-Elsbeth, no quiero enviudar lo entiendes? Asi que no lo vuelvas a hacer ¡
-No me digas lo que debo hacer o no – le dije muy tranquila.
-Tu padre me dijo que eras especial, pero lo que has hecho es imprudente y te voy a castigar
Le ví que se iba acercando a mi con esa sonrisa peligrosa, así que decidí caminar hacia atrás hasta que me di en las piernas con una piedra tremenda. No lo pensé pero saqué la daga y cuando estaba ya delante mia y mi cuerpo había quedado atrapado entre el y la piedra se la puse en el cuello.
-No se te ocurra pegarme si quieres seguir vivo – le dije furiosa
Me quitó la daga de la mano y me besó. Me besó de tal manera que toda la furia se me fue con ese beso.
-Si no estuvieras dolorida, te haría mia ahora mismo.
-No estoy dolorida – contesté sonriendo
Volvimos a casa encima de su caballo. Después de hacerme otra vez el amor en aquella piedra estaba acalorada y agotada. Apoyé mi cabeza encima del torso de mi marido que me sujetaba por la cintura con una mano.
Una vez que llegamos a las caballerizas me cogió en brazos y me llevó dentro. En el salón encontramos a mi madre sentada delante de la chimenea y a mi padre dando gritos y paseando de un lado al otro del salón hasta que nos vio entrar. Se detuvo y se acercó de forma amenazante a Edgar que en ningún momento me dejó en el suelo, seguía conmigo en sus brazos.
-En ningún momento y de ninguna manera se vuelva a llevar a mi hija así si no quieres tener problemas Hamilton.
Mi madre al escuchar aquello se levantó y se acercó hacia nosotros y me miró, entendiendo por que estaba tan colorada y tan agotada y antes de darle tiempo a Edgar a contestar habló.
-Querido – tocó a mi padre en el hombro que se dio la vuelta para mirarla – creo que a tu hija no le han hecho daño alguno.
-Se lo que he visto mujer, y que no vuelva a ocurrir Hamilton por que como vea... - mi madre no le dejó terminar –
-Cariño, recuerda nuestros primeros días de casados y sabrás lo que digo – le dijo mi madre sonriendo y dejando mudo a mi padre – lleva a Elsbeth a descansar Edgar, se le ve cansada – continuó mi madre haciéndonos sonreír a todos menos a mi padre.
Mientras subíamos las escaleras despacio escuchaba todavía la conversación de mis padres.
-Pero no puede ser, se la ha llevado de malas maneras, seguro que le ha hecho daño.
-Por lo roja que estaba tu hija, dudo mucho que le haya hecho daño Steward.
-Mujer, como le toque un pelo a mi hija....
-A tu hija el único daño que le han hecho es en sus aposentos anoche, créeme cuando te digo que ahora le han hecho de todo menos daño – continuó mi madre pero mi padre no se quería enterar.
-No te entiendo mujer, que me quieres decir
-Algunas veces pareces tonto esposo, a tu hija le han hecho el amor, o no la has visto.
-A mi niña? No, no, no. Mataré a aquel Hamilton – nosotros ya arriba seguíamos escuchando sus voces.
-Tu no matarás a nadie y tu niña es ya una mujer casada que disfruta con su marido. Déjalos tranquilos y no grites más que se va a enterar todo el mundo que tu hija ha hecho el amor con su marido
Riendo en silencio nos fuimos hacia la habitación. Me dejó en la cama y se tumbó a mi lado. Cerré los ojos pensando en lo que habíamos hecho a plena luz del día y en un sitio que nos podía ver cualquiera.
-Te duele? – preguntó preocupado y asentí
-Un poco solo.
-Elsbeth, no me ha gustado que me pongas la daga en el cuello.
-Lo siento Edgar, pensaba que me pegarías.
-Tu padre ha pegado alguna vez a tu madre?
-No, nunca. Pero alguna vez he escuchado que si, que hay hombres que pegan a sus mujeres.
-Yo no soy así cariño, nunca te pondría la mano encima ya que eso es de cobardes ,pero prométeme que nunca más volverás a levantar un arma contra mi.
-Te lo prometo – le contesté sintiéndome mal por lo que había hecho.
-Ahora descansa cariño, volveré antes de la cena.
Dormí un par de horas hasta que unos besos en la cara me despertaron.
-Es la hora de la cena? – le pregunté a Edgar adormilada
-Si cariño y debemos bajar a cenar con tus padres. Tenemos un problema, mi madre me ha enviado una carta y me ha pedido volver a casa, se encuentra mal..
-Tu madre? – que vergüenza, no sabía siquiera que alguno de sus padres seguía vivo.
-Si, mi madre vive, mi padre murió cuando unos ladrones le atacaron.
-Ohh, lo siento. No lo sabía
-No te preocupes amor mio, solo llevamos un día casados. Te prometo que por el camino te informaré de todo sobre mi.
Asentí y bajamos a cenar. Mi padre miraba de reojo todo lo que nosotros hacíamos y cuando nos sentamos me preguntó si me encontraba bien a lo que tanto mi madre, Edgar y yo nos reimos.
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2.Elsbeth- Saga Beth
RomanceUn acuerdo de la casa Hamilton y Steward harán que Duncan y Elizabeth se vuelvan a reencontrar años después bajo el nombre de Edgar Hamilton y ELsbeth Steward.Esta vez Duncan y Elizabeth se encontrarán como Edgar Hamilton y Elsbeth Steward. El, un...