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«Narrador omnipresente»

Hace ya cuatro días que Aitana y Tom no se han visto, el mayor llevó a la chica hasta el hotel que prometió luego de la revisión médica, efectivamente Aitana estaba muy por debajo de su peso ideal, pero para ella no era tan importante por lo bien que la mayoría del tiempo se sentía.

Aitana tenía que regresar a casa, pero tenía miedo de hacerlo, ella no quería ya que sabía el terrible castigo que se le venía encima al pasar por la puerta luego de tantos días sin ir a la casa, sin embargo muy en el fondo tenía una voz que le decía que menor sería el castigo si se iba ahora. Tom fue cortés con ella, le dijo que podía pedir comida las veces que quisiera y que todos los días vendrían a limpiar la habitación si ella quería pero el cartel de "No molestar" aún seguía en la puerta.

Era miércoles apenas, ella no había asistido a clases y eso también era otro problema, no tenía dinero para nada y se sentía presa.

Era obvio que tenía que ir a su casa, por lo menos por sus cosas. Con el poco dinero que tenía, pidió un taxi hasta su casa, pues estaba casi al otro lado de la ciudad y caminando sería una eternidad.

Tom por su lado había tenido que viajar, estaba por abrir un hotel en España y debía cuidar cada detalle de éste. Durante los últimos días llevaba un mal genio, se sentía frustrado por no dejar de pensar en la niña aquella, se metió debajo de su piel y ahora pagaba un precio algo. En las tierras nuevas donde estaba, conoció un par de mujeres, y como buen galán que es, estuvo con todas ellas, dándole una de las mejores noches de sus vidas, pero él debía sentarse con una botella de vino para tratar de calmarse.

Una llamada interrumpió el desayuno, era su madre, Diana. La mujer le pedía a su hijo que les fuera a visitar esas navidades. Hace años que Tom no pisaba su casa, su padre era un maníaco y no estaba de acuerdo con la vida que llevaba su hijo. Eso hizo que el humor del hombre cambiara en lo absoluto, estaba de un mal humor con todos, quería regresar a New York de una vez.

<<Aitana>>

Hace varios que no sabía de ella, pues tenía presente que era un problema más que no necesitaba en su vida. Tomó el celular, llamó a la habitación de la pequeña pero ésta no atendía, al llamar a la recepción, le informaron que la señorita salió a media mañana y no había regresado, ya era de noche en Norteamérica. Tal vez había ido a trabajar pero al llamar a Jules, la mujer le dijo que Aitana no estaba allá y no sabía nada de ella desde el sábado.

—¿Dónde te metiste niña? —Su celular sonaba y sonaba pero nadie atendía, no quería imaginar lo peor. Chris le podía ayudar, Jules tenía la dirección de la muchacha, así que se la envió a Chris en un mensaje para que fuera a su casa, tenía que saber dónde estaba.

El rubio al tener la dirección, le pidió a su novia que lo acompañase. Al llegar a la casa de la chiquilla, René le abrió la puerta, que miró al joven con picardía.

—Buenas noches... —Dijo el rubio—. ¿Está Aitana? Soy un amigo...

—¿Estás buscando a Aitana? —Chris asintió a la pregunta tonta que le había hecho la mujer, pues era lo que había dicho—. Está cocinando... ¿Para que la quieres?

—Sólo quiero decirle algo... Es importante...

—¡Aitana, te buscan!

El gritó de la tía de la morena hizo saltar en su lugar a la muchacha, pensó por un momento que podría ser Tom, lo único sería un gran problema. Cuando se acercó a la puerta, miró a Chris y el alivio no llegó, pues la miraba de su tía no decía nada bueno.

—Hola Aitana... —Le saludó Chris con una sonrisa. René los dejo solos, pero no sería por mucho pues la chica debía seguir cocinando.

—¿Qué estás haciendo aquí?

—Tom te está buscando... Él está en España pero al no tener noticias tuyas, se preocupó. ¿Tú que estás haciendo en esta casa?

—Es mi casa... Yo vivo aquí, y dile a Tom que me deje en paz, no quiero saber nada él, les agradezco mucho todo lo que hicieron por mi, pero... No necesito de su ayuda, y me las arreglaré. Ahora... Debo entrar.

Aitana no le dejo que Chris le dijera algo más, cerró la puerta en su cara, dejando al hombre sin palabras y enojado con ella, en esa casa le pegaban, ella misma lo había dicho y seguía en ese lugar, ¿Qué coño tenía en la cabeza?

[...]

Tom estaba furioso, pero si eso era lo que la pequeña quería, él se alejaría de ella, no necesitaba más problemas en su vida.

EME.

Mía nena, mía. || Tom Hiddleston FanFic ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora