Capítulo 12: Loca, loca, loca

4.6K 295 9
                                    

Siento el retraso! Espero que os guste.

Capítulo 12: Loca, loca, loca.

Estoy loca. Se me va la cabeza.

Joder. ¿Quién me manda?

¿Por qué he tenido que prometer a ese niño nada?

¡Son esos malditos ojos!

Me seco con la toalla lo más rápido que puedo, gruñendo por lo bajo.

-          ¿Necesitas ayuda?

Ignoro la seductora voz que resuena tras la puerta. Odio que me hable así.

Apoyo con un silencioso quejido la pierna contra la mampara de la ducha para secarme, tan concentrada en la tarea que no escucho, por supuesto, la puerta al abrirse. Tampoco al cerrarse.

-          Eres mi paraíso.

Doy un respingo al escucharlo cerca de mi oído, cubriéndome como puedo con la toalla, que parece encoger ante su mirada apasionada.

-          ¡Lárgate de aquí!- estallo, agarrando fuertemente los bordes de la estúpida tela.

-          No te sulfures, preciosa, he tocado cada parte de ese cuerpo que intentas esconder.

Abro la boca para replicar, pero me calla posando su dedo sobre mis labios.

-          Lo he lamido…

Un estremecimiento nada justo para mi orgullo recorre mi cuerpo y amplía su sonrisa socarrona.

-          Lo he mordido…

Cierra los dientes sobre mi hombro, como si quisiera demostrar sus palabras, mientras desliza las manos por mi cintura hasta rodearme. Me gira entre sus brazos.

Y, entonces, observando aquellos llameantes ojos celestes, soy yo la idiota que piensa que sobra la toalla. Mucho.

Recupera el sentido, Diana, por favor…

Suplico para mí cuando inclina la cabeza hacia mi rostro, con la mirada hambrienta fija en mis labios entreabiertos.

-          Ni se te ocurra.- musito con la respiración estúpidamente entrecortada.

-          ¿Y eso por qué?

Le veo esbozar una media sonrisa confiada, tomando con una mano mi nuca bajo el cabello mojado.

-          Porque no saldríamos de aquí.

Recorre el contorno de mis labios con la yema de un dedo con gesto de concentración.

-          Eso no suena tan mal…- susurra con su voz más sensual.

-          Pero… no sé qué opinarán tus sobrinos.- replico, a pesar del deseo más que palpable.

Como si hiciera caso omiso de mis palabras, hace el amago de deshacer el nudo de la toalla que aún me cubre (incomprensiblemente).

Asquerosamente adulta: la reina de la mala suerte.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora