23

2.4K 284 3
                                    


Cuando abrí la puerta, mis padres se habían intercambiado los roles. Mi padre estaba sentado en el sofá, haciéndome con la mano que fuera a sentarme a su lado y mi madre de pie, gritándole a Edgar que no decía nada, solo mantenía la cabeza agachada.

-Mi marido te ha amenazado ya tantas veces que ni siquiera le hacemos ya caso, pero yo solo lo voy a hacer una vez – Edgar levantó la vista del suelo – como en algún momento mi hija tenga cerca a tu madre y vuelva a pasar por el calvario que ha pasado y está pasando yo misma os mato a ti y a tu madre con mis propias manos.

-Entonces es verdad todo lo que Elsbeth me ha dicho? – preguntó el humillado

-Todo, hasta que la atendió en el parto Donal y tu madre la cosió igual que si mi hija fuera un gorrino, para luego no quedarse conforme y apartar a la niña de su lado.

-Recuerdas cuando hicimos un juramento? – hablé yo con la voz apagada – si no había amor por lo menos que hubiera fidelidad – el asintió – nunca he incumplido eso Edgar, pero has dudado de mi.

-Steward, me puedo llevar a vuestra hija a mi casa junto a mi, cuanto antes?

-Mi hija es libre de decidir si se queda en su casa o se va contigo, pero decida lo que decida mi nieta debe estar junto a su madre.

Edgar esta vez me miró a mi esperando mi respuesta y como si fuera a sacar fuerzas de donde no quedaban, asentí y le dije que hoy mismo nos poníamos en marcha y sin descansar, asi llegar cuanto antes y quitar a mi hija de los brazos de aquella bruja.

Unas horas después nos pusimos en marcha, los hombres de Edgar, una mujer que luego preguntaría quien es y nosotros dos.

-Hija, de verdad te quieres ir?

-Papá, si no me voy a saber lo que pasará con mi niña.

-Iremos a veros pronto.Pero antes os dejaremos solucionar vuestros problemas.

-Podeis ir cuando queráis mama.

Nos despedimos y nos pusimos en marcha. El viaje, el no parar si no era necesario, el no dormir por miedo a no caerme del caballo y matarme,estaban agotándome otra vez.

-Ven, pasate a mi caballo – Edgar estaba a mi altura – es ya de noche y hará frio.

Le hice caso y me pasé al suyo ,dejando a Tormento a cargo de otro hombre. Me tapé con la manta que Edgar llevaba y apoyada en su pecho me dormí. Me desperté cuando Edgar me llamó varias veces.

-Vamos a parar a dormir unas horas, no toda la noche – dijo antes de protestar yo – para continuar debemos descansar. – yo asentí

Tumbada ahora en el suelo junto a Edgar dormí un poco más y noté como mi cuerpo estaba cada vez más descansado. Horas después nos volvimos a poner en marcha.

-Sube conmigo, tu necesitas descansar más que ninguno de nosotros.

-Y eso a que se debe?

-Elsbeth, no hace ni un mes que has dado a luz, por mucho que quieras hacerte la fuerte se te nota que estás débil, agotada y necesitas descansar.

No necesitábamos discutir ahora, asi que el resto del viaje le hice caso y me quedé siempre con el sin rechistar. Tenía el presentimiento de que aquello que descubriríamos al llegar traería más de un dolor de cabeza.

Llegamos a casa, la casa de los clan Hamilton,y todos nos recibieron con vítores, aplausos y gritos. Los hombres que nos acompañaban, se repartían por el camino, llegando así al castillo menos aquella joven que no sabía quien era y que tenía pensado descubrir.

2.Elsbeth- Saga BethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora