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CAPÍTULO 27 | El inconveniente

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CAPÍTULO 27 | El inconveniente.

6 de diciembre, 2018.

El calor de la gente y la cantidad de personas a solo centímetros me hacía sentir como si estuviera en un país diferente, dónde predomina más el calor, al menos de temperatura de 27 grados. Sin embargo, voy a culparme, a mí y a esos tres vasos de vodka con algún ingrediente más que me tome sin pasarle el vaso alguien más.

Ah y también a las luces y claramente a las canciones buenas que el Dj se encargó de pasar desde que pisamos este bendito club.

Esta noche estábamos festejando el cumpleaños de la prima de Kristine, Kate. La había visto varias veces, no lo suficiente para ser amigas como lo era con mi pelirroja, pero si para que le diga a Kristine que me invite para festejarlo, así que aquí estaba.

Y ciertamente diferente a lo que creía, la estaba pasando bien. Antes de venir y cuando me encontraba preparando, pensé en que me arrepentiría de salir, pero no, todo lo contrario. Me hacía pensar que por eso salía tanto después de mi rotura con mi ex, hasta que claro paramos cuando fue el accidente de mi celular y el tema de cómo conocí a Juli.

Bueno, no puedo creer que dije Juli.

—¡Lia! —grita alguien, quién más que mi amiga sería, me molestaría si no fuera que su grito no era más fuerte que la música, la miro de costado y me hace una seña que me la siga—. ¡Vamos!

Se ríe y creo que se da cuenta que es porque estoy un poco ebria y eso es malo, yo misma tendría que conducir a mi departamento.

Ebria no podría hacerlo, bueno si podría pero podría terminar muy mal. Que me saquen el auto o que choque.

La verdad es que en este estado no me asusta ninguno de las dos opciones.

Sigo a Kristine hasta la barra del club, por suerte no hay personas amontonados, creo que es el beneficio de estar en el vip del club, aprovecho para tomar aire que no tenía en el círculo donde estábamos.

—No tomes más o tendré que ir contigo, mejor dicho, llevarte. —menciona mi amiga para abrazarme.

Sonrío fingidamente porque la verdad que no estoy pensando en eso. Solo observo como los chicos detrás de la barra se mueven rápido pasando, preparando, las bebidas que pedían. Después de unos 8 minutos tenemos lo que mi amiga pidió, la ayuda y volvemos nuevamente al lugar donde estaban el resto de las chicas con quién compartimos la noche.

Cerca de las cuatro le susurró a mi amiga que debería irme, había dejado de tomar hace un buen rato y me había comprado una botellita de agua para pasar el alcohol.

—¿Ya? ¿Seguro que quieres irte? —cuestiona mirándome y asiento—. Bien, te acompaño hacía afuera.

Kristine sale del club sabiendo que los chicos de seguridad la dejarían pasar nuevamente y caminamos al estacionamiento de la discoteca para alcanzar a ver mi auto, busco entre las cosas que llevaba en mi cartera la llave.

Uneven | Julian Draxler.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora