Capítulo 19

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Al fin podían salir del internado y ser libres—al menos, por dos días—. Los padres de Alan ya había regresado de su viaje de negocios, por lo tanto, este tenía que pasar el fin de semana con su “hermosa familia”, cosa que no le hacía mucha gracia. Por fin había arreglado las cosas con su mejor amigo, y pensaba pasar el fin de semana a su lado, en cambio sus padres habían llegado el jueves por la noche a la ciudad, y este se veía obligado a dormir en su casa. Fruncía el ceño y suspiraba cada vez que recordaba tener que estar con sus padres (no la pasaba muy bien que digamos). Ya estaba listo para salir del instituto; usaba jeans ajustados, un polo azul oscuro y tenis converses. Su cabello oscuro revuelto y despeinado, era la prueba de su “genio un poco complejo”. Terminó de empacar lo que debía y puso la maleta en el suelo. Su mejor amigo lo abrazó con ternura y afecto.

 —En serio tenemos que pasar lejos el fin de semana —se quejó Kyle.

—Al menos si hoy… —contestó Alan.

—Ah… Entonces, no podremos vernos.

—Hablaré con mis padres. Mi abuela esta de vuelta en la ciudad con mis tíos y primos, piensan hacer una “típica y estúpida cena familiar”, pero… como tú eres parte de nuestra familia, literalmente, les diré que quiero que vengas —propuso el moreno con una sonrisa pícara.

—Cierto, tu primo-hermano Enrique y su familia, lo había olvidado —recordó el rubio—, pero no tienes que hacerlo si no quieres, mi amor…

—No, si quiero. Quiero que estemos juntos, no importa que tengamos que fingir —dijo Alan acercando a su amante y tomándolo de la cintura.

—Uh, está bien… ¿Crees que tu padre acepte?

—¡Seguro! Tiene que hacerlo.

Luego, ambos salieron del internado; el chofer de la familia Crow esperaba a Alan en la entrada, y la madre de Kyle aguardaba por su hijo en su auto. Ambos se sonrieron y subieron a sus respectivos vehículos. Alan estaba ansioso por pedirle a su padre que Kyle se quedara pasando la noche, sabía que su procreador no le negaría su petición. Posteriormente, el chofer manejo con cuidado hasta llegar a la mansión. Alan Crow bajo del vehículo—sin tener que esperar por nada ni por nadie—, y se adentró a la casa. Sin saludar a ninguno de los empleados, caminó velozmente en busca de sus padres.

—¡Papá! ¡Mamá! —habló en tono alto.

—Mi niño —gritó la señora Crow en cuanto vio a su hijo entrar al despacho.

Este permaneció en su posición mientras los largos brazos de su madre lo rodeaban como un capullo. Luego de besos y abrazos, por parte de su madre, este saludó a su padre y se dispuso a hablar, interrumpiendo los planes que su progenitor recitaba en voz alta.

—Pa-padre —interrumpió el chico.

—No me interrumpas Alan… —enemistó su padre.

—Pe-pero pa’, e-es importante…

—¿Que es tan importante como para interrumpirme Alan Crow?

—Ay, Fernando, no seas así, deja hablar el niño que hace semanas que no lo veías —sugirió su madre.

—Está bien. Habla, Alan —ordenó el señor Crow.

—E-era para saber s-si Ky-Kyle podía quedarse a pasar la noche a-aquí —pidió.

—No lo sé…

—¡A-anda! Por favor, papi. Nunca te pido nada, por favor... Deja que Kyle venga, por favor…

—Vamos Fernando, sabes que el niño nunca pide nada, además, lo merece por no pasar con él en su cumpleaños —recalcó la madre.

—Bueno está bien. De acuerdo. Pero que llegue antes que los invitados —aceptó.

Obsesión (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora