29. Conociendo

40 6 15
                                    




29. Conociendo

El abuelo se alegró de que lo llamara. Había comenzado a dudar si esto era buena idea hasta que Noah me dio un beso arrollador y me dijo que le alegraba que yo confiara en ella. Después de eso no pude decir nada.

El chofer que conducía la 4x4 no paraba de lanzar miradas a los asientos de atrás, donde nosotros estábamos. Era incómodo, no podía besar a mi novia en paz. Resistí las ganas de gritarle que nos dejara tranquilos porque había prometido controlar mi genio.

Así fue hasta que llegamos al final del camino y le advertí a Noah.

— Ardillita, lo que estás a punto de ver no lo sabe nadie más aparte de Alejandro. No quiero que digas nada cuando volvamos del viaje, por favor.

Ella rodo los ojos, quitándole importancia.

— Ni una palabra sale de mi boca –me sonríe, traviesa – ¿Alguna otra advertencia?

— Si –digo mirando detrás de ella a la cabaña –. Soy la misma persona de siempre Noah. Ahora voltea –la giro por los hombros para que tenga la primera vista de la cabaña.

Su reacción me la esperaba: mandíbula desencajada y los ojos como platos. Todos habían puesto la misma expresión. Lo que no me esperaba fue lo que dijo.

— ¿Dónde está mi cabaña de los siete enanitos? Esto es una mansión, Elliot, no una cabaña. Creo que la diferencia la enseñan en kínder, amigo.

Bajamos de la camioneta tomados de la mano. Noah miraba todo a su alrededor.

— Me gustan los árboles –dijo de repente.

No me gusta tu mansión, no me gustan los sócalos, no me gustan los autos caros estacionados frente al garaje; no, a ella le gustaban los árboles.

Entramos por la puerta principal y en el recibidor estaba tía Clarisse esperándonos. Me miró de arriba abajo y luego repitió el proceso con mi acompañante.

Me entraron los nervios.

— Hola tía –empecé con una voz aguda y rara que no era mía –, ella es Ainoah. Mi novia –terminé tras aclararme la garganta y recuperar mi voz normal.

— Ya era hora de que llegaras Sloan –se escuchó como Ainoah contuvo su risa –. Un gusto conocerte Ainoah –dijo acercándose y dándole un cálido abrazo. Pasando de mí por completo. Se aparta de ella sonriendo, pero aun la sujeta por los hombros –. Ya era hora de que uno de los chicos trajera una novia formal, aunque más me lo esperaba de Blake que de mi gruñón Sloan.

¿Quién era esta señora y que había hecho con mi tía? ¿Desde cuándo saludaba a chicas, sonreía y estaba de buen humor en general? ¿Y cómo era eso de que esperaba que Tristan trajera novia antes que yo?

— Es todo un placer para mi conocerla, señora –y pum. Una sonrisa cordial e inocente apareció en su cara para rematarla.

— Llámame tía Clarisse, querida.

— Y usted llámeme Noah.

¿En qué mundo alternativo estábamos?

— Estooo... tía –ella me miró aparentemente molesta por la interrupción –, quisiera volver antes del anochecer al hotel, los profesores se pueden preocupar.

— ¿Se están quedando en el viejo castillo?

— Si –rasqué detrás de mi nuca, nervioso.

Un Recuerdo Para Noah |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora