-Vámonos de aquí antes de que algún jodido idiota aparezca- Gruñe Harry montándose en su coche.
Me muestro indecisa antes de subirme al caro todoterreno negro, pero al fin lo hago y abrocho mi cinturón de seguridad inmediatamente.
-¿Dónde vamos?- Pregunto cuando arranca el motor.
-En realidad no tengo ni idea, pero creo que salir de aquí cuanto antes es lo que quieres.
Asiento lentamente con la cabeza y me sonrojo cuando Harry se ríe.
-¿Eres siempre tan tímida, nena?- Pregunta y muerde su labio de una manera mortalmente sexy.
No sé qué responder a eso, así que simplemente golpeo su brazo suavemente provocando una risotada profunda por su parte.
-Puesto que es casi la hora de comer, podríamos ir a algún restaurante- Sugiere.
-Eso sería genial, Harry- Respondo y sonrío.
Él me mira algo más serio esta vez y enciende la radio. Comienza a sonar una de mis canciones favoritas y oigo cómo él empieza a tararearla suavemente.
-¡No lo puedo creer!- Exclamo- ¿Conoces al grupo?
-Emm... ¡no! es sólo una canción que todo el mundo sabe...- Disimula y veo cómo se sonroja.
-¿Qué?¡Amo este grupo!¡Y al parecer tú también! Wow. Pensé que tú escucharías Tyga o algo así.
-¿Tyga?- Ríe.
-Ya sabes, algo de ese estilo.
Él sube la canción y comienza a cantarla esta vez más alto provocando que yo me una a él y ambos cantemos la letra como si fuese el himno de nuestro país.
-Joder, no dejas de sorprenderme, nena- Declara y me guiña un ojo coquetamente antes de poner su mano sobre mi muslo.
Con su gesto, un escalofrío recorre mi cuerpo y se puede ver mi piel de gallina. Harry Styles es completamente irresistible y ahora entiendo por qué el público femenino del campus babea por él.
Si todos los trayectos en coche con Harry van a ser así, no me importaría tener más citas con él a partir de ahora, aunque jamás admitiría en voz alta que quizás esté enamorándome del quarterback de los duckes.
-Ya hemos llegado- Me informa sacándome de mis pensamientos.
Salimos del coche y entramos en una pequeña pizzería que hace esquina. Es un sitio limpio, bonito, acogedor y decorado como si se tratase de un pequeño rincón de Italia. En pocas palabras, es perfecto para nuestra... ¿cita?
-Me encanta- Afirmo cuando entramos y el olor a orégano inunda mis fosas nasales.
-Sabía que te gustaría.
Sonrío y nos acercamos a una mesa que hay al lado de la cristalera por la que se pueden ver los coches pasando despreocupados por la calzada.
Elegimos nuestros platos y un camarero, lleno de pecas y que parece estar en su primer día, nos toma nota.
No dejo de mirar a mi alrededor maravillada con el lugar cuando Harry añade:
-Debería haberte llevado a un sitio más feo para que te fijases más en mí.
-Perdona, es que pensé que me llevarías a una bocatería o algo así.
-¿Qué tienen de malo las malditas bocaterías?- Pregunta actuando como si estuviese ofendido- De todas formas, deberías conocerme más antes de suponer cómo soy.
-Tienes razón.
-Aunque a mí también me gustaría conocerte a ti- Declara- Eres tan... misteriosa. Juro que jamás he conocido una chica como tú.
-¿Gracias?
Ambos estallamos en carcajadas y traen nuestra comida.
-En serio, es sólo que me pareces tan jodidamente indescifrable que da miedo pensarlo.
-Pues yo pensé conocer a los chicos como tú y la verdad es que me estás sorprendiendo.
-¿Los chicos como yo?
-Ya sabes, los jugadores de rugby populares y que salen con animadoras.
-Respecto a eso, no estoy saliendo con Emma desde hace tres meses.
-Oh, me gustaría decirte que lo siento, pero la verdad es que mereces alguien mejor.
-Lo sé y ahora es cuando puedo verlo...- Dice- Joder, perdona. Estoy siendo malditamente cursi pero no sé cómo mierda actuar...
-No importa. Está bien así.
Ambos sonreímos y observo sus adorables oyuelos.
