PREFACIO

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Cinco años atrás

No quería recoger el pastel.

Estaba segura de que era otra táctica de distracción por parte de papá para que no los escuchara discutir. La señora Russell llegaría en unos minutos para celebrar el cumpleaños de mamá y algo había pasado con la entrega del pastel de mi madre.

Aquí es donde entro yo.

Tenía doce años, se supone que a esta edad debería estar pensando en cómo demostrarle a todos que podía hacer lo mismo que los chicos, pasar la noche en la casa de Mia, mi mejor amiga; y suspirar por el pedacito de cielo que era su primo Stephen y otros chicos...

<< ¿Le devolvió la chaqueta? El idiota estaba tiritando de frío. Yo le dije que no me la dé, ahora está con fiebre. Alejandro tiene razón... A Elliot no se le puede hacer entender nada. Ni una orden explícita puede penetrar en ese cráneo de acero que tiene>>.

Pelirrojo, alto y de cara pecosa. Elliot Cohen se llamaba mi perdición.

De todas maneras ¿Por qué me gustaba? Si toda la vida nos la pasábamos saltando a la yugular del otro. ¿Habrá sido porque este año estuvo raro? No hemos peleado tanto como antes y se le notaba... extraño.

Estaba acostumbrada a sus burlas, de las que siempre me defendía; a sus peleas y a su personalidad tan irritante que daba ganas de darle un golpe cada vez que me sonreía de esa manera tan arrogante. Sin embargo, este año se podría decir que lo habían abducido los alienígenas para hacer experimentos y nos habían dejado una copia mucho más agradable de él en su lugar.

No peleaba, no fastidiaba y ya casi no sonreía.

<< Sé que está solo>> dije recordando cómo después del campeonato lo vi caminar solo a su casa. Con una expresión rara <<Es como si no supiera que hay maneras de expresar lo que sentimos>> Recuerdo cuando en los trabajos de arte se quedaba dibujando espirales con el lápiz marrón <<Pero no quiere aprender a expresarse, porque no cree que nadie lo escuche>> Piensa en la vez –la semana pasada –que lo encontró llorando detrás del árbol de la esquina en el que suele treparse.

" - ¿Por qué lloras?

- No importa –se levanta y se seca la cara con el dorso de su manga -¿Qué haces aquí?

- Te buscaba.

- ¿Por qué harías eso?

- No lo sé."

Llego a la pastelería. Me dirijo a la caja registradora e informo a la señorita:

- Buenas tardes, vengo a recoger un pedido a nombre de Robert Khaler.

- En un momento – se gira y camina hacia una puerta que supongo que es la cocina - ¡Pedido de Robert Khaler! ¿Qué está pasando?

Siento un calor muy intenso desde allá. Wow, esos hornos están que arden.

- No lo sé, Brigitt – dice una voz masculina desde atrás –es algo con los hornos.

- Soluciónenlo, la chica está esperando su pastel.

Y cierra la puerta.

Pero que maleducada.

- Vete a sentar en la mesa de allá –me dice señalando una mesa de al fondo al lado de una puertita de madera–. Te llevaré tu pedido en unos minutos.

- Gracias.

Me siento donde me dijo y me dedico a esperar. El calor se hace más intenso. Escucho como alguien grita en la cocina. Brigitt va a ver.

- ¿Qué está pasando?

Y algo explota.

El fuego arrasa con todo. A penas logo esconderme bajo la mesa. Me duele la cabeza. Toco mi nuca, toco y cuando miro mi mano hay sangre.

Es un calor intenso. No sé cuánto tiempo llevo aquí. El olor a carne asada sube por mis fosas nasales y me marea. Me palpita la cabeza y estoy mareada, aun así me levanto como puedo y corro hacia la puertita. La abro sujetándola con mi ropa para no quemarme y antes de salir, veo hacia atrás.

No debí haberlo hecho.

Una vez fuera, toso el humo y corro hacia el primer camión de bomberos que veo.

- Ayuda.

Y me desplomo.

Antes de cerrar los ojos vuelvo a escuchar su voz: "Lo hacía para llamar tu atención", la sensación húmeda y el recuerdo de sus ojos me acompañan cuando corro a la oscuridad.




CAPÍTULO EDITADO  

2/02/19


Un Recuerdo Para Noah |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora