17. La Pregunta de Tristan

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17. La pregunta de Tristan.

Suspiré y me recosté en el tronco del árbol. Cerré los ojos deseando que todo desapareciera. La charla que había mantenido con el abuelo más temprano me había estresado de sobremanera. El abuelo me había preguntado sobre mi futuro y yo había contraatacado preguntándole cuando haría algo con respecto a Tristan. Él simplemente dijo que no podía hacer nada por Tristan ya que cosas y más cosas legales y blah, blah, blah.

Me había llevado a mi hermano al "patio trasero" (me refiero a la inmensa extensión de tierra, arboles, pasto y colinas que pertenecían a la Casa McAllen). William se había ido devuelta a St.Andrews dos días después de nuestra salida nocturna. A la mañana siguiente de esta se había despertado con una resaca tremenda y al instante comenzó a vomitar. Asqueroso, lo sé. Pero sin duda alguna lo más asqueroso fue que tuve que ayudarlo a limpiar todo el vómito del piso de su cuarto para que no me acuse con mi madre sobre nuestra salidita.

Maldito chantajista.

Sin embargo sus palabras antes de irse de la cabaña han quedado grabadas en mi mente: "No renuncies a tu oportunidad. Aunque ten cuidado, si ella se entera de todo lo que ocultas, ambos saldrán más heridos de lo que esperas. Trata de ser honesto, Princesa Escarlata".

Tampoco quería pensar en eso.

El suave viento ululaba entre los árboles. Escuchaba el cauce del ruidoso rio y vigilaba a Tristan, quien jugaba con algunas rocas.

Mi hermano era un chico raro. Él no había vivido aquí más que sus vacaciones de verano y días festivos. Aun así, cuando yo me juntaba con algunos chicos de los alrededores para jugar en verano, Tristan no se acercaba a ninguno de los chicos de su edad o hermanos menores de los chicos con los que yo me juntaba.

Claro que no. Él prefería buscar Hogwarts.

Tampoco le gustaban los deportes, cosa que toda mi familia amaba; el abuelo siempre nos contaba sobre sus gloriosos días de jugador (o sea, cuando jugaba en la secundaria), mamá había practicado algo de atletismo, el tío Brenan también amaba el futbol ¡Hasta la tía Clarisse le gustaban los deportes! Pero ella solo practicó arquería porque le gustaba evitar cualquier tipo de cosa que tenga que ver con la suciedad y fluidos corporales. Tristan sabía jugar futbol. Pero solo jugaba lo necesario cuando se aburría al extremo y eso era porque yo lo obligaba a jugar conmigo. Tampoco le gustaba ir a la playa, cosa que yo y William amábamos; no, Tristan prefería quedarse sentado en la arena con un enorme sweater negro o azul que me daba calor de solo verlo y si sentía muy entusiasta, se quedaba con una camiseta sin mangas.

A veces pensaba que era adoptado; pero luego lo descartaba porque recuerdo aun el embarazo de mamá.

Con el paso de los años llegué a la conclusión de que mi hermano era un bicho raro. Uno realmente raro y deforme que no se ponía nervioso con caí nada que no tuviera que ver con él, pero con todo lo demás asociado a su mundo era un maldito neurótico.

Bajé del árbol al ver a Tristan tratar de devolver a un pájaro bebé a su nido, que estaba en la copa del árbol. Otra cosa rara en él. Cuando cualquier chico estaría derribando pájaros lanzándoles piedras, mi hermano se compadecía de ellos y trataba de devolver a los que se caían devuelta a su nido.

—Elliot ¿Me ayudas?

Miro hacia donde su voz me llama y lo veo aferrado al tronco de un árbol, mirando hacia abajo con terror.

— ¿Qué clase de choco no sabe bajar de un árbol? –pregunto con sorna. Arrastro las palabras un por una, sonando lo más arrogante y burlón posible. Todo esto acompañado de una sonrisa floja y despreocupada que él tanto odiaba.

Un Recuerdo Para Noah |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora