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-Niña, no llores más por favor, tu eres la persona más buena, generosa y bondadosa que mis ojos han visto alguna vez. Eso fue un error por que el ni siquiera se digno a contarte nada de su anterior vida. Hija, este mundo es de hombres y debes tener en cuenta que al igual que yo estuve casado antes de tu madre, el también.

-Papá, que haría yo sin ti ¿ - le pregunté mientras le abrazaba, y no me hacia falta contestación, sabia que si mi padre no estuviera algún dia, yo me moriría de dolor.

-Venga hija, límpiate esas lagrimas, pon tu preciosa sonrisa en tu cara y vamos a terminar de comer. Te parece que después vayamos a cabalgar?

-Claro papá, claro

Entramos en el comedor donde la tensión se notaba en el aire. Me senté en mi sitio y terminé el cordero que tenía en el plato. No se volvió a hablar en toda la comida, pero si nos dábamos cuentas de como mi padre y Edgar se dirigían miradas llenas de furia. Estaban cabreados y tanto me daba miedo el demonio como mi padre, no sabíamos lo que podía salir de ahí y esperaba que no fuera mañana.

Terminamos la comida y mis padres decidieron descansar un poco, yo hice caso de mi padre y subí también a mi habitación a descansar. Teniendo en cuenta el estrés y que podría estar embarazada, me tumbé en la cama y cerré los ojos para tranquilizar mi respiración.

Me desperté y había alguien a mi lado, asi que asustada abrí los ojos y ahí estaba Edgar, mirándome mientras dormía, hecho que me gusto pero eso el no lo debía descubrir.

-Que haces? – pregunté disimulando irritación

-Quería hablar contigo – me dijo

-Te escucho.

-Maria se ha ido de la lengua, todos saben que tu quieres abortar a nuestro bebé y se rien de mi.

-Por que se van a reir de ti? Además, llevamos una semana casados, es imposible saber si lo que dice la curandera es verdad

-Por que mi difunta mujer se suicidó por no estar conmigo, y tu quieres matar a los niños que tengamos antes de nacer, bien no van a hablar desde luego.

-Y que se supone que debo hacer?

-No lo se ni yo.

-Edgar, llevamos una semana casados y mira como estamos, así no podemos seguir.

-Que quieres decir?

-Quiero decir que en una semana de casados enfadados, que va a pasar cuando llevemos varios años, cuando llevemos los años que mis padres llevan casados?

-No lo sé Elsbeth, no te puedo contestar a tu pregunta.

-Mira Edgar, no te voy a pedir amor por que hiciste un juramento que no entiendo pero si puedo respectar, pero lo que si te voy a pedir es llevarnos bien. Tú me reclamas que quise matar a mi hijo sin saber siquiera de que estoy embarazada, pero como me van a mirar a mi los demás cuando sepan que abandonaste la cama que compartes con tu mujer, después de una semana de casarte.

Me miró y no volvió a decir nada más. Se acercó a mi y me abrazó para después besarme. Intentó llevarme a la cama pero no lo dejé, esto no podía ser así. No podíamos discutir, y como reconciliación intentar llevarme a la cama.

-Edgar detente - le pedí y obedeció – no es el momento, voy a cabalgar con mi padre.

Le dejé en medio de la habitación solo, mientras yo iba a cabalgar con mi padre y varios hombres que nos seguían.

-Mejor hija? – preguntó mi padre en voz baja ya que Donal y Efran estaban muy cerca de nosotros

-Si papá,me parece que esta noche dormirá en nuestra habitación – le contesté también en voz baja

-Me alegro hija, aunque no se lo pongas fácil. Dale todos los dolores de cabeza que puedas, así reaccionará.

-Papá, se como provocarle uno que le va a durar varios días – le dije sonriendo mientras acariciaba a Tormento y veía desde lejos a Edgar hablar con varios hombres.

Dejé las riendas del caballo sueltas para luego descalzarme y ponerme despacio de pie en el caballo.Volví a coger las riendas y le indiqué a Tormento donde debía ir. Despacio, fue hacia donde Edgar se encontraba. Estaba de espaldas a mi y los hombres que me vieron tenían los ojos cada vez más abiertos, pero mi marido ni cuenta se dio.

Llegamos a su altura y Tormento llamó su atención, dándole con el hocico en el hombro. Volvio para mirar atrás y lo primero que vio fue la cara de Tormento a unos pocos centímetros de la suya. Luego alzo la cabeza y me vio ahí pingada arriba, si no fue suficiente el verme de pie encima del caballo, le hice una reverencia.

-Mi señor – le dije mientras echaba un pie detrás del otro para inclinarme

-Baja de ahí ahora mismo – me habló de forma relajada aunque se que en su interior estaba echando chispas.

-Estoy bien y no me va a pasar nada, si no pones nervioso al caballo claro – le contesté segura de lo que estaba haciendo

-Elsbeth, he dicho que bajes de ahí ahora mismo – lo volvió a repetir pero con más fuerza en la voz

-Edgar, yo te he dicho que estoy bien y no me va a pasar nada.

-O bajas de ahí o yo mismo te bajaré – esta vez me amenazaba

Decidí bajar aunque me tomé mi tiempo ya que mi padre era el que llevaba mis zapatos. Este también se tomó su tiempo en ponerse a mi altura y tenderme tranquilamente uno por uno, los dos zapatos. Una vez en el caballo, sentada, Edgar recuperó el color en su cara. No fue capaz de decirme nada, solo me señaló con su mano derecha la dirección que debía tomar, la que llevaba a la casa.

Tal y como me propuse, los dolores de cabeza le durarían días, así que cogí la dirección contraria a la indicada y a galope, salí de la protección de todas las murallas del castillo. Una vez en la cima de la montaña, seguía escuchando las risas de mi padre y los insultos que Edgar profesaba cada vez más cerca.

-Por que maldices tanto ¿ - le pregunté mientras ponía mi sonrisa de angel

-Es que piensas matarte?

-No Edgar, hago lo mismo que he hecho siempre, y sigo viva cariño.

Me bajo del caballo sin tomar en cuenta que me negaba. Una vez en sus brazos se dejó caer de espaldas al suelo y esta vez si le dejé que me hiciera el amor. Echaba de menos estar en sus brazos, echaba de menos el calor y todo lo que el me hacia sentir.

-Las dos veces que me puse de pie en el caballo me has hecho el amor sin tener en cuenta que es a plena luz del día y nos puede ver cualquier persona.

-Elsbeth, cada vez que te veo hacer eso, pienso en todo lo malo que te puede suceder.

-No tiene nada que ver con lo que yo te estaba diciendo

-Si Elsbeth, es mi manera de saber que estás bien, de saber que nada malo te ha sucedido ni que te has hecho daño.

Me quedé en silencio mientras apoyaba mi cabeza en su hombro y el me abrazaba. Osea que su manera de saber que yo me encontraba bien después de hacer una locura como el las llamaba, era haciéndome el amor. Podría estar enamorándose de mi o eso se lo hacia a las que antes tuvo ¿

Me gustaría averiguarlo pero no en este momento.

-Es hora de irnos, necesito un baño y prepararnos para la cena – le dije

-Si, tienes razón.

Nos levantamos y nos pusimos en marcha hacia las murallas. Cuando llegamos, Donal le comentó a Edgar que mi padre le estaba esperando en el comedor para hablar con el.

2.Elsbeth- Saga BethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora