Mía nena, mía. || Tom Hiddleston FanFic ||

0.19

«Narra Tom»

Me encantaba mirándola dormir a mi lado, Aitana estaba dormida a mi lado, siempre había sido una rutina quedarnos dormido mientras veíamos películas. Las cosas entre los dos habían estado algo tensas, yo me enoje con ella hace unos días, estaba mintiendome, sus tíos la estaban amenazando y en su colegio le pegaban, no quiso decirme, yo me enteré gracias a Chris quien le encontró unos moretones en el brazo, ella quebró, no aguanto más la mentira, y con lo de sus tíos, pues las llamadas a media noche y los mensajes diciéndole de que se iba a morir eran insaciables estaba  preocupado con ella y su futuro.

—Deja de mirarme así, me pones nerviosa.

Ella dijo mientras se cubría la cara, era tan hermosa y estaba haciendo hasta lo imposible para que ella se sintiera comoda y querida, cosa que no será difícil, pues realmente la quería. Ella me quería tal y como yo era, malhumorado y lleno de defectos, aún así ella veía todo lo bello que no había en mi.

—Iré a hacer el desayuno.

Deje algunos besos en su rostro cuando me dejo mirarla, sin camisa y con unos pantalones de pijama, caminé hasta la cocina. Debía comenzar a ser sincero con ella, habían cosas que ella no sabía de mí, y eran cosas que aún tenía que cargar.

Mientras hervía el agua para el café el timbre sonó, un domingo era raro que alguien tocara el timbre. Extrañado, camine hasta la puerta.

—Hola Tom... —Mi rostro se deformo, ella... Ellas.

—Papi.

La sangre abandonó mi cuerpo, hace un año que no las veía. Elle me miraba esperando que reaccionara pero yo no podía, estaba estático en mi lugar.

—¿Nos dejarás entrar? Está haciendo frío. —Enseguida quise cerrar la puerta en su cara, pero yo no era así, así que decidí dejarlas pasar. Mi... Hija.

—¿Qué estás haciendo aquí?—Pregunté algo molesto. No quería juegos ahora, quería ponerme a llorar.

—¿Qué pregunta es esa? Nia es tu hija, y yo sigo siento tu esposa. —¿Ahora venía con eso? Casi tres años después. —Nunca firmamos el divorcio.

—Creo que todo entre nosotros terminó, y es suficiente con darte manutención por la niña y para ti, ¿Quieres más dinero? ¿No te basto con no dejarme verla?

Comencé a enojarme, estaba harto de que siempre ella regresara a mi vida para joderme.

—No te prohibí nada Thomas... Arreglé visitas supervisadas. Puedes verla cuando quieras, pero tu no quieres.

—¡AHORA NO VENGAS CON ESA MENTIRA A MI PROPIA CASA ELLE!

Le grité, olvidando que la niña aún nos miraba. Me sentí mal por verle gritado pero no por ella, sino por nuestra hija. Me acerqué a ella, y la tomé entre brazos, la extrañaba como un loco.

—Hola Nia... —Besé sus mejillas, ella estaba contenta de verme otra vez.

—Tom... Quiero hablar contigo sobre lo que pasó...

—Vamos a la cocina.

Le dije dejando a la niña jugar con mi celular en la sala, no podíamos hablar frente a la niña, no era bueno para ella ver a sus padres discutir siempre.