Introducción

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Él se sentó a mi lado y acaricio mi cabeza. Mis ojos estaban tan hinchados que cualquiera me abría confundido con una prima hermana de Bart Simpson.

Yo quería decirle que no era necesario, que yo ya sabía, que no se preocupara por mi, total...él mismo me había repetido que cada uno deber aprender a resolver sus rollos, y eso, precisamente, era lo que yo estaba intentando hacer.

-Ahora te parece terrible, María, pero cuando pase el tiempo y lo mires con distancia descubrirás que no era para tanto...Te lo doy firmado!

-Ay papá, no estoy de humor para charlas de motivación. Te lo agradezco pero hoy no tengo cabeza, hoy es mi día mundial del limón y eso no lo cambia nadie. Por cierto, has ido al médico? Sigues con dolor de garganta?

-No he ido al médico pero no te preocupes, estoy tomando limonada con miel y ya me siento mejor. Nada como los remedios naturales!

Me dio un beso en la frente y se dirigió a la puerta de mi habitación.

-Papá.

-Dime.

-De verdad crees que llegara el día en que esto pase?

-Estoy seguro de eso, la herida sanará... La amistad lo cura todo. La amistad es una gran taza de limonada con miel.

Antes de apagar la luz y cerrar la puerta , sonrió, me guiñó un ojo y repitió su frase preferida:

-Ya lo veras!

El Club LimonadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora