881 Palabras
Al día siguiente, había vuelto a la normalidad en el pasaje, y por suerte, nadie además de Anabelén, Geraldo, Carmelia y Martina habían notado la llegada del misterioso personaje encapuchado.
—Oye, Antonio ¿No supiste sobre lo de la nueva? se rumorea de que está enamorada de Mortibel, ¿Será verdad?— dijo Norberto.
—Los rumores entran a la población y no salen nunca más de ahí, ayer los vi coqueteando afuera de la casa de Carmelia, así que tendrá que ser verdad, Norberto— dijo Antonio.
—Y si mejor lo decide ella, ustedes saben que así funciona el amor, es cuestión de las personas y de nadie más. — dijo Joaquín, el hijo de Antonio.
— ¿No será que alguien estará enamorado de Anabelén? Uuuuuyy— dijo Norberto molestándolo.
—Ah ya cállense, ahora, me voy al restaurante, búsquenme cuando maduren. — dijo Joaquín molesto.
Carmelia, quien se había despertado de buen humor, se dirigía al hogar de Geraldo, para invitarlo al restaurante.
— ¿Quieres ir al restorán conmigo? será tu primera vez ahí, así que sé que harán su mejor esfuerzo para impresionarte. — pregunto ella cuando Geraldo abrió la puerta.
—Está bien Carmelia. — le dijo Geraldo, quien estaba muy preocupado por la situación en la que había metido a Anabelén anoche, decidió acompañarla para calmarse un poco.
—Creo que el amor regresó a la población, ¿no es cierto?— le dijo Tomás a Tiffany, quienes iban caminando y los vieron pasar.
—Ay se ven tan tiernos, hacía falta una pareja en el pasaje— dijo Tiffany suspirando.
—Espero que esta termine mejor que la de Amanda y Policarpo— dijo él.
Carmelia no podía dejar de pensar en lo que le había dicho Mortibel antes de invitar a Geraldo a salir, ella conocía a Morty desde hace años, pero por primera vez, lo veía tan preocupado por alguien más.
—Carmelia, yo investigaré a Anabelén, mientras tú tratarás de que Geraldo mencione el propósito de Anabelén en el pasaje— le dijo Morty, quien había ido a la casa de Carmelia para hablar.
—Está bien, si tú lo dices. Pero, ¿Por qué cambiaste tanto desde que apareció la detective? ¿Acaso estás enamorado de ella?— preguntó Carmelia.
—No, ni lo sueñes y me comporto así porque me gusta ser así, y cuando digo punto es punto— y se fue del hogar de Carmelia, antes de que ella pudiese decir más.
Una vez que llegaron al restaurante, ordenaron la comida y fueron a sentarse a una mesa aislada de las otras.
—Será coincidencia que esos dos hayan pedido la copa helado de amor de berries?— dijo Amanda observando a los dos con una sonrisa en su cara.
—Quizás, solo habrá que esperar a que se confiesen. — dijo Joaquín.
—Por eso hay que prepararla de la mejor forma posible. Por cierto, ¿dónde está Mortibel?— preguntó Tomás buscándolo con la mirada.
—Pues él pidió día libre para ocuparse de asuntos personales. Ahora todos a trabajar. —
—Y... entonces, cuéntame de ti ¿Cómo conociste a Anabelén? ¿Te ha gustado el pasaje? Sé que eres muy optimista y alegre, sé que encajaras con facilidad luego de que conozcas a todos. — dijo Carmelia iniciando la conversación.
—Pues bueno, yo en mi escuela fui conocido como el más optimista y alegre de todos en el pasado, desde primero a séptimo básico. Y luego todo cambió cuando conocí a Amanda. — Dijo Geraldo, tratando de confiar lo más que pueda en Carmelia.
— ¿Ya conocías a Amanda?— pregunto ella.
—Pues sí, ella era una muy buena amiga, teníamos mucho en común, y me hubiera gustado haberlo conocido por más tiempo, ya que no me atrevida a hablar con ella, por lo tímido que era en ese entonces. Antes ella vivía en España y le decíamos la chica española. Éramos muy unidos. Hasta que un día, ella hizo que me expulsaran del salón de clases y gritarle a una profesora. Yo, siendo un alumno estrella, fui perdiendo mi reputación gracias a esto. Pero ella ya no era especial para mí, después de eso, ella era solo una chica más. Uno de esos días, cuando estaba deprimido, conocí a Anabelén. Ella era distinta en ese momento, era depresiva, pero teníamos el mismo espíritu de amistad. Cada día fuimos conociéndonos más, y cada día éramos más cercanos. Nos fuimos conociendo hasta que ella cambió, gracias a mí, se volvió más alegre y relajada, a pesar de sus problemas familiares, para los cuales, ella sabía que podía confiar en mí. Para mí ella fue todo mi universo y mi razón de existencia. Y así nos volvimos mejores amigos. Y así pasaron todos los años de la enseñanza media, ella me ayudaba cuando sufríamos debido a nuestras calificaciones, y con el tiempo sólo nos preocupamos de nuestra amistad. Un día Amanda volvió, pero se puso a pololear con un tal Policarpo. Me sentí reemplazado, pero yo tenía a Anabelén. Ella prometió hacerle pagar por todo lo que me hizo y empezaron a tener una rivalidad. Hasta que en cuarto año medio, todo fue más estresante y difícil. Todo nos hacía pasar por mucha presión y terminamos reprobando el año. Tomamos caminos diferentes, pero aun así, seguimos en contacto, hasta que después no volví a saber de ella hasta que casualmente llegue aquí. — Relato Geraldo, mientras recordaba esos días, que en ese entonces parecían amargos, pero ya se había acostumbrado al sabor.
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¿Quién mató a Policarpo?
Mystery / ThrillerUna boda y un cadáver. Una chica nueva llego al pasaje para resolver el caso, y se encontró metida en un lio que presenta un riesgo para ella y para todos sus amigos. Una amenaza acecha a la vuelta de la esquina, y lo único que protege al pasaje es...