Capítulo 11: doble entretenimiento

4.9K 296 10
                                    

Perdón por la tardanza! Aquí os dejo un nuevo capítulo que espero que os guste ;)

Parpadeo, confusa, cuando los rayos de sol entran por la ventana. Joder, ¿qué hora es?

Pronto. Seguro. Muy muy pronto.

Entierro el rostro en el cálido hombro bajo mi cabeza y me abrazo a su cintura con un suspiro agradecido.

-                     ¿Estás despierta?

Su voz, adormilada, sensual, envía llamaradas de deseo por cada poro de mi piel.

¿Cómo puede ser esto? Nos hemos pasado prácticamente toda la noche despiertos y… ¿sigo deseándolo?

-                     La luz…- musito, envolviéndome en las sábanas blancas para cubrir mi desnudez.

¿Pero qué…

Protesto cuando se levanta de mi lado y se dirige hacia el foco de rayos. Dios, qué hombre. Creo que estoy babeando. Sin importarle un comino la ausencia de ropa, se detiene unos segundos junto a la ventana y da media vuelta para observarme.

Sonríe.

Deben hacerle gracia los pelos de loca que seguro tengo.

Sin una palabra, baja la persiana, dejándonos en la completa oscuridad de nuevo, y lo oigo volver a la cama. Ésta cede cuando se tumba a mi lado y echo los brazos adonde supongo que está su cuello para acurrucarme contra él.

-                     ¿Te he dicho alguna vez que eres preciosa?

-                     Adulador.- río, aspirando el delicioso aroma de su piel.

-                     Desconfiada.

Doy un respingo cuando siento sus dedos bajando lentamente por mi espalda, apartando la sábana con suavidad.

-                     ¿Qué hora es?- musito cerca de sus labios.

Alza la cabeza para mirar sobre mi hombro. Habrá un reloj. O no.

-                     Las doce y veinte.

-                     Llegamos muuuuy tarde a clase.

Ríe, divertido, mientras desliza los brazos alrededor de mi cintura para pegarme a él. Mmmmmm…

-                     Opino que nos perdonarán el día, ¿tú qué crees, bonita?- bromea, mordisqueando mi labio inferior.

-                     Tendrán que hacerlo, porque no voy a arrastrar ahora mi trasero hasta allá.

Francamente.

-                     Exacto, tu precioso trasero se quedará aquí conmigo.

Como si quisiera demostrar sus palabras, me aprieta las nalgas contra sus palmas y baja los labios para besarme con fiereza. Autómata, me agarro fuertemente a sus anchos hombros mientras me acerco para acurrucarme más en su cómoda calidez.

Cierro los dientes en su labio superior y tiro hacia mí con una sonrisa, delineando con la lengua sus contornos.

-                     Cuidadito con las manos.- bromeo al sentir sus hábiles dedos viajando por mi vientre abajo.

Abre la boca para replicar alguna de sus gracias, pero la cierra con un gruñido cuando ¡sorpresa! el timbre de la puerta interrumpe nuestro pequeño momento de tranquilidad tan inusual en nosotros.

Asquerosamente adulta: la reina de la mala suerte.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora