18. Orgullo

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18. Orgullo.

Literatura. Tercera hora. No he hablado con nadie desde que llegué al colegio. Todo es un caos, el antiguo director ha desaparecido sin dejar rastro y las autoridades rondando por aquí y por allá.

Estrello mi cabeza contra el pupitre. Esto es un muermo. La profesora sigue jugando con su celular tras haber copiado en la pizarra y yo aquí preguntándome qué diablos hacer para disculparme con Noah.

No tengo idea de cómo disculparme. Siempre he apestado en eso. Nunca aprendí a pedir perdón de chico porque era un gamberro que creía que tenía el mundo a sus pies y podía tomar lo que quería a su antojo.

Si, era un tremendo idiota en esos días. Aunque muy en el fondo sabía que nada de lo que creía era cierto y que solo actuaba a sí para... no tengo idea de para qué, ahora que lo pienso.

En fin, el punto es que nunca necesité disculparme en la escuela porque no lo consideraba necesario y Ale nunca se ofendía por mis tonterías. En mi casa menos, Tristan era muy pequeño y nunca le hacía daño. O por lo menos, no a propósito, y gracias a esta falta de experiencia no tenía idea de cómo pedir perdón a Noah.

¿Un "Lo siento" sería suficiente? No lo creo. Hasta a mí me sonaban vacías esas palabras.

La música de Candy Crush es interrumpida por el timbre. Al parecer. Me pasé toda la cuarta hora pensando.

Recojo mis cosas y las guardo antes de salir del aula. Una vez en el pasillo, diviso la cabeza de Ainoah junto con sus amigas.

Es ahora o nunca.

Con valor que saqué de no sé dónde, me acerco al grupo de chicas y las detengo para después pararme frente a ellas y comenzar a hablar.

— Les debo una disculpa por el comportamiento del otro día, chicas –empiezo. Ninguna se ve feliz por mi presencia –. Estaba muy alterado y sé que no es excusa para como me comporté, pero verlas seguirme e insistir –miro directamente a Noah –para que hable me perturbó más. Eh... no quise herirlas ni asustarlas de ninguna manera –digo recordando las miradas asustadas de Mía y Theodosia, y la mirada triste de Noah -solo que... me sacaron del poco control que tenía. Estoy arrepentido de cómo me comporté. Lo siento –finalizo rascándome la nuca con nerviosismo.

Joder, disculparse apesta. Y apesta aún más de la manera tan mierda que lo hice.

— ¿Nos estas echando la culpa por tu comportamiento? –es lo primero que pregunta Ainoah.

— No –respondo con cautela –. simplemente estoy explicándoles las razones de por qué me puse así.

— Entonces me estás echando la culpa –insiste Ainoah –porque fui yo la que insistió en saber que te pasaba –veo como sus amigas se alejan lentamente de donde estamos. Mía con una mirada de advertencia, asiente hacia mí –. Yo solo estaba preocupada por como estabas y tú me gritaste.

— Te dije que no era un buen momento para hablar –objeté. Me acababa de disculpar ¿No debería estar contenta con eso? –. Tú insististe y me estoy disculpando porque te grité. No te estoy echando la culpa.

—¡Pero claro que lo estás haciendo! Me estás diciendo que me gritaste porque insistí en ver lo que te pasaba –me toca el pecho con el dedo índice acusadoramente –. Solo quería saber que te pasaba ¡No era tan complicado decirme que Tristan estaba en el hospital!

— Pero no te incumbía –dije en voz baja quitando su dedo de mi pecho –. No debiste presionarme.

— ¡Ahora te presiono! –se aleja con una expresión de incredulidad en el rostro –. Eres increíble, Elliot. Nunca te he presionado, solo estaba preocupada. Y tú me pagaste mi preocupación gritándome.

Un Recuerdo Para Noah |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora