PARTE 1 FINAL

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PARTE 1

No voy a mentir, me sentía horrible.

Falté al día siguiente, y el siguiente, y el día después de ese. Ahora comprendía a Alejandro. El viernes era mi último día como estudiante de preparatoria y también era el día del partido final... y de la fiesta de fin de año.

Me armé de valor.

- Estás del asco.

- Eso ocurre cuando tu novia te termina -le respondo malhumorado -estás del asco.

- Tampoco me habla a mí -dice Alejandro -o a Mia. Estábamos involucrados en esto. Debiste verla ayer -suelta un silbido de asombro -. Parecía el infierno en la tierra.

- No lo estás mejorando -espeto aventando la mochila al suelo y sentándome en mi pupitre.

Él se encoge de hombros.

- Noah odia la mentira, le mentiste durante toda la relación y te terminó por eso -enumera con los dedos. Se apoya en mi espalda -. Se siente herida. Yo creo que lo deberían hablar...

Entonces ella entra al salón.

Era un desorden.

Su cabeza parecía un nido de pájaros (más de lo normal), traía el uniforme arrugado y la Gap que llevaba con una mancha de pasta dental en la "p". Las ojeras bajo sus ojos eran moradas y los tenía rojos. Había estado llorando. ¿Cómo lo sabía?

Yo también lo había hecho.

- Me importan tres hectáreas de desodorante ambiental que no lo haya hacho con mala intención -la escucho espetar. Mia viene detrás de ella -. Por mi puede usar sus excusas de papel higiénico.

- Noah -la detiene jalándola del brazo -, yo creo...

- Rezaré porque le dé la diarrea intensa de la que tanto habla -la corta. Avienta sus cosas al suelo tal cual lo hice y se sienta bruscamente en la silla.

Y voltea en mi dirección.

Mierda.

Se le ve destruida.

Todo queda en un incómodo silencio. Noah y yo nos miramos, sin saber cómo reaccionar. Alejandro y Mia cambian miradas preocupadas, sintiendo la tensión. Noah borra la expresión de su rostro y la tapa con una de indiferencia.

- Hola, chico bestia -saluda con hipocresía - ¿Qué torturas tienes planeadas para mí el día de hoy?

- No me llames así Noah -susurro. Siento el peso de Alejandro desaparecer de mi espalda.

- ¿Cómo te debería llamar entonces? -espeta dejando sus cosas sobre la carpeta con fuerza - ¿Cohen? ¿Harford? ¿fosforito? O, ya sé, -me sonríe- ¿Qué te parece cobarde?

Tras decir eso me da la espalda. Y cuando ya no me puede ver, me encojo sobre mí mismo y escondo mi cabeza entre mis brazos en el pupitre.

Me odia.

Y sé que yo me lo busqué al mentirle de esa manera, pero aun así me duele. Siento como una bola de demolición arrasa con todo mi interior.

Cuando la veo escribir furiosa algo en un pedazo de papel, veo su dolor. Cuando veo su mirada, veo el sufrimiento. Cuando se acurruca a sí misma en la Gap, siento su desconsuelo ante la traición.

- No me mires.

Le hago caso. No la vuelvo a mirar por lo que sobra del día. O, por lo menos, ella no se da cuenta.

Un Recuerdo Para Noah |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora