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-Tu de que te ries? – preguntó todavía enfadado una vez que su madre salió y para contestarle, decidí darle la toalla que se le había caído de la cintura.

Miró hacia la toalla, miró su cintura, entendiendo lo que sucedía y me miró a mi que todavía tenia la sonrisa en la cara. Se abalanzó sobre mi llevándome a la cama.

A la mañana siguiente me desperté junto a él en la cama. El torso de Edgar era muy duro e irradiaba tanto calor que me acerqué para abrazarlo. Volví a escuchar la puerta y vi a mi suegra de entrar otra vez, aunque me hice la dormida. Ella se llevó a la niña y yo decidí despertar a mi marido.

-Cariño, despierta por favor, hoy me he despertado bastante animada

-Ya lo veo, pero tenemos a la niña que va a llorar dentro de unos minutos.

-No, tu madre ha entrado y se la ha llevado

Se levantó de golpe, se vistió igual de rápido que salió de la cama.

-En unos minutos vuelvo – me dijo señalando hacia la cama y se fue.

Como de por si era curiosa, decidí ponerme una bata y seguirlo, pero no me hizo falta mucho tiempo para encontrarlo ya que los gritos se escuchaban desde el comedor, y aprovechando que delante de nuestro dormitorio había un balcón que daba ahí, me puse a mirar.

-Pero yo con quien hablo cuando digo que no entres más sin llamar? –gritaba Edgar fuera de si

-Estabais durmiendo

-No madre, no estábamos durmiendo, nos hicimos los dormidos.

-Estás desatendiendo a tu hija, bueno y a tu hijo –le contestó muy tranquila

-No estoy desatendiendo a mis hijos, estoy disfrutando un poco de mi esposa y de mi vida, además que solo llevo una noche en esta casa, y no me dejas tranquilo.

-Yo te dejo tranquilo, solo te digo que no desatiendas a tus hijos por una mujer.

-Mamá, ayer llegamos por la noche, cansados, creo que me merecía descansar un poco antes de ocuparme de todo – le dijo el más tranquilo.

-Hijo, Juan me preguntó ayer si habías olvidado a su madre, si habías olvidado a Mariana, y me preocupa por como se vaya a tomar tu nuevo matrimonio y la llegada de nuevos hermanos.

-Pues mi hijo no se debe preocupar por nada, ni por mi matrimonio, ni por que haya olvidado a Mariana ni por otros hermanos, pero por favor te lo pido madre, respecta un poco mi intimidad y la de Elsbeth.

-Estás seguro de que es buena chica?

-Tu estabas seguro de que padre seria buen hombre cuando te casaste con el? – ella negó con la cabeza - pues lo mismo me pasa a mi, no la conozco y el poco tiempo que voy a tener a partir de ahora para conocerla sería ya por la noche.

-Y si por la noche te dedicas a acostarte con ella y no hablar, no la vas a conocer.

-Madre, no se meta usted donde no le interesa – el volvió a la carga igual que ella

-Solo digo que no la hagas disfrutar tanto por la noche pero si que hable más. Hijo, siendo tan cariñoso con ella como lo fuiste anoche, tan complaciente, solo vas a hacer que se enamore de ti para luego partirle el corazón.

-No voy a dejar que eso ocurra – contestó el defendiéndose

-Lo mismo me dijiste con Julia y al final lo pasó tan mal que se suicidó, dejando una pobre criatura sola en el mundo.

2.Elsbeth- Saga BethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora