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Cuando entramos en su coche de nuevo Harry suspira y clava su mirada verde en mis ojos.

-¿Qué se supone que vamos a hacer ahora? No quiero volver al jodido campus.

-Bueno, yo necesito descansar, esta mañana mis clases empezaron super pronto.

-Puedes venir conmigo a la hermandad. A esta hora no habrá mucha gente por los pasillos.

-¿A tu hermandad?¿Pretendes llevarme a la cama?- Suelto sin darme cuenta de lo que acabo de decir.

Harry abre los ojos como platos y frunce el ceño.

-Da igual, te llevo a tu residencia.

-No quería que sonase...

-Da igual- Responde y se extiende un silencio incómodo por la cabina del coche.

Me apoyo en la ventana y suspiro, menuda imbécil.

-Es por aquí- Indico tras un largo rato de tensión.

Harry se mantiene en silencio y frena unos metros antes de llegar a la residencia.

-¿Qué haces?- Pregunto sorprendida y él acciona el freno de mano.

-Ven aquí- Susurra y tira de mi mano, de modo que quedo sentada sobre su regazo con su respiración acariciándome la piel.

Pasa sus manos por mis brazos y se detiene en mis caderas agarrándome firmemente antes de usar su pulgar para levantar mi barbilla y clavar su mirada en la mía.

-¿Por qué piensas que tengo otros malditos intereses sobre ti?- Me pregunta en cierta parte dolido por mi anterior comentario.

-No es personal, sólo es que...

-¿Que no es personal? Nena, sé que crees conocerme, sé que supones muchas cosas sobre mí pero deberías relajarte, no quiero hacerte daño, tan sólo quiero estar cerca de ti. Si lo de ir a la hermandad te parece violento, está bien, sólo tienes que decirlo. No voy a hacer nada que tú no quieras.

Se me forma un nudo enorme en la garganta y comprendo que él sólo quiere resultarme agradable y que yo no paro de ponerme una armadura cuando estoy con él.

-Lo siento- Me disculpo- Es que soy demasiado insegura a veces.

-No te disculpes- Me dice en voz baja y apoya su frente en la mía, quedando muy cerca de mí- Me gustaría saber quién o que mierda fue lo que te hizo ser así.

Balbuceo algo casi inaudible mientras me tiemblan las piernas y él niega con la cabeza.

-No tienes que hablar de eso, ahora tan sólo bésame.

-¿Qué?- Pregunto sin procesar lo que acaba de decir.

Abro los ojos con sorpresa cuando Harry presiona sus labios con los míos e instintivamente los cierro para disfrutar aún más del beso.

Nunca había besado a nadie igual, no es como si hubiese besado a mucha gente, pero los labios de Harry son diferentes, cálidos y apetecibles, muy apetecibles.

Mis dedos olvidan que me pertenecen y se hunden en su cabello antes de que él me tome con más fuerza para mantenerme aún más cerca de él.

Ambos nos separamos en busca de aire y está más guapo que nunca con sus labios hinchados por haberme besado. A mí. Me ha besado a mí.

¿Quién lo diría? Cuando empecé el curso no imaginé que esto ocurriría. Como mucho pensé que tendría una cita con Roger, el encargado del concurso de matemáticas, aunque empezó a salir con Nelly, la chica de los brackets. De todos modos no me quejo, hacen buena pareja y a mi ni siquiera me gustaba el parlanchín de Roger.

Sólo pensar en que estoy subida en Harry me provoca un vértigo horrible, es como si sintiese que yo no estoy a su nivel, nunca seré lo que él busca aunque se haya encaprichado de este juego que empezó el día que me equivoqué con el número de Jared.

Harry me atrae hacia si y me recoge la larga cabellera morena con una sola mano.

-Deja de pensar...- Susurra tan cerca de mi oído que creo que voy a desmayarme.

Me preguntó si notará mis nervios, el temblor de mis manos y mi corazón latiendo a mil por hora, aunque supongo que sí, ya que me ha sugerido que deje de pensar y lo único que estoy haciendo es dar vueltas a todo en mi cabeza. Él es más que consciente.

-Perdona- Me disculpo saliendo de mi trance.

Él se ríe muy pegado a la piel de mi cuello y se aparta rápidamente para lanzarme una mirada algo divertida.

-No tienes nada por lo que disculparte.

-Lo sien..- Respondo y me tapo la boca antes de terminar haciendo que Harry estalle en carcajadas y su pecho se agite debajo de mí.

Ruedo los ojos y muerdo mi labio inferior intentando no unirme a él en sus risotadas, las cuales son tan profundas que parecen llenar por completo la cabina del coche.

Harry vuelve a la carga para devorar mis labios y siento un deseo abrasador cuando toca mi piel, parece como si el termostato hubiese subido de repente y el chico moreno fuese el principal responsable de ello.

El teléfono de Harry vibra en su bolsillo y me pide un segundo para salir del coche, parece bastante importante y yo me quedo sentada esperando a que él regrese.

De repente todos los pensamientos me invaden, miles de preguntas se formulan en mi mente y me nublan la razón. Mi corazón se acelera. Seguro que está hablando con uno de sus amigos. Le habrá contado que me ha besado en el coche. Soy uno de los ligues del quarterback.

Siento náuseas y sólo soy capaz de una cosa: huir.

Sext h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora