Hasta decir adiós [Joel Pimentel] #HDA1

Capítulo XIX: No... no fue una buena idea

"Yo, yo, yo sé que acabo de conocerte, se siente como que ha sido siempre." —Just Getting Started, Big Time Rush.

Araulee

Acomodé la trenza en la cima de mi cabeza para formar una especie de tiara y suspiré viéndome el espejo del cuarto de baño de Myles. Resultó que mientras él y yo jugábamos al videojuego que lo tenía loco, recibió un mensaje de su amigo Derek para ir a la fiesta de nuestro compañero de Español, Avan.

Myles y yo no estábamos muy dispuestos a salir, por mi parte estaba muerta del cansancio por el ajetreo del día, pero mi madre me avisó que no tendría problema, puesto que ella de todas maneras saldría con sus compañeras de trabajo a una cena. Claro que, ella no sabía que estaba con mi novio en su casa, si no me hubiese ordenado de inmediato ir a la nuestra como niña buena.

No me apetecía quedarme sola en casa, así que acompañé a Myles a comprar un detalle para Avan y sólo pasé por casa a buscar algo de ropa y maquillaje para ir a la dichosa fiesta, pero ella ya no se encontraba ahí.

—¿Estás lista? —Myles golpeó la puerta con sus nudillos.

Chequee mi atuendo que se trataba de una falda sencilla de cuero negra, blusa del mismo color y los labios pintados de un rojo intenso. Ladee mi cabeza ante mi reflejo pensando en que quizás estaba demasiado atrevido mi atuendo, poco habitual en mí, pero era un conjunto que estaba al fondo de mi armario desde que tenía trece años más o menos. Estaba cerca de los quince, ya era hora de que lo usara.

De todas maneras, mi padre no estaría cerca como para mirarme.

—¿Ara? —insistió Myles con un creciente tono de impaciencia. Rodé los ojos y abrí la puerta. Sonreí cuando me di cuenta de que combinaban nuestras vestimentas, puesto que él se había decidido por unos vaqueros oscuros y camisa manga tres cuartos del mismo tono, una gorra con la visera hacia atrás le daba el toque final.

—Van a decirnos que si acaso asistiremos a un entierro —bromeé dando un paso hacia él.

Una sonrisa ladeada se instaló en sus labios mientras me miraba.

—O si nos tratamos de vampiros —replicó en cambio. Me reí.

—Estás viendo demasiadas series —dije.

Salimos de su habitación y bajamos las escaleras paso a paso. Nuestro impase de hace unas horas estaba solucionado, pero sin embargo, no olvidado por mi parte.

—¿Dónde están tus padres? —pregunté recordando de pronto que todas las veces en las que estuve en su casa, no había señales de ellos. Y Myles no tenía hermanos, así que la casa estaba bastante solitaria.

—Mamá está en su habitación —murmuró con un tono extraño. No supe deducir a qué se debía pues rehuía mi mirada—. Le dije que saliera a saludarte, pero me pidió que la disculparas, no se ha sentido bien... últimamente.

—Oh, está bien —susurré saliendo a la fría noche—. ¿Qué hay de tu padre?

Él se encogió de hombros buscando las llaves del coche en sus bolsillos y no dio más explicaciones, lo que me dio a entender que no deseaba hablar del tema. Ahí supe que nuestra relación era muy extraña, él no se abría a mí y yo no le contaba la mayoría de las cosas tampoco.

Pero eso no estaba tan mal... ¿verdad?

—No vayas a beber demasiado —Le advertí cuando ya nos encontrábamos de camino a la casa de Avan—. Mamá no me dejaría salir nunca más si ocurriera algo.