Capítulo 43: Vin Diesel me amenaza y, ¡ay! que me comen el pastelillo.

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No estoy pensando en él.

Que conste.

Deslizo el pincel por el lienzo una última vez antes de soltarlo sobre el pequeño desastre de mi mesa auxiliar.

"Llámale" dice una vocecita en mi cabeza.

Niego con un cabeceo.

No, porque no estoy pensando en él.

Me voy a concentrar en lo que tengo delante.

- Qué puta pasada...- murmuro, encantada.

Ya sé lo que voy a presentar a la exposición de la Universidad (sí, quieren hacernos una especie de despedida en la que tenemos que llevar una obra, algo que pretenden que sea formal).

Estoy totalmente ensimismada observando las líneas grises cuando suena el timbre.

No aparto la mirada.

- ¡Abre ya!

Joder.

Miro la hora: 9 de la mañana.

Anda que han tardado.

No me han dado ni 24 horas para prepararme.

- ¡DIDI!

Qué pesadez.

Llevo el lienzo a mi habitación, donde lo dejo apoyado en unas sábanas dispuestas sobre el suelo.

Sí, soy un desastre, dejadme en paz.

¡No tengo más hueco!

Cuando abro la puerta, entran como un terremoto.

Aprieto los labios para evitar un exabrupto.

- Joder, enciende el puto teléfono.

- ¡Eso, idiota!

Las dejo insultarme un rato mientras me cruzo de brazos, apoyada contra la pared.

Cuando Kira, Kim y Tina terminan, le arrebato la bolsa de papel marrón que lleva esta última y me voy a la cocina a servir tazas del café que preparé a primera hora de la mañana.

- ¡Oye!- grita Kim- ¿NO VAS A CONTESTARNOS?

- No, me voy a comer los churros que me habéis traído.

De hecho, mientras hablo me engullo uno.

Siguen parloteando sin descanso al mismo tiempo que lleno las tazas desparejadas y las voy llevando a la mesa del salón.

- Sólo aguanto la chapa porque me habéis traído el desayuno.- digo finalmente.

- Vaya, qué bonito.

Echo de menos a Ana.

Ella al menos estaría callada.

Lástima que tenga un trabajo de persona adulta con horarios de persona adulta. El resto, somos un puto desastre.

- Cuéntanos lo del juicio de una vez.

Miro a Kira, que desvía los ojos hacia algún punto del vacío.

- He ganado.

Tina se adelanta para golpear mi hombro con el puño.

- Eres una payasa- replica-. Desde el principio.

- Pues ayer fue el juicio y hemos ganado, así que no tengo que pagarle nada a Gustave y además le han impuesto una orden de alejamiento por lo gilipollas que se ha puesto.

Asquerosamente adulta: la reina de la mala suerte.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora