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CAPÍTULO 32 | Lo inevitable

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CAPÍTULO 32 | Lo inevitable


Día después.


—¿No te olvidas de nada? ¿Segura?

Los ojos de Julian me traspasan con total seguridad de que si me estaba olvidando de algo, ya había preguntado dos veces y le confirme que no me faltaba nada. Sin embargo, el volvía a preguntar.Me freno y cruzo mis brazos de bajo de mi pecho para mirarlo serio, suspiro y contengo mis ganas de decir algo para nada agradable.

—Te dije dos veces que si. —suspiro, doy media vuelta para correr a la cocina y apagar las luces.

No estaría en el departamento como por cuatro días, tal vez, así que tendría que dejar las cosas más o menos ordenada. Cómo mamá iba a viajar a Los Angeles conmigo, papá se comprometió a pasar al departamento para inspeccionar y que nada que estuviera en la heladera se hiciera feo, ventilar el departamento y después irse, así quedamos.

Mis ojos viajan por mi pequeña cocina para salir, ir a las ventanas del balcón para asegurarme que ya las había puesto seguro, en camino a mi habitación aún escucho a Draxler recordando que no deje de hablarle cuando llegué, me acomode y como me va para allá. Tendría que ir hasta la casa de mamá, Julian me acercaría de paso pasaríamos un poquito más juntos ¿Raro? Para nada, a Jule y yo comenzamos la etapa de no querer separarnos a pesar que apenas llevábamos dos meses, pero en nuestra relación digamos que muchas cosas no eran normal, aún teníamos choques de vez en cuando, nuestras partes diferentes seguían así y parecían no querer arreglarse ahora que estábamos saliendo.

Supongo que era mejor así, eso nos llamó la atención de ambos y es bueno no tener que coincidir en todos, nos hace especial a cada uno, supongo que sí Julian era más fácil, más llevadero me hubiera aburrido de el a los días y tal vez nunca hubiéramos tenido cita, sino que por no nos llevábamos, queríamos intentarlo, claro hablo del comienzo, mucho antes que salgamos sino cuando Kristine y Marco nos insistían.

—¿Nos vamos? —pregunta Julian cuando me ve llegar a la sala, toma mi valija y mira su reloj—. Tengo práctica, no quiero llegar tarde.

—Bien, porque yo tampoco quiero llegar sobre la hora y escuchar a mi madre. —bufo y tomo mi campera que estaba sobre el sofá para ponerme, el alemán se me acerca y besa mi frente me mira con esos ojos que querían decir algo, sonrío—. ¿Qué, Draxler?

—¿Segura, segura que no te olvidas de nada, Lia?

Su insistencia me aburrió, así que suspiro para levantar mis manos.

—Ya te dije que... —comienzo pero cierro mi boca cuando el alza su mano mostrándome mi pasaporte, detrás su cara y su sonrisa apretada diciendo dentro suyo seguramente “Siempre tengo razón”. Me pongo sería y dejo escapar aire de mi boca para quitarle el pasaporte—. Te odio, no por esto siempre tienes razón y solo me olvidé hoy porque estoy muy atareada, no es porque soy olvidadiza siempre, ni nada.

Uneven | Julian Draxler.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora