Episodio 5: Eduardo

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851 Palabras

—Oh Geraldo, no sabía que te gustaba la novia de Policarpo, los dos son tan similares, aun no sé a cuál de ustedes dos debió haber elegido, pero, si te soy honesta, yo te hubiese elegido a ti. — Dijo Carmelia sacándolo de su trance.

—Awww, gracias Carmelia— dijo Geraldo mirándola a los ojos y perdiéndose en su mirada.

—Por favor dime Carmelin— le dijo.

—Bueno, gracias Carmelin— corrigió Geraldo, y los dos rieron juntos.

Carmelia ya había olvidado la promesa de Mortibel y sólo se iba a dedicar a socializar con Geraldo, ya que ese era su motivo desde un principio.

— ¿Cuándo se van a besar?— pregunto Horacio, hermano de Carmelia, quién también trabajaba en la Rosa del prado, y había estado observando a la pareja desde hace un rato en la cocina.

—Van a hacerlo en cualquier momento, sólo hay que tener paciencia— dijo María Fernanda, amiga de Carmelia y Geraldo, quien también trabajaba en el restorán y estaba acompañando a Horacio.

—Cuidado que viene Amelia, no nos puede ver holgazaneando. Horacio sírveles la comida— dijo Joaquín.

—Hermana, ¿no me presentarás a tú novio?— dijo Horacio interrumpiendo la conversación para dejar el plato en la mesa.

—Horacio, por favor sólo somos amigos— dijo ella defendiéndose.

—Sí, ella me recomendó este lugar, el cual es muy hermoso por cierto. Tengo un amigo que es crítico de comida y sé que amara este lugar, dijo Geraldo.

—Oh, a mi papá, el dueño del restaurante, le encantaría eso, siempre hemos deseado que un crítico llegue al restorán. —

Mientras tanto, en la casa de los padres de Anabelén, nada iba bien, su padre estaba muy estresado después de lo ocurrido, y hablaba con su esposa acerca de ello.

—Le dimos un techo, le dimos oportunidades y nada, se rehúsa a hacer lo que nosotros queremos para ella. Te apuesto que su novio antiguo tiene que ver algo con esto. — Dijo el papa de la detective.

—Además, ¿qué estará haciendo en ese pasaje como policía? Ayer cuando salió de la casa, la vi subirse al auto de un desconocido. Oh no Juan, quizás él sea su otro novio— dijo la mama preocupada.

—Lo que sospechaba Analís sólo nos queda una cosa que hacer— Y Juan se dirigió a las sirvientas del hogar.

—Necesitaré a alguna de ustedes dos, que vayan a espiar a mi hija. Sara, irás tú. Mientras que tú Hortensia, te quedas con nosotros. — Dijo el, y llevo a Sara a una pieza aparte. —Te daré las indicaciones para que espíes a Anabelén y cada cierto tiempo, nos informaras sobre lo que pasa, y si algo grave ocurre, tendremos que tomar medidas extremas. —

—No se preocupe Don Juan, su hija estará en muy buenas manos, confíe en mí. — Le dijo la sirvienta.

Mientras tanto en el pasaje, Mortibel debatía internamente si hablar con Ana. Finalmente decidió que no había nada que perder y tocó a la puerta de su casa, frente a la cual había estado parado por algún tiempo. Ella se demoró mucho en abrir, y justo cuando él estaba a punto de rendirse y dar la vuelta, sintió que la puerta se movía.

—Ah, hola Morty, perdón por la demora, ¿quieres entrar?— Dijo Anabelén riendo nerviosamente.

— ¿Qué te pasa? pareciese que viste un fantasma. — Pregunto cuando noto la expresión en su cara y pálida que se veía.

—Definitivamente Morty, tuve una noche difícil. — Dijo ella mirando al suelo.

—Mírate incluso tienes mayores ojeras que Eduardo, mi ex mejor amigo. —

— ¡¿EDUARDO?! ¡¿EDUARDO CUÁNTO?!— Dijo Anabelén, quien se sobresaltó al oír el nombre.

—Eduardo Guzmán, ¿por qué?—

La detective estaba a punto de desmayarse del miedo, no sabía que Mortibel y Eduardo se conocían, no sabía que habían sido amigos, no sabía que Eduardo pudiese tenerlos.

—Umm, es que pensé que era otro Eduardo, un amigo de mi papá, en fin; ¿por qué es tú ex mejor amigo? ¿Qué fue lo qué pasó?— Pregunto ella tratando de parecer calmada.

—Pues Eduardo era amigo mío en la universidad, donde Joaquín, Tomás y Horacio iban también. Él tenía algo que nos hacía sentir incómodos a todos. Recuerdo que todos se reían de él, ya que sus padres no le dejaban ir a las actividades realizadas en la U y lo tratábamos por mamón, ya que cuando iba, su mamá lo acompañaba y lo seguía a todas partes. Nos teníamos mucha confianza, incluso él me contaba de sus peleas familiares y problemas amistosos, hasta que un día no pudo soportar como todos nos reíamos de él por no haber ido a la celebración de fin de semestre del baile escolar, donde según él, vio como yo bailé con su novia. Él estaba destrozado y nos amenazó a todos con la muerte y así perdí su confianza. Luego descubrí que me robaba dinero de los bolsillos y termine por cortar todos nuestros lazos. Quizás ahora es un ladrón con grandes ojeras— dijo el mientras reía. Pero la detective no se movió, estaba congelada del miedo y muy asustada. Con razón Eduardo sospechaba mucho de él. Ahora con mayor razón, debía proteger a Mortibel, cueste lo que cueste.

¿Quién mató a Policarpo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora