«Narrador omnipresente»
Chris no podía dejar de pensar en qué le sucedía a esa chica, parecía ser masoquista, seguía viviendo en una casa donde la trataban mal, donde no la querían en lo absoluto y, sin embargo, ella seguía allí.
—¿Qué hora es? —Preguntó la más joven. Chris se sobresaltó un poco en su asiento, pues estaba tan sumido en sus pensamientos qué con el simple escuchar la delicada voz de la joven, se asustó.
—2:35 AM —Respondió el rubio.
Chris se acercó a ella, al tocar su frente, notó que la fiebre había abandonado por completo el cuerpo de la joven. El hombre se sintió aliviado, pero estaba listo para darle un sermón.
—Tú y yo nos iremos hoy mismo de esta casa —Sentenció el mayor quitando la toalla húmeda de la frente de la muchacha. Ella no tenía ganas de pelear y ni siquiera sabía que responderle. Sin embargo respondió:
—No puedo...
—Sí no vienes conmigo esta noche Aitana, mañana mismo voy a denunciar a tu familia, a todos. Y con tu estado físico y tus declaraciones los meteremos en la cárcel, estoy segura que Jules y Tom estarán encantados de declarar en contra de tus agresores.
Un golpe bajo para Aitana, ya no podía pelear ni defender a nadie, sabía que era el momento de conseguir ayuda para salir del infierno en dónde vivía.
La ropa de Aitana y las cosas pertenencias de la chica estaban ya en el maletero del rubio, su novia estaba enterada de la situación y no tenía problema alguno de que aquella niña se quedara en casa con ellos, pues le emocionaba el hecho de tenerla.
—¿Estás seguro de esto? —Preguntó ella por quinta vez, no quería molestar a nadie pero sería imposible persuadir a Chris para que la dejara en un hostal de la ciudad, eso era como dejarla a la deriva. Chris no le respondió pero le dio una mirada profunda a la pequeña, quien entendió a la perfección lo que estaba diciendo.
Aitana cerró la puerta del copiloto, y miró por última vez la casa de sus tíos, allí estaba dejando todo el dolor de la muerte de sus padres y aquellas noches de dolor físico gracias a los golpes recibidos en esas paredes y en su colegio. Se prometió a sí misma que sería la última vez que volvería a aquella casa.
—Confía en mi Aitana, déjame ayudarte —Chris parecía sincero pero Aitana seguía desconfiando de él, jamás había confiado en nadie plenamente, se le era imposible hacerlo pero lo intentaría. Asintió cansada, aún se sentía débil.
Al llegar a la casa del mayor, una mujer de un metro 60, salió de la cocina, la casa olía a canela y a manzanilla, era una mezcla relajante para Aitana, quien estaba deseosa por acostarse y dormir lo que restaba de noche.
—Hola... Mi nombre es Rose, soy la novia de Chris —A pesar de ser las 3:30 de la mañana, aquella mujer se veía hermosa, era la belleza andante. Aitana se sintió intimidada pero se presentó. La mujer le ofreció una taza de té, mientras Chris subía sus cosas a su nueva habitación. Aunque era tarde y todos estaban cansados, Rose quería hacerla sentir en casa, cómoda y, sobre todo, querida.
—Ve a dormir nena, te despertaré para desayunar.
Aitana se despidió de Rose y siguió a Chris hasta la segunda planta, sus ojos se cerraban poco a poco, necesitaba dormir.
—Descansa Tana.
Al estar sola, no dudo en deshacerse de sus zapatos y tirarse a la cama, estaba tan cómoda y la calefacción estaba arropándola por completo.
Que maravillosa noche pasaría.
EME.
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Mía nena, mía. || Tom Hiddleston FanFic ||
FanficElla era tan dulce e inocente como la miel y la luna. Él era tan malo e impulsivo como la noche. Tom Hiddleston es un hombre ambicioso, tan cambiante e excitante, usaba a las personas a su gusto, sobre todo a las mujeres que tocaban la caliente ca...