CAPÍTULO 3 | Teléfono por telefono.
Lía.
La atenta mirada de mi amiga me hace poner nerviosa y no sé porque, bueno sí sé, me replanteo la idea de Kristine, ¿sí era del jugador? Porque ese acento no lo conocía y solo podía pensar en Hitler.
Me armo de valor para contestarle:
—Y tú el mío.
—No sé como paso, pero vamos a lo directo. Lugar y hora para que me lo devuelvas sin vueltas. —dice y fruncí mi ceño inmediatamente.
Insistía tenía un acento particular, no al que estaba acostumbrado escuchar.
Pero desviándome del tema pensé en lo que dijo. ¿Como pasó? Solo pudo pasar anoche, pero, ¿cómo?
Empecé a martillar mi cabeza pensándolo, en realidad me había llevado un terrible pedo, que casi no lo recordaba, solo a Kristine apurada por salir, según ella yo estaba muy pasada de alcohol y deberíamos irnos, en el camino a la salida chocamos a varias personas, en ese momento lo recuerdo...
Alguien me había empujado lo suficientemente fuerte para que choque con Kristine y otro chico moreno quién me dio un manotazo haciendo que caiga mi cartera y el celular que tenía en la otra mano. Sí, lo recuerdo. ¿Fue en ese momento?
—¿Escuchas? —la voz dura me saca de mi pensamientos.
Asiento varias veces sin darme cuenta que la persona no podía verme.
—Si, si.
—Bien, ¿O quieres dinero?
—¿Qué? ¿De qué hablas?
—Sí, quieres dinero por mi celular seguramente sí, pierdo yo mas con este celular que tu con el mío.
—Espera... ¿Quién te crees? —suelto enojada y totalmente cansada de los llamados de personas taradas tratándome mal el día de hoy—. No me interesa tu puto celular, ni quién demonios seas pero bajate de las nubes y aprende modales, adiós.
Dejo el celular en la mesa y miro a Kristine totalmente perdida y con los brazos alzados.
—Dios, ¿Que haces? ¿Que hiciste? —me pregunta con los ojos abiertos.
—No estoy de ánimos, ¿Bien?
—¡Lía es tu maldito celular! —me levanta la voz.
Me encogí de hombros levantándome para servirme un poco de agua ya que el jugo terminó.
—No pierdo nada, solo un aparato. —bufo.
—Estás loca.
No le doy importancia hasta que cierro el grifo y abrí mis ojos recordando.
—Dios, no. Maldita sea. —escupo dándome vuelta y dejando el vaso en la mesa.
Llevó mi mano a mi cabeza.
—¿Que? —me mira mi amiga.
—Tengo nudes en el celular.
Kristine frunce su ceño, tal vez pensaba que bromeaba pero no.
—¿Estas bromeando, no? —niego rápido—. ¿Estas tarada?
—¡No! —le grito y me pongo a pensar.
Sí sí, no las había borrado, aunque no era recientes pero sí, las tenía.
—¿Para que carajos te sacas y las dejas? —me reta.
—¡Porque es mi celular!
Mi amiga la pelirroja aún lo procesa. ¿Como podía olvidar borrarlas? De todos modos, ¿Que tiene de malo?
No era que me las saque para alguien, solo las saque por esa noche me sentía linda y listo. Y ahora esas nudes podrían estar en las manos equivocadas.
Para más leña, yo nunca ponía contraseña al celular, osea que sí el chico quisiera podría mirar toda mi galería sin problemas.
Fue donde sentí mi corazón latir a mil.
Levante la cabeza y mi amiga todavía seguía sin decir algo, sabía que cuando terminara de procesarlo se reiría de mí.
El sonido del celular avisa otra llamada, dónde rápidamente me muevo y lo aceptó.
—Oye, bien lo siento, no quise sonar mal. ¿Si? ¿Tienes mi teléfono, que quieres a cambió?
—Mira, no quiero nada, solo mi celular y yo te doy el tuyo. Celular por celular y ya. —dije rápidamente, bueno muy rápido.
—¿Bien, segura? —del otro lado el chico no parece convencido.
—Si nene.—dije soltando el aire.
—¿Qué? —susurró el chico bajo del otro lado.
Viro mis ojos.
—Nada. ¿Se puede saber quién tiene mi celular? —pregunté interesada, mordiendo mi cachete interior y empece a girar en el espacio de mi cocina.
Ciertamente no quería que sea el futbolista pero solo cerré mis ojos al escucharlo.
—Me llamo Julian, ¿Tu quién eres?
—¿Julian, Julian Draxler? —pregunté para estar segura, cerrando los ojos pidiendo que diga no.
Kristine me miro atenta llevándose la mano a la boca para comerse las uñas, a lo que levanto la mano para que no lo haga.
—Sí. ¿Me vas a decir tu nombre o qué? —cierro mis ojos fuerte, podría sentir como su humor iba cambiando.
—Soy Lía, Villet.
—Bien Lía. Necesitó mi celular así que dime donde lo puedo alcanzar y te devuelvo el tuyo. —dijo directo y me gire a ver a mi amiga que esperaba a que me dijera algo.
—Espera, pensándolo bien... ¿Como sé que eres el verdadero Draxler? Puede ser el celular de cualquiera y solo quieres verme para robarme o algo más horrible.
—Dios, ¿Estás loca? ¿Que quieres que te cante el himno alemán o qué? No tengo tiempo ¿bien? Te veo a las cinco de la tarde en la plaza de la concordia, en el centro así es más facil, lleva mi teléfono y tendrás el tuyo.
—Espera... tú... —las palabras quedan en mi boca, ya que me cortó, si me había cortado, observó a Kristine—. ¿Que hora es?
Ella observa el reloj de su muñeca.
—Doce y media.
Suspiro y la miro sin saber que hacer.
Solo había una opción.
—Bien, cuatro y media salimos. Tenemos que ir a la plaza de la concordia. —digo segura.
—Espera... ¿Por que allí? —me encogí de hombros—. Está bien... ¿Era él?
Lo miro y una pequeña sonrisa aparece en su cara, asiento sin importancia y ella pega un gritito, no le hago caso y salgo de la cocina avisándole que me ire a meter en el baño por una hora y sacarme el olor a alcohol y cigarrillos.
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Uneven | Julian Draxler.
FanfictionTan disparejos que de alguna forma lograron atraparse.