que sea...- Respondió hipnotizado aún con ese alboroto chocolatoso que pocas veces podía observar al natural.

Tenten respiró hondo y tomó su mano derecha entre las suyas. -No puedes contarle esto a nadie...- Le pidió mirando sus ojos aperlados con una intensidad que lo hizo removerse en su lugar.

El genio Hyuga no imaginaba lo que seguía. Sólo rogaba por no enterarse de algo que pudiera herirlo. No quería imaginar a aquella joven enamorada de alguien más, ni mucho menos, sufriendo por otro. Toda la situación parecía indicar eso mismo, y tenía miedo.

Estaba seguro de que nunca volvería a vincularse así con ninguna otra mujer, y además, no quería a otra mujer. Quería a esa kunoichi habilidosa, veloz, ruda, y a la vez dulce, alegre, hermosa.

Fue entonces cuando se dio cuenta de que ya no habían dudas en su complicado corazón. Sólo habían certezas. Amaba a esa mujer. La miró a los ojos y prometió guardar silencio. Si acaso no podía tenerla como deseaba, seguiría estando para ella como amigo y confidente.

Tenten tragó saliva dando con las palabras apropiadas para comenzar. - Neji... Yo no soy quién creen todos. Pero quiero que sepas que, más allá de ello, si soy la Tenten que tu conoces. - Esas palabras lo desconcertaron, pero decidió no interrumpir. La castaña continuó con su relato.

-Cuando tenía ocho años, un grupo de gennins que se encontraban en un entrenamiento me encontraron y llevaron junto al Tercer Hokage. Yo estaba dormida en el suelo, en medio del bosque.- Intentaba recordar todo detalle posible. -El tercero me entrevistó junto a un par de ninjas médicos pero yo no abrí la boca en ningún momento. Asumieron que había perdido la memoria por alguna situación traumática y me asistieron y dieron un lugar donde vivir, comida, ropa, y todo lo que necesitaba.-

De un momento al otro llevó sus manos a su cabello para atarlo ya que comenzaba a resultarle molesto. Se hizo una coleta y se encogió un poco más en su lugar. -Los conocí a ustedes luego...- Susurró.- Y no solo a ustedes... A Naruto, a las chicas.... Ustedes se hicieron mi familia... Nunca más me sentí sola. Nunca me volví a sentir mal desde que llegué aquí...- Su voz empezaba a quebrarse un poquito y Neji lo notó.

Rota.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora