9. Rota.

911 85 24
                                    

Kimakure Amma era un hombre violento en extremo. Algunos rumores decían que sus tres esposas murieron en sus manos. Ya viudo y solitario, se dedicó a acosar a las mujeres de su clan, que en general, cedían por miedo. De todas formas, su fuerza descomunal no era su principal poder. El kekkei genkai del cual era portador era perfecto. Con solo mirar a su objetivo era capaz de destruir su psiquis por completo. Pesadilla le decían algunos miembros de la aldea. Los niños de la niebla sabían que jugar en el bosque, cerca del predio dónde vivían los Amma era un riesgo, que allí vivía un monstruo.

Tenten se sentía una niña nuevamente. Era ese mismo miedo que se le tiene a lo que pueda llegar a haber debajo de la cama lo que recorría su cuerpo. Dayki se puso frente a ella para protegerla, pero de un golpe terminó en el suelo, escupiendo sangre.

-Cuánto tiempo, pequeña...- Su sonrisa era cínica. Se acercó a pasos lentos y pesados. La castaña temblaba de miedo pero se incorporó como pudo, mirando a su salvador en el piso, lo suficientemente adolorido como para no poder levantarse.

-Dejalo ir a él... No lo busques más, soy yo a quién quieres.- Su voz sonaba firme, pero sus ojos chocolatozos decían algo distinto.

-Tienes razón... Él no me interesa.- Su sonrisa se ensanchó y le dirigió la vista al pelinegro.- Dulces sueños.- Hizo una posición de manos sencilla y de la garganta del joven salió un grito desgarrador.

A Tenten se le llenaron los ojos de lágrimas y empuñó su espada temblorosa. -No te lo permitiré - Corrió hacia él y lo atacó. El anciano la esquivó con facilidad y sacó sus dos cuchillos de su cinturón.

La castaña atacaba incansable y desesperada por el miedo. Debía vencer, quería liberar a Dayki de aquella tortura, quería borrar a ese hombre de su vista para siempre.

Intentaba atacar a su rostro, debido a que sabía que en los ojos de los Amma residía la clave de sus jutsus, pero el mayor se defendía a la perfección y de vez en cuando lograba golpearla.

De un cuchillazo brusco, la espada de Tenten se quebró. Recordó a Neji diciéndole que el metal del que estaba hecho no era de buena calidad, arrojó el mango al suelo. De un sello en la palma de su mano, invocó una bomba de humo y la arrojó para escabullirse y alejarse de el sujeto. Corrió a su habitación y buscó sus pergaminos rápidamente. Desde allí se escuchaban los gemidos de dolor y terror que soltaba Dayki en la otra habitación.

-¡Silencio!- Escuchó gritar a Kimakure e invocó una guadaña aún temblorosa. Los pasos pesados se acercaban por el pasillo. Se puso en guardia pero su contrincante no atacó.

La sonrisa fue leve, vio la posición de manos y al instante su mente quedó en blanco.

Al recuperar la conciencia frente a ella estaban esos ojos aterradores.
-Tendrás un hijo mío, preciosa. Lo vendré a buscar cuando nazca, a ti no te necesito más, tu no sirves...-

Esas palabras se repitieron en su mente aturdida una y otra vez. Aquel hombre desapareció de su vista. Se desmayó otra vez.

Dayki recuperó la conciencia luego de al menos una hora de inconsciencia y sueños tortuosos. Se levantó adolorido, limpiando la sangre que manchaba su mentón. Estaba asustado, no veía a Tenten, apenas recordabá lo que sucedió después de que apareció ese hombre.

Corrió a registrar la casa, y cuando llegó a la habitación, se quedó mudo. No sabía cómo reaccionar. En parte, su pudor no le permitía razonar. puesto que la castaña yacía en el suelo con los pechos expuestos, la remera subida del todo y la ropa interior a medio bajar.

Cómo pudo, intentando no tocarla de más por respeto, la levantó del suelo y acomodó su ropa, luego de medir sus signos vitales. Estaba desmayada, sólo eso, pero le habían hecho algo atroz, lo sentía en su pecho con pesadez.

Su rostro era bello y estaba sereno más allá de las magulladuras que vio en su piel tostada. Ls arropó y se sentó a su lado en la cama pensando y pensando. Se sentía terrible por no haber podido ayudarla, protegerla.

Neji seguía junto a Lee, recorriendo la aldea. Terminó dándose por vencido y dirigiéndose al departamento de Tenten. No quería encontrarlo allí, pero ya había registrado todo el lugar.

Golpeó la puerta varias veces hasta que le abrieron.

Rock Lee se quedó impactado por ver al joven que Kotetsu describió abrir la puerta de la casa de su amiga.

-¿Quiénes son?- Sonó algo brusco y desubicado. En realidad se sentía sobrepasado por la situación en la que se encontraba y no notó el tono agresivo de su voz sino hasta que el joven castaño frente a él lo tomó del cuello de la camiseta y lo empujó contra el borde de la puerta.

¿Quiénes somos? ¡¿Quién mierda eres tú?!- Lo soltó violentamente y entró seguido por su compañero de cejas llamativas, que no comprendía absolutamente nada.

El joven de cabello negro y ojos claros los alcanzó rápidamente y les impidió que busquen en la casa a Tenten.

-Mi nombre es Dayki, Tenten está dormida, no tienen por qué entrar así a molestar.- Dijo cruzándose de brazos. -¿Qué quieren? ¿Quiénes son?-

-Somos los compañeros de Tenten ¿tu eres a quién debíamos escoltar a la Aldea de la Arena?- Se acercó inquisitivamente y el más alto se sorprendió. -Ocurrió algo por lo que no pude ir...-

Neji alzó una ceja y se dirigió al cuarto de la castaña apartando al imbécil ese. Cuando la vio tendida en la cama se extrañó y los celos empezaron a devorar su alma.

-Tenten... despierta, Tenten.- Es un poco más brusco de lo que puede notar, pero se siente desesperado por una respuesta. ¿Por qué ella dormida, por qué la casa hecha un desastre, por qué ese tipo estaba ahí como si nada, como si fuera dueño de la casa?

La chica abrió los ojos apenas y lo vio asustada. -Neji... ¿Q-Qué...?- Levantó sus sábanas y vio que le faltaba la parte inferior de su pijama, le dolía la pelvis, tenía el cuerpo sensible. Sus lágrimas comenzaron a brotar e inundar sus mejillas.

-Y-Yo... Él... Me hizo esto...-

A Neji le hirvió la sangre al verla así e imaginar lo peor, salió en busca de Dayki y ni bien lo tuvo en frente, comenzó a golpearlo brutalmente.

Lee no entendía nada y quería detenerlo. Intentó sujetarlo pero la ira del Hyuga era demasiado, ya había activado su Byakugan, estaba a punto de matarlo.

-¡Neji, no!- Lee intentaba ponerse en el medio pero ambos lo apartaban bruscamente.

-¿Qué mierda tienes?- Dayki se defendía como podía hasta que logró invocar un bō con el cual contraatacó.

-¡Paren, por favor!- El grito agudo de Tenten llamó la atención de todos los que estaban allí. Ella se mantenía a pie a duras penas. Sólo tenía puesta su camiseta y su ropa interior, que como un bóxer. Se sentía destruida, rota. No le importaba ya que la vieran, quería que esos dos se calmaran y dejen de hacerle peor. Lee corrió a buscar una manta con la cual cubrirla, abrazándola con cariño.

-¿Qué sucedió, bella flor? No entiendo nada...- Tenten se abrazó a su amigo bajo la mirada atenta de Neji quién notó segundos antes la gran cantidad de moretones que había en las piernas de la castaña.

-Me violaron. No fue él, Neji, dejalo en paz.- Su voz sonaba un tanto fría y se soltó del abrazo de su amigo para volver a la cama. -Por favor vayanse.-

-


Rota.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora